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La tragedia del Mediterráneo: un mar de cuerpos sin nombre

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Sociedad

Identificar los cadáveres de los inmigrantes que desembarcan en las costas europeas para poder devolverles su dignidad. Ése es el objetivo del proyecto internacional Mediterranean Missing, financiado por el Consejo para el Desarrollo de la Investigación Económica y Social. Cafébabel ha hablado con Giorgia Mirto, la responsable italiana del proyecto. 

Cadáveres sin nombre. Hombres, mujeres y niños arrancados de la vida y lanzados al olvido. Tragados por un Mediterráneo que cada vez se asemeja más a la antesala de la muerte. En la travesía que recorren los inmigrantes hacia Europa, cada día ocurren tragedias con cifras escalofriantes: desde comienzos de 2015 hasta la primera mitad de 2016 más de 6.600 inmigrantes se han ahogado o han desaparecido en el mar Mediterráneo. Y lo peor es que estos números aún van a crecer más. 

Un nuevo estudio realizado por la Universidad de York y por la City University de Londres, en colaboración con el Centro de Análisis de Datos sobre la Migración Mundial de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), demuestra que muchos de estos cadáveres nunca han sido identificados. Desaparecidos, como si jamás hubieran existido. Cuerpos sobre los cuales las familias no podrán derramar una lágrima. El proyecto Mediterranean Missing, financiado por el Consejo para el Desarrollo de la Investigación Económica y Social, nació para resolver esta crisis humanitaria. Su objetivo es identificar los cadáveres de los inmigrantes que desembarcan a diario en las costas europeas para devolverles la dignidad. Se ha logrado mucho, pero aún queda un largo camino lleno de obstáculos por recorrer.

¿En qué consiste Mediterranean Missing? ¿Cómo se lleva a cabo el proceso de identificación de un cadáver que yace en el mar, y qué es lo que la Unión Europea está haciendo para solucionar este problema?

Taza de café en mano, sentados en una mesa al lado del Teatro Massimo de Palermo, hablamos con Giorgia Mirto, una joven investigadora palermitana, responsable italiana del proyecto. Una muchacha de 29 años que, a pesar de su pequeña estatura, es gigante por su extraordinario compromiso cívico. Más curioso todavía es saber que Giorgia es sobrina del periodista Mauro De Mauro, secuestrado por la Cosa Nostra la noche del 16 de septiembre de 1970. Nunca más se supo de él. 

Un grupo de investigadores de varias nacionalidades ha trabajado en Lesbos y en Lampedusa para entender cómo las autoridades nacionales abordan la cuestión de los cuerpos de los inmigrantes fallecidos. "La investigación ha descubierto muchas deficiencias en la gestión de los supervivientes del viaje, pero sobre todo en el proceso de identificación de los cadáveres", dice Giorgia. Continúa: "Las pertenencias de los refugiados casi nunca son recogidas ni archivadas y quienes sobreviven no son interrogados por las autoridades. Tampoco existe un mecanismo internacional de intercambio de datos sobre los inmigrantes fallecidos, por lo que identificar los cadáveres es casi imposible." Este análisis es resultado de numerosas entrevistas a los representantes de las autoridades locales, médicos forenses, Cruz Roja, funerarias y ONG que se encargan de asistir a estas personas. Estas organizaciones denuncian serios problemas relacionados con la falta de políticas coordinadas y coherentes para resolver el drama de los fallecidos en el mar.  

Si el cadáver no es identificado, la fiscalía no libera el cuerpo

"Existen dos formas de actuar: la identificación visual y la científica" agrega la investigadora, quien cuenta cómo la primera la realizan los supervivientes,  y si es posible los parientes, mientras que la segunda la realizan expertos forenses a través de factores primarios como el ADN. "Desafortunadamente, los fiscales aceptan solamente la prueba científica, lo que genera repercusiones tanto a nivel burocrático como familiar". Si el cadáver no es identificado la fiscalía no firma la autorización para la liberación del cuerpo. "Para identificar a alguien se utilizan análisis que comparan elementos con quienes sí han sobrevivido. Lo que pasa es que comparar los datos ante mortem con los datos post mortem no siempre es posible" explica la investigadora. El porcentaje de la identificación de cadáveres es extremadamente bajo: en Italia se sitúa en torno al 14%. Los demás caen en el olvido. Datos que tienen que lidiar también con la falta de preparación de muchos municipios italianos, así como con políticas poco claras. "Los cuerpos tendrían que conservarse dentro de cámaras frigoríficas" destaca Giorgia, "pero esto no suele suceder. Al contrario, se ponen en bolsas mortuorias y se abandonan debajo del sol. La autopsia se ejecuta en la unidad de medicina forense o en el cementerio. Y precisamente el Palermo, como muchos otros en Italia, no está equipado para ejecutar las autopsias. A esto se le suman carencias habituales de agua y luz. En Lampedusa, por ejemplo, no tienen una morgue y los cuerpos se llevan hasta Agrigento, [en Palermo, a unos 250 kilómetros, ndlr], por lo que el recorrido complica aún más la fase del reconocimiento." 

Por cada cuerpo que se recupera y por todos aquellos perdidos en el mar, hay una familia que espera noticias. A menudo en vano. La esperanza y la desesperación se confunden, hasta convertirse en una única cosa. "Uno de los resultados de nuestra búsqueda" revela Giorgia "se relaciona con las familias y con lo que definimos como ambigüedad del luto. Hay familias que no saben si llorar o esperar. Esto provoca en los parientes inestabilidad emocional, ataques de pánico, ansiedad, depresión, dolores de cabeza e insomnio. Miles de personas están condenadas a la incertidumbre" continúa la investigadora al recordar emotivamente un niño de cinco años que no aceptaba la muerte de su padre.

"Europa no mueve un dedo"

La crisis continúa, pero la Unión Europea no parece reaccionar. Apenas tocamos el tema de la UE, Giorgia comienza a cambiar el tono de la voz. Ya no es tenue ni tranquilo, sino enfadado y brusco. "Europa no mueve un dedo, no nos apoya con financiación. Las operaciones las paga el estado italiano y los médicos que van a ayudar a quienes desembarcan lo hacen por sus propios medios, movilizados por el deseo de devolver la dignidad a los fallecidos". Según la responsable italiana de Mediterranean Missing, la Unión debería indicar a Italia cómo accionar y debería darle una ayuda económica, algo que claramente no sucede. Al contrario, "están contentos de que Italia se encargue de todo." La conclusión es amarga: "La UE y los estados miembros continúan negando ser responsables de los cuerpos y de la información necesaria para la identificación. Las familias tienen derecho a saber. Nosotros lo estamos intentando, pero estamos solos."

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Publicado por el equipo editorial de cafébabel Palermo.

Translated from La tragedia del Mediterrano: un mare di corpi senza nome