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La Salud no es una prioridad para el Gobierno

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A través del testimonio de un técnico internacional y de un usuario del sistema polaco de Salud descubrimos cuál es el estado de la Sanidad en Europa Central y Oriental.

Paulina Miskiewicz trabaja como coordinadora de programas para Polonia en la Oficina Regional Europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Varsovia. Por ello, conoce bien el Misterio de Sanidad polaco y nos explica las características de la sanidad pública en los países ex-socialistas, futuros miembros de la Unión Europea, y el tipo de sistema de salud pública de los PECO. En contraposición a su visión eminentemente técnica, un estudiante de derecho polaco de Cracovia, Marek Milewzki, subraya ciertas disfunciones prácticas del sistema sanitario de su país. El cruce de ambas perspectivas ofrece una visión panorámica sobre los problemas sanitarios de una Europa que está creciendo.

café babel: Sra Miskiewicz, como representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Polonia, podría usted hablarnos de los principales problemas y dificultades actuales de los sistemas sanitarios de los países de Europa central y oriental, los denominados PECOS?

Con la caída del comunismo, la problemática de los sistemas sanitarios cambian; todos los sectores deben integrarse a la economía de mercado. También el sistema de Salud. El sector debe dotarse de nuevas capacidades financieras. Antes de la independencia, seguíamos el conocido como sistema Semachko, que ofrecía un acceso gratuito a la atención sanitaria. Las bajas por enfermedad eran distribuidas por el Estado y los cuidados de atención primaria se dispensaban en los hospitales. En realidad, la Salud no era un sector prioritario en términos de PIB, las tasas de mortalidad eran altas y era un sistema muy costoso para el Estado. Tras la caída del Comunismo, los PECO tuvieron que ofrecer a la población servicios sanitarios eficaces. En Polonia se instauró el sistema “bismarckiano”, basado en la cotización tanto de los trabajadores como de los empresarios a los fondos de la Seguridad Social. Cotizando, se obtiene un acceso gratuito al sistema sanitario.

¿Cuál ha sido el papel de la OMS en la reforma del sistema sanitario polaco?

Un documento estratégico define cuáles son las prioridades de Polonia y la OMS intenta cubrir esas necesidades. La OMS lleva a cabo varios programas relativos, por ejemplo, a la seguridad alimentaria, la sanidad infantil y las políticas farmacéuticas. En 2002, además, se firmó un acuerdo bienal de colaboración entre el Ministerio de Sanidad y la OMS para desarrollar determinadas políticas como el Plan de Acción sobre el Alcohol; las infraestructuras o el desarrollo de sistemas (capacitación en materia de información sobre la salud). Asimismo, la OMS contribuye a poner en marcha una nueva legislación y herramientas de gestión. La OMS se hace cargo de la financiación y el Gobierno proporciona el personal, material, los equipos o la financiación complementaria. El Estado lo ha aceptado para responder a las necesidades de la población, pero no está obligado a ello.

En Polonia y los PECO, ¿se ha introducido el modelo europeo?

No exactamente. Cada país tiene necesidades específicas y la OMS trata de adaptar sus servicios. Pero de algún modo, las políticas de Sanidad llevadas a cabo en el marco de la OMS tienden a sustentarse en líneas directrices similares y a desarrollar indicadores e instrumentos que se adecuen al proceso de adhesión. De hecho, tenemos un “nuevo programa de sanidad pública” (2003-2008) vinculado a la Comisión Europea.

¿Piensa usted que Polonia podría llegar a instaurar un sistema liberal, dada la influencia del Banco Mundial en las cuestiones sanitarias?

Polonia ha puesto en marcha un sistema de tipo « bismarckiano », incluso si no lo es por completo. Además, ningún sistema es perfecto. El Banco Mundial tiene más actividad en el seno del Observatorio Europeo de la Sanidad o en el Partenariado Global por la Seguridad. Nosotros llevamos un cierto número de actividades en común porque somos agencias de Naciones Unidas, pero la OMS es la única agencia que tiene autoridad en materia de Sanidad.

Marek, como estudiante, ¿qué piensas del sistema sanitario polaco tras la caída del comunismo?

En general, los médicos tienen un buen nivel universitario y son competentes, pero el sistema sanitario se enfrenta a algunas dificultades. Su principal problema es la burocracia, que impide un acceso igualitario a los cuidados y pone en peligro su calidad. Además, desde que tenemos un Gobierno de izquierda, ya no existe el sistema de seguro médico. El Gobierno de Derecha había creado un fondo demasiado centralizado que, a veces, prestaba demasiada atención a la remuneración de los funcionarios. El Gobierno de izquierda, ha anulado este sistema y ha instaurado un nuevo fondo algo más descentralizado, pero que todavía está mal organizado. La Sanidad sigue sin ser una prioridad para el Gobierno.

También existe el problema de la corrupción. Habitualmente, si se quiere ser operado con rapidez, se tiene que desembolsar un dinero suplementario, pese a que, en teoría, el sistema es gratuito, dado que cotizamos para tener acceso a los cuidados médicos. Si queremos tener una enfermera durante una hospitalización, pasa igual. Es un círculo vicioso. Los profesionales sanitarios están entre los peores pagados en Polonia y acude a estas prácticas corruptas para obtener un sueldo decente. Hay que tener en cuenta, además, que los médicos son profesionales socialmente reconocidos que gozan de una fuerte protección. Incluso se ha llegado a hablar de una mafia médica.

Por supuesto, también hay buenos médicos, con ética, pero hay irregularidades. A las puertas de entrar en la Unión Europea no podemos hacer la vista gorda en relación a serias disfunciones. En este momento –es un caso extremo- hay un proceso abierto contra unos médicos acusados de haber asesinado a pacientes de edad avanzada. Gracias a ello, proporcionaban algunos clientes de más a ciertas funerarias que, a su vez, les recompensaban con una comisión.

Hoy en día, el hecho de que los pacientes tengan la posibilidad de llevar a un hospital ante la Justicia si un médico comete una falta es un punto positivo. Con anterioridad, el médico atacado estaba protegido por el corporativismo médico. Por tanto, hay más transparencia, pero todavía es necesario que los pacientes conozcan sus derechos. La asociación polaca Primum non nocere se encarga de este cometido. En este sentido, ha habido un progreso significativo. De todas formas, incluso si Polonia se integrara en la UE dentro de unos meses, las directivas europeas en materia de Sanidad no serán aplicadas. Habría que empezar por cambiar la mentalidad de la gente.

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Translated from « La santé n’est pas une priorité pour le gouvernement »