Participate Translate Blank profile picture
Image for LA REPÚBLICA CENTROAFRICANA NECESITA MÁS

LA REPÚBLICA CENTROAFRICANA NECESITA MÁS

Published on

Sociedad

La RCA cuelga de un hilo y apenas se aguanta gracias a la acción de las organizaciones humanitarias. Entrevistamos a diferentes responsables de organizaciones no gubernamentales, Médicos sin Fronteras (Francia), Oxfam, Action contre la faim y al Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (WFP en sus siglas en inglés) para que nos expliquen cómo están actuando sobre el terreno. 

Desde su independencia de Francia en 1960, la República Centroafricana (RCA) ha sido un país ines­ta­ble po­lí­ti­ca­men­te que ha vivido un golpe de Es­ta­do cada 10 años de pro­me­dio desde entonces. En la ac­tua­li­dad está vi­vien­do su peor cri­sis hu­ma­ni­ta­ria y su­frien­do ni­ve­les de vio­len­cia in­aguan­ta­bles. La vio­len­cia es­ta­lló en 2013 cuan­do la coa­li­ción Sé­lé­ka tomó el poder, co­me­tien­do gra­ví­si­mos abu­sos con­tra la po­bla­ción civil. Sur­gie­ron en­ton­ces los pri­me­ros en­fren­ta­mien­tos con los gru­pos de­no­mi­na­dos an­ti-ba­la­ka, de ma­yo­ría cris­tia­na y ani­mis­ta, los cua­les cul­pa­ron a la co­mu­ni­dad mu­sul­ma­na de las ac­ti­vi­da­des de los Sé­lé­ka. Y em­pe­za­ron las ma­sa­cres en ambos lados. Una cuar­ta parte de la po­bla­ción se ha visto obli­ga­da a des­pla­zar­se, mientras los muertos se cuentan por miles y la vio­len­cia sin freno ha devenido en gue­rra civil de tin­tes ét­ni­co-re­li­gio­sos.

UNA IM­PLI­CA­CIÓN DE LA CO­MU­NI­DAD IN­TER­NA­CIO­NAL “PRAC­TI­CA­MEN­TE INEXIS­TEN­TE”

En la Re­pú­bli­ca Cen­troa­fri­ca­na se han des­ple­ga­do 8.500 efec­ti­vos in­ter­na­cio­na­les, un número in­su­fi­cien­tepara res­ta­ble­cer la paz y la se­gu­ri­dad en el país. Para Emma Fan­ning, de Oxfam, el prin­ci­pal pro­ble­ma es que no hay su­fi­cien­te com­pro­mi­so di­plo­má­ti­co y que la coor­di­na­ción entre las di­fe­ren­tes mi­sio­nes en el país es de­ma­sia­do débil. Según Emma, tan solo hay "re­pre­sen­ta­ción di­plo­má­ti­ca fran­ce­sa, de la Unión Afri­ca­na y poco más, pro­vo­can­do que la co­mu­ni­dad in­ter­na­cio­nal no cuen­te con aná­li­sis de la si­tua­ción y no sepa cómo ac­tuar". Por su parte, Lu­ci­le Gros­jean, de Ac­tion con­tre la faim (Acción contra el hambre) sus­cri­be esta opi­nión y pre­ci­sa que la coor­di­na­ción entre las di­fe­ren­tes ONG, mi­sio­nes di­plo­má­ti­cas y fuer­zas mi­li­ta­res ha ido cre­cien­do poco a poco pero que aún hace falta tra­ba­jar para for­ta­le­cer los víncu­los. La falta de com­pro­mi­so po­lí­ti­co tam­bién se critica desde Mé­di­cos Sin Fron­te­ras (MSF), cuyo pre­si­den­te acusó di­rec­ta­men­te en un co­mu­ni­ca­do al Con­se­jo de Se­gu­ri­dad de las Na­cio­nes Uni­das y a la Unión Afri­ca­na por su "débil mo­vi­li­za­ción para lu­char con­tra la vio­len­cia que está des­ga­rran­do el país".

ECO­NO­MíA DE GUE­RRA y un millón de desplazados

La cri­sis en la RCA es una de las emer­gen­cias hu­ma­ni­ta­rias peor fi­nan­cia­das, según la agen­cia para los re­fu­gia­dos de las Na­cio­nes Uni­das, ACNUR. La ac­ción de las ONG en el te­rreno se ha con­ver­ti­do en "da­ma­ge con­trol" (control de daños), tal y como lo ca­li­fi­ca Lu­ci­le. La co­mu­ni­dad mu­sul­ma­na re­pre­sen­ta­ba el grue­so de ma­yo­ris­tas, im­por­ta­do­res y ex­por­ta­do­res de ali­men­tos pero tras su huída ma­si­va de Ban­gui, la ca­pi­tal del país, el mer­ca­do in­te­rior de ali­men­tos se pa­ra­li­zó. Lu­ci­le nos ex­pli­ca cómo los "pe­que­ños mer­ca­dos han des­a­pa­re­ci­do casi por com­ple­to y el país se ha su­mi­do en una au­ten­ti­ca eco­no­mía de gue­rra". Re­cons­truir el mer­ca­do in­te­rior de ali­men­tos será un pro­ce­so que to­ma­rá apro­xi­ma­da­men­te 18 meses según el Programa Mundial de Alimentos (WFP), die­ci­ocho meses en los que se ne­ce­si­ta­rá apoyo hu­ma­ni­ta­rio, lo cual su­po­ne un es­fuer­zo enor­me para las diferentes organizaciones no gubernamentales. En cuanto a la agri­cul­tu­ra del país, la FAO tiene pre­vis­to dis­tri­buir se­mi­llas a 76.000 fa­mi­lias y ra­cio­nes de co­mi­da a los mis­mos be­ne­fi­cia­rios. Esta es­tra­te­gia se debe a que una parte de las se­mi­llas van a ser in­ge­ri­das. La re­pre­sen­tan­te de Ac­tion con­tre la Faim cri­ti­ca las pri­sas en la re­par­ti­ción de se­mi­llas para la tem­po­ra­da de siem­bra ya que "no ha ha­bi­do el apoyo téc­ni­co ni el se­gui­mien­to ne­ce­sa­rio para ase­gu­rar­se de que éstas vayan a ser cul­ti­va­das y no con­su­mi­das".

Además, un cuar­to de la po­bla­ción se ha visto obli­ga­da a des­pla­zar­se o re­fu­giar­se en los paí­ses ve­ci­nos: más de 935.ooo personas han tenido que abandonar sus hogares, según informaba ACNUR a principios de este año. La im­pre­vi­si­bi­li­dad de los bro­tes de vio­len­cia ha hecho que mu­chas fa­mi­lias teman vol­ver a sus casas y pre­fie­ran que­dar­se en los cam­pos de re­fu­gia­dos. Según al­gu­nos ob­ser­va­do­res en el te­rreno, al pro­pio drama del país se le suma el pe­li­gro de re­gio­na­li­za­ción del con­flic­to. Emma Fan­ning nos cuen­ta cómo la ele­va­da con­cen­tra­ción de gente y la con­vi­ven­cia entre los re­fu­gia­dos y la co­mu­ni­dad local está crean­do nue­vas ten­sio­nes: Parte de la co­mu­ni­dad de des­pla­za­dos en el Chad, por ejem­plo, ha emi­gra­do con sus re­ba­ños, que com­par­ten pas­tos con los lo­ca­les, una situación que ha dado lugar a nue­vas fric­cio­nes. Emma ase­gu­ra fir­me­men­te que "si no se pres­ta su­fi­cien­te aten­ción, hay una gran po­si­bi­li­dad que la in­se­gu­ri­dad se ex­tien­da a paí­ses ve­ci­nos, lo que di­fi­cul­ta­rá to­da­vía más la es­ta­bi­li­za­ción de la RCA".

EL TRA­BA­JO HU­MA­NI­TA­RIO, UN HE­ROI­CO OFI­CIO

El tra­ba­jo del per­so­nal hu­ma­ni­ta­rio, así como el de los pe­rio­dis­tas en el país, se rea­li­za en un con­tex­to de má­xi­ma in­se­gu­ri­dad. El pa­sa­do mes de abril tres coope­ran­tes de Médecins sans frontières (MSF) mu­rie­ron en un ata­que al cen­tro hos­pi­ta­la­rio donde tra­ba­ja­ban. Mat­hieu For­toul, res­pon­sa­ble de Co­mu­ni­ca­ción de MSF en la Re­pú­bli­ca Cen­troa­fri­ca­na, nos ex­pli­ca­ba una se­ma­na des­pués de estos he­chos que "la in­se­gu­ri­dad y los cam­bios que vive el país son enor­mes", lo que les obli­ga a cam­biar el equi­po hu­mano "cada dos o tres meses". Mathieu destacó que las organizaciones tienen que enfrentarse al hecho de que la RCA "es un país del que no se habla mucho". "Los medios franceses hablaron mucho en diciembre, sí, y también ahora a raíz del asesinato de [la fotoperiodista francesa] Ca­mi­lle Le­pa­ge y de la intervención del ejército francés, pero los otros medios hablan bastante poco, el conflicto no está muy mediatizado", denunció el responsable de MSF, quien añadió que sobre el asesinato de Camille Lepage, a quien conocía personalmente, apenas se ha hablado en los medios locales. 

Según Mat­hieu, el país tiene gru­pos en­fren­ta­dos con in­tere­ses ex­tre­ma­da­men­te di­ver­gen­tes y sin coor­di­na­ción al­gu­na. Este hecho pro­vo­ca que "aun­que nues­tros coope­ran­tes con­si­gan un in­ter­lo­cu­tor que les ase­gu­re que la zona está se­gu­ra, no saben quién habrá de­trás ni quién con­tro­la­rá a los hom­bres ar­ma­dos más allá". Emma Fan­ning, de Oxfam, incide en la misma idea y ex­pli­ca que los di­fe­ren­tes gru­pos ar­ma­dos no tie­nen es­truc­tu­ra de mando y eso les im­po­si­bi­li­ta ne­go­ciar el ac­ce­so se­gu­ro de sus tra­ba­ja­do­res a cier­tas zonas.

A pesar de poner su vida en ries­go, Mé­di­cos sin Fron­te­ras cuen­ta con 2.240 tra­ba­ja­do­res, na­cio­na­les e in­ter­na­cio­na­les, en 16 lo­ca­li­da­des di­fe­ren­tes a lo largo del país. El res­pon­sa­ble de MSF pre­ci­sa: "Rea­li­za­mos unas 1.000 con­sul­tas mé­di­cas y diez par­tos al día. A pesar de la in­se­gu­ri­dad, aún es po­si­ble tra­ba­jar, y esta es la prue­ba". El pre­su­pues­to de la MSF para la Re­pú­bli­ca Cen­troa­fri­ca­na es de 40 mi­llo­nes de euros, una cifra incluso su­pe­rior a la del Mi­nis­te­rio de Sa­ni­dad del país. Mat­hieu quie­re dejar claro que nunca ha visto una res­pues­ta pa­re­ci­da: "A día de hoy es­ta­mos tra­ba­jan­do al lí­mi­te, pero no hemos ve­ni­do aquí para sus­ti­tuir la fun­ción del Es­ta­do, sino que es­ta­mos en mi­sión mé­di­ca de ur­gen­cia".

Por otro lado, Lu­ci­le Gros­jean re­mar­ca la gra­ve­dad de la si­tua­ción ali­men­ta­ria, ám­bi­to en el que se cen­tra el tra­ba­jo de su or­ga­ni­za­ción. Du­ran­te el mes de enero Ac­tion con­tre la faim trató a 1.000 niños con malnu­tri­ción se­ve­ra, en fe­bre­ro fue­ron 1.200 y en el mes de marzo la cifra ascendió a los 1.600. Ante estos nú­me­ros, Lu­ci­le con­clu­ye que "la malnu­tri­ción en la RCA es un pro­ble­ma gra­ví­si­mo, la gente no tiene co­mi­da y mu­chos se han ali­men­ta­do a base de hojas du­ran­te de­ma­sia­do tiem­po”. El vacío que se está crean­do en la eco­no­mía local, la agri­cul­tu­ra y la es­truc­tu­ra es­ta­tal se ha alar­ga­do tanto que no se sabe cuán­to tiem­po lle­va­rá re­cons­truir­lo.

¿SE ESTÁ HA­CIEN­DO TODO LO PO­SI­BLE?

Ban Ki Moon, se­cre­ta­rio ge­ne­ral de las Na­cio­nes Uni­das, lamentó el pasado abril durante un discurso en Bangui que "la co­mu­ni­dad in­ter­na­cio­nal falló a la gente de Ruanda hace 20 años" y advirtió de que "co­rre­mos el ries­go de no hacer su­fi­cien­te hoy para la gente en la Re­pú­bli­ca Cen­troa­fri­cana". Ese mismo mes el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó el despliegue de una fuer­za de 12.000 cas­cos azu­les el próximo mes de septiembre en la RCA. Con todo, Emma Fan­ning, de Oxfam, enfatizó en que es cru­cial que se mejore la coor­di­na­ción entre las dis­tin­tas mi­sio­nes en­via­das al país de forma inmediata. En la ac­tua­li­dad, la RCA cuen­ta con las mi­sio­nes li­de­ra­das por Fran­cia, co­no­ci­da como "mi­sión San­ga­ris", la de Unión Afri­ca­na, "M.I.S.C.A."; y la de la Unión Eu­ro­pea, "EUFOR".

Emma cri­ti­ca que ac­tual­men­te estas mi­sio­nes están ex­tre­ma­da­men­te mal equi­pa­das y mal co­mu­ni­ca­das. Según la res­pon­sa­ble de Oxfam, la M.I.S.C.A. no dispone de los re­cur­sos ne­ce­sa­rios para pro­te­ger a la po­bla­ción pues no cuen­ta con fuer­za aérea y tiene pé­si­mas co­mu­ni­ca­cio­nes por radio, es­tan­do en oca­sio­nes "peor equi­pa­da que las or­ga­ni­za­cio­nes hu­ma­ni­ta­rias". La prin­ci­pal preo­cu­pa­ción de Emma es que el Con­se­jo de Se­gu­ri­dad de la ONU se aco­mo­de con su de­ci­sión de en­viar cas­cos azu­les sin ase­gu­rar­se de que las he­rra­mien­tas lle­gan, de que se tra­ba­ja en la coor­di­na­ción de las dis­tin­tas fuer­zas y de que se con­si­gue la fi­nan­cia­ción ne­ce­sa­ria. De ma­ne­ra con­tun­den­te, Emma con­clu­ye: "Esto ne­ce­si­ta ha­cer­se ahora, no en se­tiem­bre, o ya será de­ma­sia­do tarde".

El pa­sa­do 24 de julio los gru­pos ar­ma­dos Sé­lé­ka y An­ti-Ba­la­ka acor­da­ron un alto al fuego. A la es­pe­ra de ver si la vio­len­cia cesa por fin en el país, la emer­gen­cia hu­ma­ni­ta­ria sigue em­peo­ran­do. El per­so­nal de las or­ga­ni­za­cio­nes no gu­ber­na­men­ta­les en el te­rreno, los hé­roes sin nom­bre que so­co­rren y sal­van vidas, exi­gen a la co­mu­ni­dad in­ter­na­cio­nal más im­pli­ca­ción, más fi­nan­cia­ción, más ayuda. La Re­pú­bli­ca Cen­troa­fri­ca­na ne­ce­si­ta más.

*Las en­tre­vis­tas al WFP, OXFAM, Ac­tion con­tre la faim y MSF se rea­li­za­ron du­ran­te los meses de abril y mayo de 2014. El pro­gra­ma Mun­dial de Ali­men­tos de las Na­cio­nes Uni­das no res­pon­dió a todas nues­tras pre­gun­tas al no po­der­se po­si­cio­nar po­lí­ti­ca­men­te.