La honestidad se mide por la cartera
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Sales a la calle, un, dos, tres y hasta cuatro pasos más allá. Hop. Te encuentras una cartera, sola, abandonada y reluciente. Miras a un lado, al otro. ¿Me mira alguien? ¿No me mira? Me están mirando, sí, seguro. Sudores fríos. Pum, pum, pum. Sientes cómo te late la sien. Un momento, te acuerdas que hoy no te has puesto las gafas y que en la distancia sólo ves cosas borrosas. ¿Cojes la cartera?
Imaginemos que a una revista de tirada mundial le da por un hacer un experimento. Imaginemos que lo que quieren testar es la honestidad de las personas. Imaginemos que lo primero que se les viene a la cabeza es a través del dinero, poderoso caballero. Hasta aquí la imaginación, basta con comprobar qué harían las personas de algunas de las ciudades más importantes del mundo si encuentran en la calle una cartera con un nombre, número de teléfono, tarjetas de crédito, tickets y 50 dólares ( 37 euros ) esperando a ser gastados en la tienda más cercana. O no. Según este estudio, que repartió 12 carteras por calles, plazas y mercados de medio mundo, de 16 ciudades testadas, sólo en Helsinki 11 fueron devueltas a su propietario. Nórdica honestidad. En el otro lado de la balanza, Lisboa. Parece que la ciudad a orillas del Tajo, de los fados y los tranvías no se libra y los pasteles de Belém no les hacen ser más honestos. Sólo 1 de esas 12 carteras fueron devueltas. Quizás los 50 euros sirvieron para algún sacrificio de la Troika. Quién sabe.
En la lista de ciudades de la Unión Europea que aparecen en el estudio, y que incluimos en nuestra ilustración, también aparecen Madrid, Praga, Bucarest, Varsovia, Londres, Liubliana, Amsterdam, Berlín, Budapest y Helsinki.
Ilustración por Adrien Le Coärer