La guinda del pastel
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Alba MateosPorqué Casanova, el rompecorazones por excelencia de Europa, no se llevaba bien con todo el mundo
El seductor italiano Casanova sentía debilidad no solo por las féminas, sino que también perdía la cabeza por las cerezas. Nunca se cansaba de unas ni de otras. Aún hoy sus sucesores italianos siguen el lema del donjuán: Le donne sono come le ciliegie: una tira l’altra (Las mujeres son como las cerezas: una te lleva a otra).
Este italiano sabía cómo conquistar el corazón de las finas damas venecianas y les prometía en sus paseos en góndola por Venecia le temps des cerises (el tiempo de las cerezas, es decir, buenos momentos). Si, a pesar de sus artes de seducción, las mujeres le daban calabazas, Casanova no cejaba en su empeño y had a second bite at the cherry (lo intentaba una segunda vez).
Casanova pronto fue conocido en el extranjero por volver locas a las mujeres. La guinda del pastel, es decir la ciliegina sulla torta (en italiano), die Kirsche auf der Sahnetorte (alemán), la cerise sur le gâteau (francés) o wisienka na torcie (polaco) de sus conquistas por Europa fue to pop a girl’s cherry ('desflorar' a una chica una chica).
También en la ciudad de los canales sabían mejor las cerezas del jardín vecino. No es de extrañar que no se llevara bien con sus vecinos y es así cómo la pelea de gallos entre los celosos venecianos y su competidor estuvo servida. Llegaron para el rompecorazones temps des noyaux (tiempo de huesos de cereza, es decir, tiempo de vacas flacas). Le hubiera ido mejor si hubiera buscado la lejanía del país de los cerezos en flor (kraj kwitnącej wiśni) y hubiera huido a Japón.
Translated from Casanovas Kirschen