La guerra fría vuelve a suelo checo
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soraya garcía bernardoSin contar con la amplia oposición de la población ni la cólera de los futuros vecinos, una estación de radar para la defensa antimisiles de Estados Unidos podría ser instalada en Praga.
“Estoy en contra de esta base de radar”, explica Michal, un estudiante de economía de 21 años. “No me gusta ver a los americanos hurgando en nuestro territorio. No queremos soldados que no sean checos sobre nuestro suelo ¡ya hemos padecido demasiada ocupación extranjera durante el siglo pasado!” Sus compañeros no están de acuerdo. “Los americanos han ayudado mucho a la República Checa, es normal devolverles el favor ahora”, piensa Thomas, de 22 años. Para Ondra, de 21 años, los Estados Unidos son un aliado de excepción para su país. “Es el único país que puede garantizar la defensa de la democracia en el mundo. Europa ya no nos inspira tanta confianza tras el tratado de Múnich, en el que Francia y Gran Bretaña nos dejaron en manos de Hitler”. Los tres estudiantes discuten en un bar, en el centro de Praga. Según las encuestas, cerca de dos tercios de la población checa se opone a la instalación de esta base de radar americana.
Una manifestación en contra de la base en Praga a finales de marzo (Foto: ©Sandra Wickert)
Una situación compleja
Para quedar protegido de los países enemigos (Irán a la cabeza), Estados Unidos espera completar su escudo antimisiles instalando algunos radares en la República Checa y diez lanzamisiles interceptores en Polonia. El gobierno checo, por su parte, se muestra profundamente dividido a propósito de la cuestión. El mayor partido de la coalición, el Partido Demócrata Cívico (ODS, de derechas), ha manifestado su apoyo al proyecto, que, sin embargo, ha sido rechazado por el partido de los Verdes y ha provocado dudas entre los diputados del Partido Demócrata-Cristiano (KDU-CSL). Respecto a los principales partidos izquierdistas, en la oposición, el Partido social-demócrata checo (CSSD) y el Partido comunista (KSCM), se oponen rotundamente a esta iniciativa americana y claman por la organización de un referéndum sobre el tema.
Entre tanto, Rusia, siente que se convierte en objeto del espionaje americano, se crispa y saca de nuevo a volar los bombarderos de largo radio de acción (capaces de transportar misiles nucleares) y amenaza con retirarse del Tratado sobre la eliminación de misiles de corto y medio alcance (FNI) firmado por Gorbachov y Reagan en 1987. En medio, una Europa que, a pesar de que este tratado bilateral pueda tomar cuerpo en la OTAN (para darle más consistencia) ve, sin decir gran cosa, cómo se establece esta relación privilegiada entre sus países del Este y Estados Unidos.
Tonda, de 27 años, es estudiante de derecho y la portavoz de los jóvenes del partido de centro-izquierda CSSD. Para él no cabe duda: “no creemos que esta base vaya a usarse contra Irán o Corea como afirma el gobierno, puesto que el único país que tiene misiles de alta tecnología es Rusia”.También es partidario de convocar un referéndum sobre el asunto. Está en juego algo de extrema importancia: “esas bases en Polonia y en la República Checa van a aumentar la tensión entre Estados Unidos y Rusia; ¡nosotros no queremos vernos en el medio de una guerra fría!”
Oficiales checos en apuros
En el Ministerio de Defensa tienen dificultades para convencer a los periodistas extranjeros. Janem Pejskem, jefe del servicio de prensa, asegura que los dos tratados negociados con los americanos (uno sobre la base en sí, el otro sobre la condición del personal americano en suelo checo) serán enviados al Parlamento. Reconoce el problema de jurisdicción que va a representar para el personal americano, que alcanza la cifra de 200. Según Pejskem, el objetivo de esta base es “la protección de Europa contra los misiles de largo alcance”; una respuesta rebosante de bondad pero que no explica el papel inexistente de Europa en el proyecto. Al insistir un poco más, Janem acaba confesando que este proyecto cuenta con el apoyo de pocos países, incluso entre sus aliados.
Grafiti en Praga: Yankees & Radar go home! (Foto: ©Anton de Young/flickr)
Respecto a Rusia, el aprieto en que se encuentra la República Checa es más que evidente. Para tranquilizar a Putin, Estados Unidos le ha propuesto que oficiales rusos visiten de vez en cuando la base de radar para asegurarse de que no están apuntando contra su país. Una sugerencia impensable para los checos, que, tras decenios de ocupación soviética, rechazan ver un solo militar ruso pisando su país. “Una cuestión muy peliaguda”, suelta Janem Pejskem. En cualquier caso, si los tratados son firmados y votados por el Parlamento en 2009, la construcción de la base comenzaría en 2009 y acabaría en 2011 o 2012.
La ciudad de los irreductibles
Entrada de la base militar : en tres años, este bosque habrá desaparecido (Foto: ©Agnès Baritou)
Vamos en dirección a Brdy, a 90 kilómetros de Praga. Un grafiti “EEUU terroristas” sobre una pared avisa de una atmósfera diferente. A 400 metros del bosque que marca el comienzo de la base militar sobre la que se edificarían las instalaciones, el pueblecito de Trokavec lucha contra esta enorme máquina que amenaza con destruir su tranquila vida. Jan Neoral, a sus 66 años, es un alcalde lleno de vigor que no se deja embaucar por el gobierno. Las mentiras de este último han salido a la luz: la superficie del lugar, por ejemplo, pasó de 2 a 400 hectáreas y, poco después, la cifra era de 200, según el ministro de Defensa… Algo similar pasa con el funcionamiento del radar: la energía que desprende ha pasado oficialmente de 170 kilovatios a 10 megavatios. Pero, según el alcalde, bien al tanto gracias a una formación radiofónica, las pulsaciones emitidas por el radar van a alcanzar los 200 gigavatios.
Las consecuencias de esto serían un aumento de los índices de cáncer y leucemia, impacto catastrófico sobre agua, flora y fauna. Pero los temores del alcalde también se refieren al hecho de que esta base podría convertir a su región en un objetivo militar. “Si se declara la guerra, ¿qué es lo primero que se destruye? La base del radar. Una sola arma nuclear contra la base y es el fin de la República Checa”. En asociación con los alcaldes vecinos, Jan Neoral lucha contra el proyecto americano. Mantiene contacto con científicos americanos, se ha desplazado hasta el Parlamento Europeo y ha presionado al Parlamento checo para votar contra el proyecto. Decepcionado, concluye: “el general Obering, responsable de la Agencia de Defensa de Estados Unidos, se ha justificado ante el Parlamento Europeo diciendo que es mejor destruir cohetes en la estratosfera que en la ciudad. Se ha olvidado de añadir que para él, la estratosfera es Europa y la ciudad, Estados Unidos”.
Este documento oficial, hecho por el general Obering, responsable de la Agencia de Defensa de Misiles de Estados Unidos, muestra como se destruirán los misiles en caso de que sean lanzados desde Irán gracias a las dos bases de Polonia y República Checa (Photo: ©US Missile Defense Agency)
Artículo escrito con la ayuda de Ondej Dank
Translated from Retour de la guerre froide sur le sol tchèque