La gente no quiere ni oir hablar de lo que pasa en las cárceles
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alberto de franciscoPrisiones de vergüenza, privación de los derechos de los reclusos..., temas abordados “a pie de cárcel” por los estudiantes de la asociación francesa de ayuda a los presos (GENEPI).
Clémence Patureau es una estudiante más..., al menos en apariencia, pues desde 2004 está al frente de GENEPI, una agrupación francesa de estudiantes especializada en la enseñanza a personas sometidas a penas de prisión. Esta asociación, creada en 1976 como consecuencia de los motines surgidos dos años antes en gran número de prisiones galas, trata de incidir en la reinserción social de los reclusos, llevando a cabo funciones docentes y actividades culturales y formativas en el interior de los centros penitenciarios franceses.
¿Cuáles son los aspectos diferenciadores de una asociación como GENEPI?
GENEPI es una de las mayores asociaciones de estudiantes en Francia y sobre todo, la mayor de todas las que operan en el ámbito de las prisiones. Está presente en todo el territorio nacional y reagrupa a unos doscientos voluntarios, de los cuales, trece prestan sus servicios a tiempo completo. Trabajamos en unos ochenta establecimientos penitenciarios y entre nuestros objetivos se encuentra el de intentar ser un punto de unión entre las asociaciones que operan a pie de calle, como la asociación de visitantes de prisiones, y las estructuras más militantes a nivel político que proporcionan información u operan como medios de presión, como el Observatorio Internacional de Prisiones (OIP). Otro signo distintivo de nuestra asociación reside en el hecho que GENEPI está dirigida en exclusiva por estudiantes.
¿Existe algo parecido a GENEPI en otros países europeos?
En Europa existen otras asociaciones de estudiantes que intervienen en el ámbito penitenciario. Por ejemplo la Fundación “Uventa”, en Rusia, desarrollada por un grupo de estudiantes que imparten clases de filosofía y psicología a los reclusos, o una asociación italiana que organiza café-debates entre internos y estudiantes en las cárceles del norte del país. Existen numerosas iniciativas locales en Europa, pero ninguna asociación de una envergadura nacional como la de GENEPI.
Unas reglas penitenciarias europeas básicas fueron adoptadas por unanimidad por parte de los 46 Estados miembro del Consejo de Europa en 2006. ¿Puede constatar, a través del trabajo que llevan cabo en su asociación, la existencia de violaciones sistemáticas del contenido de dichas reglas?
De hecho, las reglas que han de aplicarse en el ámbito penitenciario a las usted alude son mucho más exigentes que las reglas europeas que operaban desde 1987. El objetivo de esas nuevas disposiciones es mirar hacia delante en un tema tan espinoso como éste, aunque es cierto que su contenido no se respeta. Así, por ejemplo, la falta de medios no podría justificar en ningún caso las condiciones de los internos sometidos a penas privativas de libertad con clara vulneración de los Derechos Humanos. En lugar de hablar de la privación de derechos de los reclusos, el Consejo de Europa trata de darle la vuelta a este principio y afirmar que los presos sí tienen derechos, salvo el ejercicio de su libertad deambulatoria.
Podría considerarse que Francia es una excepción europea en el tratamiento del tema carcelario?
No. Francia es un mal ejemplo en el tema penitenciario respecto del resto de los países del Consejo de Europa, pero es un país que suscribe siempre la política global de otros países europeos que utilizan masivamente el recurso a la pena de prisión, cuentan con problemas añadidos de sobrepoblación carcelaria y no terminan de ver con buenos ojos la sustitución de las penas de cárcel por la aplicación de otro tipo de penas alternativas a la prisión. La única diferencia con aquellos países es que en Francia se intenta ocultar a la sociedad la situación real de sus prisiones. En realidad, la gente no se siente afectada, ni quiere saber lo que ocurre tras los muros de una cárcel. La administración penitenciaria, por otro lado, se avergüenza de ello y lo oculta. En Suecia, por el contrario, la propia administración penitenciaria aplica el principio de publicidad sobre todo lo que tiene que ver con las prisiones, y no tiene miedo a la hora de sacar a la luz pública los datos que hacen referencia a sus cárceles.
Translated from « Les gens ne veulent pas voir ce qui se passe dans les prisons »