La Europa de nuestros jóvenes o el caos
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Se levanta el telón y aparecen seis intelectuales y Juan Luis Cebrián, presidente del grupo español de comunicación PRISA. Se dirigen a un anfiteatro parisino dominado por las calvas. No, no es un chiste: es la presentación del manifiesto Europa o caos, una reflexión de las gentes del ayer sobre la oscuridad del mañana.
20 h. Las cámaras de ARTE encienden el piloto rojo. Bernard-Henri Lévy se acomoda en un sillón situado en el medio de un escenario en el que destaca la presencia de Umberto Eco, puro en la boca. Detrás de sus cabezas se proyecta una imagen del mapa de Europa sobre el que se lee: Europe ou chaos? (¿Europa o caos?). La sombra que estas letras dibujan es tan lúgubre como el manifiesto que estos intelectuales —entre los que figura una sola mujer— vienen a presentar. Se trata de un texto que firman sabios de la talla de Fernado Savater, Salman Rushdie o Antonio Lobo Antunes. Entre tanta retórica, parece haber un mensaje: más integración política o muerte de la Unión Europea.
Sin embargo, de este texto apenas se habla esta tarde en París. Cada invitado utiliza su turno de palabra para opinar acerca del todo y la nada, de ellos mismos y de la paz. Juan Luis Cebrián arremete contra la sumisión de las instituciones europeas ante el paro —¿será que las víctimas de su ERE no cuentan?—, Peter Schneider aboga por crear una Europa de los ciudadanos y Umberto Eco se remonta a la “idea impensable” de la guerra en la actualidad.
Del futuro, en realidad, poco se dijo. Dos estudiantes del Colegio de Europa intentaron aportar sentido común y frescura a un falso debate anquilosado en el pasado y repleto de frases típicas y utópicas. Sus preguntas, centradas en el olvido de la juventud en el discurso de la Europa de nuestros padres no solo no encontraron respuesta, sino que despertaron una actitud a la defensiva por parte de algunos ponentes.
A las 22.30 h, la conversación se daba por finalizada. Los eurófilos del público daban las gracias por su iniciativa a estos intelectuales, que abandonaban el escenario henchidos de placer por haber contribuido a despertar conciencias. De la pérdida de derechos sociales, el cada vez mayor empobrecimiento de las clases medias o la frustración de la generación de jóvenes mejor formada, los invitados parecían saber poco o nada.
No es que ellos tengan la culpa de ser viejos sabios o de estar anclados en la Europa del pasado, pero no deja de ser un anacronismo escuchar a unas viejas glorias, con perdón, debatir sobre el futuro de una Unión Europea cuya presente realidad parecen desconocer. Quizás lo que necesitamos es menos poesía y más acción, claro que ¿para qué hablar de los desafíos del ahora cuando pueden aferrarse a la Europa de Kohl, Mitterrand o De Gaulle?
Imágenes: portada, (cc) Jan Prax/Flickr; texto, © cortesía de ARTE. Vídeo: EUXTV/YouTube.