La democracia murió en Madrid
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Los atentados de pesadilla de Atocha, El Pozo y Santa Eugenia han sacudido la sociedad europea en vísperas de citas electorales. Ninguna elección en la UE estará ya libre del miedo.
Europa ya tiene su propio icono del terrorismo. La psicosis antiterrorista ha llegado al viejo continente. Los centenares de cadáveres de Madrid obligarán a importar el autoritarismo democrático de los EEUU tras el 11-S y de la Rusia de Putin con los atentados de fundamentalistas chechenos. La locura asesina puede imponer la exigencia de una dudosa hiperseguridad a cambio de una segura infralibertad.
España acudió a votar con lágrimas en los ojos y eso quizá modificó el resultado de las elecciones. Los sondeos de antes del atentado daban como vencedor al Partido Popular de Mariano Rajoy. El horroroso asesinato de 200 personas en Madrid cambió muchas papeletas y movilizó a los indecisos. El pueblo europeo ya no volverá a votar libremente. Y votar con miedo no es democracia. A la sensación de ser objetivo del fanatismo se une el desconcierto ante el asesino desconocido. Al Qaeda, el terrorismo en franquicias, nada tiene que ver con los terrorismos nacionales como ETA o el IRA. Su llegada a Europa supone un brutal impacto psicológico. En el caso español al dolor se suma la desorientación causada por la ruptura de la tradicional fórmula terrorismo=ETA.
Psicosis en Europa
El temor a nuevos atentados ha hecho que cientos de militares y policías se sumen al dispositivo de seguridad antiterrorista Vigipirate en Francia, en alerta roja en estaciones y aeropuertos. París ya vivió un ensayo del atentado del 11-M, el 25 de julio de 1995, en la estación de tren de cercanías (RER) de Saint Michel. El impacto de los atentados de Madrid podría influir en las elecciones regionales francesas de la próxima semana.
El pavor se extiende por Europa. El principal aeropuerto de la capital alemana, el Berlin-Tegel fue desalojado tras una falsa amenaza de bomba. Portugal se plantea que aviones F-16 patrullen el espacio aéreo durante los partidos de la Eurocopa de fútbol de 2004. El ministro del interior italiano, Giuseppe Pisanu, aumentará el número de policías de paisano y de cámaras de televisión de circuito cerrado en estaciones, aeropuertos y centros comerciales. El gobierno italiano ha movilizado desde el 11-M a 4000 soldados para patrullar los puntos de riesgo.
Gran Bretaña está en estado de alerta. Las estaciones de tren y de metro de Londres están llenas de carteles que preguntan "¿A quién pertenece este bolso? Si algo le parece sospechoso, avise". Londres podría ser la próxima y los expertos ya han elaborado una lista con 350 posibles objetivos, entre ellos 15 centrales nucleares, el edificio del Parlamento y Downing Street.
El presidente del Comité Olímpico Internacional, Jacques Rogge, ha afirmado que los atentados de Madrid imponen una revisión de los dispositivos de seguridad para los Juegos Olímpicos de Atenas. Grecia ha hecho un llamamiento a la OTAN para que colabore en la seguridad de los Juegos, que se celebrarán entre el 13 y el 29 de agosto. Grecia también solicitó ayuda a la agencia nuclear de la ONU ante posibles amenazas nucleares terroristas.
Olvido o miedo
Europa ya toma en serio la amenaza y medirá sus actos. No habrá más guerras limpias que antes o después se manchan de sangre. El instinto de autodefensa llevará a la sumisión de los Estados. Los aspirantes al poder darán prioridad a la política antiterrorista frente a la educación, la economía. Las futuras campañas electorales en Europa especularán con el miedo.
Ya ha sucedido más veces, el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 en España exacerbó el miedo al retorno del franquismo y provocó la primera victoria del PSOE de Felipe González en 1982. Cualquier país puede ser el próximo en el que la violencia haga temblar las urnas.
Europa no lo tiene fácil, sus democracias parecen tener que elegir ahora entre el olvido o el miedo. Expertos de los servicios de inteligencia de numerosos países se reunirán en los próximos días en una cumbre policial antiterrorista en Madrid. La UE desecha la opción del modelo justicia infinita estadounidense. Se aumentará la cooperación policial, la colaboración judicial y las medidas contra el financiamiento del terrorismo. Sin miedo ni olvido. Toda Europa contra los asesinos. La democracia europea aún puede resucitar.