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La cara social de Europa hace frente a la crisis

Published on

Sevilla

El Fondo Social Europeo trata de frenar la “jobless recovery” o recuperación sin creación de empleo. Lee las historias de dos andaluces en tiempos de crisis.

Amparo Navaja, gitana nacida en una gran familia sevillana de padres vendedores ambulantes de fruta sufría la dificultad de acceso a un empleo estable de muchos jóvenes, agravada por su situación de mujer y gitana. A pesar de haber tenido su primer hijo, seguía viviendo con sus padres y trabajando ocasionalmente como limpiadora. Gracias a la cofinanciación del Fondo Social Europeo (FSE) realizó un curso de formación que le permitió desarrollarse profesionalmente hasta su puesto de encargada en un hotel sevillano.

Por su parte, José Salmerón, granadino, vio cómo la empresa en la que invirtió tiempo y dinero se iba a pique. A pesar de conocer bien el negocio, por haber trabajado desde joven, carecía de conocimientos empresariales. Para superar dichas barreras, tomó un curso de gestión empresarial cofinanciado por el FSE y con esfuerzo y las nuevas habilidades adquiridas consiguió resurgir de la mala situación financiera en la que se encontraba su compañía.

A pesar de las historias de éxito de Amparo y José, 2009 ha sido un año nefasto para la economía andaluza que ha sufrido el impacto de la crisis económica, con predicciones que el nivel de desempleo alcance el 27% a finales de año. Unos niveles históricos que por desgracia no parecen tener visos de menguar en el corto plazo.

Europa en crisis

Sin embargo, los andaluces no están solos frente a las dificultades de la crisis, ejemplos dramáticos son los de países como Estonia, que ha visto cómo su Producto Interior Bruto (PIB) descendía este año un 15,6%, menor caída sin embargo que el 18,4% de sus vecinos letones. Recientemente el de Grecia fue bajado por la agencia Fitch al nivel BBB+, la más baja de la zona euro por entre otras razones su endeudamiento del 125% de su PIB, un déficit que este año llegará al 12% o la poca fiabilidad que han demostrado las estadísticas públicas del país mediterráneo.

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Si bien algunos países como Francia o Italia empiezan a vislumbrar el fin de la recesión, el desempleo sigue aumentando en todos ellos, dándose lo que los expertos han llamado una “jobless recovery” o recuperación sin creación de empleo.

El Fondo Social Europeo (FSE) y su lucha frente la crisis

El FSE es uno de los fondos estructurales de la UE establecido para reducir las diferencias en prosperidad y calidad de vida entre los estados miembros de la Unión. Su presupuesto entre 2007 y 2013 alcanzó la nada desdeñable cifra de 73.000 millones de euros centrados principalmente en la formación y en el acceso al empleo de los grupos con más dificultades (discapacitados, jóvenes en búsqueda del primer empleo, mujeres, minorías étnicas, mayores, etc.).

Para incentivar la inversión de los estados miembros en políticas sociales, el fondo suele trabajar mediante un sistema de cofinanciación en el que las subvenciones europeas van de la mano de otras ayudas de los agentes locales. Bajo este marco, España ha recibido algo más de 8.000 millones de euros del FSE, sólo por detrás de Alemania y Polonia. Andalucía, al tener la consideración de región Objetivo 1, ha sido receptora de gran parte de las ayudas españolas, situación, que sin embargo cambiará en 2013 cuando perderá dicha condición al finalizar la moratoria concedida tras la entrada en la Unión de los vecinos estados del Este, con menores niveles de renta.

Robert Strauss, jefe de unidad en la Dirección General de Empleo, Asuntos Sociales e Igualdad de Oportunidades de la Comisión, anunció una serie de 10 medidas del Fondo para el período 2009-2010. Entre ellas se encontraban la liberación extraordinaria de 19.000 millones de euros, el objetivo de alcanzar los 5 millones de contratos de prácticas en la UE (a pesar de la crítica de ciertos colectivos respecto a la precariedad que suponen) o potenciar la movilidad laboral europea a través de EURES, todo con el objetivo de ayudar a los europeos salir de la crisis.

Mientras tanto, parece que el único remedio disponible consiste en una dosis de optimismo en espera de que pase la tormenta.

Carlos Sánchez