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La animación a la lectura se intensifica en España

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SociedadPolítica

En Andalucía acaba de empezar el curso escolar. Las iniciativas de fomento de la lectura más innovadoras se ponen en marcha en condiciones difíciles gracias a la financiación municipal.

Lo que más le preocupa a Jaime García, animador a la lectura y responsable de Bibliobla –una pequeña empresa de actividades pedagógicas de Sevilla- es el “nulo interés por la lectura de los jóvenes españoles”. Este licenciado en Filosofía se prepara para su “vuelta al cole”. Una maratón de actuaciones pedagógicas en vivo que dura 10 meses. Son las 8.30h de la mañana y se prepara para la primera de sus 6 animaciones a la lectura de hoy en un instituto en las afueras de Dos Hermanas, una ciudad dormitorio a cinco minutos de Sevilla.

Algunas familias españolas se enfrentan a los elevados costes del material didáctico (una media de 816 euros), a la ausencia de plazas escolares cerca de sus domicilios e incluso a la posibilidad de enviar a sus vástagos a centros en los que no funciona la electricidad o la calefacción. Aun así, lo que más les inquieta es el bajo nivel de calidad educativa que reciben sus hijos, tal y como atestigua el último informe PISA de la OCDE sobre educación, y que sitúa a España en el puesto 26 de 41 países estudiados con un 21% de alumnos de 15 años que no alcanzan el nivel básico de lectura.

¿Un libro? ¡Vade retro, Satanás!

Desde 1990, por primera vez en España, una ley obliga a dedicar una sala en cada colegio como biblioteca. Irene Macías, joven pedagoga y cuentacuentos, pide que no nos hagamos ilusiones: “No sirvió de nada”, dice tajante, “porque la ley no creó la figura del funcionario bibliotecario, quedándose las bibliotecas escolares cerradas a cal y canto todo el día”. “Es más”, añade Jaime García, “las bibliotecas sirven de sala de castigo -o en el mejor de los casos de sala de estudios- para los alumnos. Cuando se portan mal se les mete en ellas y desde muy pequeños las identifican con una prisión.”

La animación es una sesión lúdica durante la cual se presenta un libro juvenil sobre temas previamente decididos por los profesores y los responsables políticos de la ciudad. En este caso, empezamos con una clase de 2º de ESO (13 ó 14 años) y el libro La cara de la Inocencia, un breve diario literario sobre el maltrato a mujeres. Los alumnos están contentos porque se ahorran una hora de clase, pero no tienen pinta de querer leerse el libro: Jaime García tarda un cuarto de hora en acallar sus gritos y las peleas que se traen de fuera, entre escupitajos e insultos. “Presentamos un libro por trimestre en cada clase. Se lo tienen que leer”, subraya José Ramón Céspedes, otro animador a la lectura, “para poder participar en una gran Gymkhana literaria al aire libre y ganar los premios previstos”. La tasa de lectura en las afueras de Sevilla, aun habiendo crecido del 35% al 40% durante el curso pasado, sigue siendo baja, según estadísticas propias de Bibliobla.

El libro es un juego

Durante la sesión, Jaime García –curtido en el mundo del clown- logra enseguida concentrar la atención de los jóvenes, mediante juegos-trampa para crear un ambiente cómico y relajado. Acto seguido, presenta el libro forzando a los presentes a adivinar su contenido a través de pistas, mimo o disfraces. Al final de la sesión, les hace escribir historias en las que todos participan y se leen las más absurdas. Los alumnos suelen entrar al trapo sin dificultades, aunque a veces hay notas disonantes. “El truco consiste en que identifiquen la literatura con la diversión y que se sientan importantes con un libro en la mano”, nos explica. A última hora de la mañana, un alumno de 15 años se enfrenta a nuestro animador cuando le sugiere -no sin cierto punto de ironía- que deje de besuquearse con la compañera de al lado. “¡Aféitate, guarro!”, le espeta. El profesor lo saca del aula y nos explica: “Vive con su abuela, su padre es heroinómano y está en la cárcel, y su madre murió hace poco”. Su comportamiento invasivo con respecto a su joven novia (no le dejaba hablar cuando se le dirigía la palabra, contestando siempre en su lugar) nos da que pensar sobre las listas de mujeres asesinadas a manos de sus parejas en España. “Espero no tener que verle en las portadas de los periódicos”, suspira Jaime García sin demasiada convicción.

Literatura y política

Empresas pedagógicas como Bibliobla proliferan en Europa como hongos. Son los políticos municipales y regionales quienes financian las campañas de animación a la lectura en general dentro de programas contra el consumo de drogas, como es el caso del programa Dos Hermanas Divertida. Como apunta Nacho Martín, gerente de una de estas empresas, “a los políticos les sale electoralmente muy rentable y barato. Los niños cuentan en sus casas las actividades lúdicas que financian durante todo el año y eso los padres lo valoran a la hora de ir a votar.” En la próxima primavera habrá elecciones municipales en España. Es de presumir que las aulas se llenen más que nunca de cómicos. “Yo prefiero centrarme en lo mucho que los críos se van a acordar de nosotros cuando sean mayores”, recalca Jaime García, “como dice el escritor israelí Amos Oz ‘la literatura es cerrar los ojos y abrirlos dentro de otros ojos’, y esta es de las pocas ocasiones que tienen para ponerse en la piel de los demás”.