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Kosovo, precedente secesionista para el resto de Europa

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SociedadPolítica

En marzo, terminan en Viena las discusiones para el futuro estatuto de la provincia Serbia de Kosovo, administrada desde 1999 por la ONU.

En varias ocasiones, el Primer Ministro de Serbia, Vojislav Koštunica, ha sugerido el año 2014 –centenario del comienzo de la Iª Guerra Mundial en Sarajevo- como fecha para la adhesion de Serbia y Kosovo a la UE. ¿Juntos o por separado? Sea cual sea la fórmula, “sólo funcionará si ambos territorios se adhieren a la Unión”, escribía el columnista británico Timothy Garton Ash en las páginas del diario español El País el 18 de febrero. Sin embargo, no queda claro que a los países de la UE les convenga una independencia kosovar que, en palabras de Aleksandar Mitic, Analista Jefe del Instituto 4S en Bruselas, significaría “abrir la caja de Pandora del separatismo en todo el mundo”. Según Mitic, autor del CD-rom Kosovo 2006 en pro de una autonomía dentro de Serbia, “sería la primera vez desde la IIª Guerra Mundial que un país democrático se ve forzado a desprenderse de parte de su territorio contra su voluntad y el derecho internacional”.

Independencia de hecho

El enviado especial de la ONU para Kosovo, el finlandés Martti Ahtisaari, ha elaborado un proyecto de estatuto para los kosovares, compuestos en un 91% de albaneses y sólo en un 5% de serbios. El documento, prevé que Kosovo “se gobierne de forma democrática”, con constitución, bandera e himno propios, un parlamento independiente y nacionalidad distinta de la serbia. Hasta permite “negociar acuerdos internacionales y pertenecer a organizaciones supranacionales”. Es un documento rechazado por el Presidente serbio, Boris Tadic, y los independentistas kosovares, aunque aceptado por las autoridades de Pristina.

Shpresa Bushi, albanesa de Kosovo nacida en Pristina hace 32 años, nos da más claves sobre los retos de Kosovo en su despacho en la Maison de l'Europe de París, en donde trabaja como responsable de producción de actividades culturales. “Dudo que Kosovo esté maduro para regirse por sí mismo -la gestión de la ONU ha sido demasiado paternalista, casi colonial-, pero la guerra sigue demasiado fresca en la mente de los ciudadanos como para aceptar quedarse dentro de Serbia”, explica.

Thank you, Tony Blair

Bushi, que viaja a su país unas 3 veces al año, cuenta cómo “aún pueden verse pintadas de agradecimiento a Tony Blair en las paredes de Pristina”. El primer ministro británico fue el gran valedor de los bombardeos de la OTAN sobre Belgrado para defender en 1999 a los musulmanes albaneses de los cristianos serbios. Aún hoy, “el Reino Unido es el más firme defensor europeo de un kosovo independiente”, subraya el serbio Alekandar Mitic. La OTAN, a través de su Secretario General, Jan de Hoop Scheffer, también apoya lo que Ahtisaari provea durante las discusiones.

En la UE, además de países a los que el tema les pueda resultar lejano e indiferente, como los países Bálticos o Portugal, existen otros miembros que no ven con buena cara una independencia de Kosovo. Sin embargo, "en aras de una postura común en la UE, han cedido en sus posturas a cambio de que se acepte que, en caso de falta de acuerdo entre serbios y kosovares, sea el Consejo de Seguridad de la ONU quien decida”, explica de nuevo el analista Mitic.

¿Avivando los separatismos?

Ahora bien, la UE se encontrará con dificultades si desea una independencia para Kosovo. Por un lado, Rusia ya ha anunciado que votará en contra en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Como señala el editorial del 19 de febrero del diario ruso Nezavisimaya Gazeta, “será difícil presionar a Rusia, vista la dependencia europea de su gas y su petróleo”. Rusia, además, se preocupa de su espacio postsoviético: la región moldava de Transnistria votó en 2006 en referendo su voluntad de secesionar y unirse a Rusia. ¿Y si Rusia lo apoyara? Las minorías húngaras de Rumania y Eslovaquia podrían exigir más autonomía; no en vano, el presidente eslovaco, Gaspanovic, declaró el 9 de febrero su “desacuerdo con el plan por ser perjudicial para Serbia”.

Independentismos no faltan. En España, aunque su ministro de defensa, José Antonio Alonso, dijera en la última cumbre de la OTAN, en Sevilla, que “Kosovo y el País Vasco no son casos comparables”, no explica por qué. “Por afinidades, griegos y chipriotas –de tradición ortodoxa- también reconocen a Serbia como actor principal de los Balcanes occidentales y hasta el presidente polaco se ha manifestado en contra de la independencia kosovar”, informa Mitic.

El realismo ya existe en la UE

Albert Rohan, el número 2 del enviado de la ONU para Kosovo, consideraba estas últimas semanas que “no hay alternativa realista” a la propuesta de la ONU. Sin embargo, dicha afirmación se contradice con formulas muy realistas existentes en la Europa democrática, como las competencias de Escocia en el Reino Unido, el federalismo de Valonia y Flandes en Bélgica o la amplia autonomía de Euskadi y Navarra en España. Quizá, lo pragmático sea estudiar la propuesta de autonomía que los serbios dicen tener para Kosovo. “El problema”, rebate Shpresa Bushi, “es que los kosovares no percibimos aún a Serbia como un país democrático”. Si no hay confianza, es posible que el estatuto de Ahtisaari no rompa con el “statu quo”.

Foto Mezquita entre las montañas de Kosovo: Doc Kozzak/Flickr