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“Klezmer” para tus oídos

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Elisa de la Torre

Cultura

Los hermanos Czapliński —Andrzej (violinista) y Wojciech (clarinete)— montaron Klezmafour en 1999 tras estudiar en la prestigiosa escuela de música Chopin de Lublin, al este de Polonia. Con la publicación de su álbum homónimo, este quinteto de veinteañeros —rozando ya la treintena— ha conseguido desembarcar en el panorama musical y lograr el reconocimiento en festivales de medio mundo.

Wojciech y Andrzej Czapliński cultivaron su interés por la música en diversos bares y restaurantes de Polonia, donde oían todo tipo de géneros —principalmente sonidos con acento francés, italiano y español junto con una generosa mezcla de canciones protesta procedentes de América—. Tras esta etapa de inspiración, llegó la hora de experimentar con la sonoridad étnica del klezmer: una arriesgada pero satisfactoria locura. Andrzej Czapliński, 29 años y cabeza visible de Klezmafour, nos responde.

cafebababel.com: Al klezmer se le describe como la música tradicional de los judíos de Europa del Este, ¿de ahí procede el nombre de la banda?

Andrzej Czapliński: La verdad es que es muy fácil averiguarlo. En Polonia, antes de la Segunda Guerra Mundial, la palabra klezmer se usaba para describir a una persona que era capaz de tocar cualquier tipo de música en cualquier circunstancia —desde tocar en una boda hasta interpretar sinfonías clásicas de la orquesta nacional—. Así que un klezmer es un virtuoso, un músico extremadamente versátil. Al mantener la palabra en el nombre de nuestra banda, mantenemos la esperanza y la motivación en pasar a ocupar ese puesto. Más tarde, añadimos el número como símbolo de las cuatro direcciones cardinales que hay en el mundo. Nos centramos bastante en la idea de que nuestra música contiene todas las influencias étnicas posibles. Este requisito es evidente cuando observas que la música klezmer utiliza la escala gitana (escala doble armónica mayor), que, a su vez, está fuertemente inspirada en la música de los Balcanes.

cafebababel.com:¿Por qué escogisteis concretamente esta ruta en vuestra carrera musical?

Andrzej Czapliński: Nuestro objetivo principal era evitar tocar música clásica, ya que no es más que volver a tocar notas que otro ha compuesto ya. Queríamos crear algo que fuese completamente nuestro. Dado que todos y cada uno de nosotros hemos recibido una educación musical, la música klezmer podría parecer una ocupación bastante atípica, pero eso es exactamente lo que hace que nuestro mundo gire. No hay muchas bandas de klezmer originales. Durante el International Jewish Music Festival, que tuvo lugar en Ámsterdam en 2010 y en el que ya habíamos ganado un par de premios, conocimos a otra banda polaca llamada Klezzmates. Son una gente increíble, unos músicos fantásticos, pero tocan sobre todo jazz, con lo que apenas rozan el mundo del klezmer.

cafebabel.com:Por cierto, ¿cómo os conocisteis?

Andrzej Czapliński: Primero, conocimos a Gabriel Tomczuk (contrabajo, 27 años) cuando estábamos estudiando. Sin embargo, el verdadero cambio llegó cuando añadimos al batería (Tomasz Waldowski, 25 años), ya que ni Rafal Grąka (acordeonista, 28 años) ni yo (violinista) teníamos que preocuparnos por llenar el vacío que ahora llena el sonido de la percusión. Fue un cambio que nos alivió: hemos sido capaces de llegar hasta aquí sin tener vocalista.

cafebabel.com:Y ¿quién escucha música klezmer hoy en día?

Andrzej Czapliński: Nuestro público es en su mayoría gente joven —casi todos tienen entre 30 y 35 años—. Todavía tienen energía y están abiertos a nuevas experiencias. Sin embargo, seguimos encontrándonos con ciertos estereotipos... ¡Resulta difícil superarlo y explicar que la música klezmer no es una simple música triste de sinagoga! En Polonia, la gente aún conserva el prejuicio de que esta clase de música es —y me permito citar una definición que una vez llegó a mis oídos— otra forma de recordar la tragedia del Holocausto. La gente suele asociarla con la Segunda Guerra Mundial y los campos de exterminio. Afortunadamente, en otras partes de Europa, la palabra klezmer engloba un conjunto de connotaciones totalmente diferente.

cafebabel.com:Si en Polonia tiene esas reminiscencias, ¿dónde crees que se acoge mejor vuestra música?

Andrzej Czapliński: Nuestra popularidad no empezó hasta después del éxito que tuvimos en la edición polaca del programa Must Be the Music. No hemos planeado ninguna gira, pero, en su lugar, damos conciertos en distintos espacios culturales. De todos modos, muchas agencias de todo el mundo se han puesto en contacto con nosotros para manifestarnos su interés por lo que hacemos. En cuanto a lo que se esperan, es muy simple: algo de locura klezmer.

Programa del estilo de “Factor X” en su versión polaca.

(continúa) Durante una gira por EE. UU. en 2011, en Manhattan nos dimos cuenta de la actitud con la que viene la gente a los conciertos, la curiosidad que sienten por descubrir nuevos sonidos, nuevos nombres y la forma tan espontánea que tienen de reaccionar frente a lo que oyen. Eso nos dio mucha fuerza y esperanza en lo que hacemos. En Polonia, se repite continuamente el mismo esquema: cada vez que empieza un concierto puedo ver en las caras del público cómo se desata el conflicto. Antes de que se den cuenta de que de verdad pueden divertirse con esta música, tienen que transcurrir al menos unos minutos y, una vez han conseguido romper el hielo, hay un momento de consternación... Definitivamente necesitas entusiasmarte en serio para disfrutar de esta locura del klezmer. Ya hemos tocado en Alemania, España, Gran Bretaña, Austria y Eslovaquia, y en Turquía fue donde mejor nos lo pasamos: ¡nos las ingeniamos para hacer bailar a todo el público con solo un par de acordes! Sinceramente, espero que tengamos más conciertos como este en el futuro.

Fotos: cortesía de © karrot.pl y la página oficial de Klezmafour en Facebook. Vídeos: Golem Fury, karrotkommando/YouTube; Glezele Yash, mleQdit/YouTube.

Translated from Klezmafour: „muzyka klezmerska to nie rekolekcje z Holokaustu”*