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Karibu en Madrid: tras la patera, integración

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Sociedad

229 africanos llegaron el 30 de septiembre a Tenerife, nunca antes un número tan alto de emigrantes ilegales llegaron a la vez a España. La integración será importante. Una iniciativa en Madrid se dedica precisamente a eso: Karibu

Cuando hay tormenta, siempre se repite la misma historia. Las expectativas de un futuro mejor obligan a los africanos refugiados a embarcarse hacia las costas europeas en precarias embarcaciones. El año récord fue 2006, cuando llegaron a las costas españolas 39.000 personas. Desde entonces, vienen menos. ¿Por qué? Antes, España atraía a gran número de inmigrantes, ya que se ejecutaban muy pocas expulsiones y el periodo de arresto era muy corto, lo que, sumado al bum económico del país ibérico, animaba a quedarse. Hoy, el país se enfrenta a la crisis económica: 10% de paro y una proporción de inmigrantes del 11%. Este cambio en las circunstancias de España animó a este país, tradicionalmente más liberal en lo que concierne a derechos de inmigrantes, a volverse más restrictivo en la materia.

Una ayuda apolítica a los refugiados

En este contexto, los ‘Amigos del pueblo africano’ (conocido también como iniciativa Karibu), intenta aportar su grano de arena. Con comida, ropa y medicinas, la iniciativa española abastece desde hace 20 años a 4.000 refugiados del África subsaharianaen Madrid. Se reciben subvenciones estatales y además “nos financiamos, sobre todo, con donativos”, asegura la representante del prensa, Ana García. “Las ambiciones de Karibu no son pequeñas, sino individuales. Trabajamos para mejorar las condiciones de vida de cada refugiado, el posicionamiento político es secundario”, señala García. “Karibu ayuda a los legales y a los ilegales”.

Esperanza de amnistía

En su primera visita, los refugiados reciben un carné de Karibu con una fecha impresa. Este documento es indispensable para un sin papeles, ya que durante su proceso de regularización necesita demostrar cuanto tiempo ha pasado en España y justificar su ocupación. La esperanza de amnistía es legítima: las regularizaciones en masa se han estado produciendo con regularidad en los últimos años.

Al final de 2005, se legalizó la situación de 600.000 personas. Un año después, siguió el récord de afluencia. El objetivo, controvertido, de estas iniciativas era “sacar de la sombre las actividades de la economía sumergida”, y gracias a la cotización de trabajadores, ahora en regla, “asegurar una renta”, afirmaba el ministro de Trabajo por aquel entonces, Jesús Caldera. Hoy, el lema es bastante distintos: “El que entra ilegalmente debe ser expulsado”.

Ayuda para la autoayuda

Karibu ofrece también cursos de lengua y trabajo. Aprenderán a ser traductores, cocineros, sastres o artistas, gracias a unos 140 voluntarios. Entre ellos, muchos son médicos, profesores o estudiantes. El sector más próspero hasta el comienzo del año fue el de la construcción, donde trabajan muchos ilegales. “La actual crisis de la construcción le pone las cosas especialmente difíciles a los inmigrantes”, aclaró García. El endurecimiento de las políticas de inmigración no ayuda tampoco demasiado: control intensivo de las costas y acuerdos bilaterales de repatriación de refugiados con países del norte de África. Desde enero, el gobierno ha expulsado a cerca de 30.000 ilegales. El ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, anunció que en los próximos años la regularización de mano de obre extranjera debería llegar “casi cero”. Se han concebido planes para la vuelta voluntaria, por ejemplo, con microcréditos que aseguren la supervivencia en los países de origen.

Tradicionalmente, una tierra de emigración y, ahora, receptora de turistas y de inmigrantes. Desde la entrada de España en el espacio Schengen en 1991, la inmigración es un fenómeno común. La nuevas leyes son consecuencia de nuevas realidades. España está a la cabeza del liberalismo en materia de inmigración a nivel europeo. A la derecha, Sarkozy refuerza sus ideas en materia de expulsión mientras que Berlusconi proclama el estado de urgencia y considera la inmigración ilegal como un delito (cuando no una alteración al orden público). Zapatero desea poner en práctica una política de inmigración “de rostro humano”, según afirma el periódico español El País.

Un pacto sobre inmigración a nivel europeo

“La inmigración ilegal es la consecuencia de un dramático fracaso colectivo”, señaló Zapatero. La Europa de los 27 aprobó en septiembre el pacto para la inmigración y el asilo, sin efectos jurídicos por el momento. En su lucha diplomática por defender sus principios clave, España ha cambiado de opinión en dos puntos: la prohibición de efectuar otras regularizaciones en masa y el ‘contrato de integración’, que obliga a los inmigrantes a aprender la lengua del país de acogida. Además, el principio de la existenica de ‘trabajadores extranjeros’ es una parte fundamental del pacto y se mantiene como una fórmula para la inmigración legal. Se prevé poner en marcha un procedimiento de asilo común para 2012, que debe inventariar la totalidad de las expulsiones que se realicen y tomar los datos biométricos de los que entren.

Europa avanza, unida, en un campo que pertenecía exclusivamente a la soberanía nacional. Mientras que el comisario europeo de Justicia, Jacques Barrot, afirma que “queremos una Europa abierta con reglas de juego transparentes”, los defensores de los derechos del hombre denuncian una intención de “alcanzar las necesidades de fortaleza europea”. Mientras tanto, Karibu lucha por cada refugiado, unos tras otros. Caso por caso.

Translated from Karibu in Madrid: Flüchtlingshilfe Mensch für Mensch