Juncker: “Nunca seremos los Estados Unidos de Europa"
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María García¿Qué piensa el presidente de la Unión Europea, Jean-Claude Juncker, de Europa?
Durante un acto a principios de abril celebrado por el Instituto Delors, Juncker expuso su filosofía de gobierno: “No todos los problemas europeos son problemas para la Unión”, explicó.
Los primeros cinco meses de presidencia de Jean-Claude Juncker en la Comisión Europea no han dejado lugar para el aburrimiento. Involucrado en el caso LuxLeaks, el tsunami de evasión fiscal, también ha incitado la creación de un ejército para la Unión Europea y muchos rebaten la idea de que tenga un interés democrático para la Comisión Europea.
Ante un público relativamente comedido, Juncker, tras poco más de 100 días de mandato, pudo ilustrar sus ideas para la “presidencia de la Comisión Europea y el funcionamiento de las instituciones de la Unión Europea”.
El legado de Delors
“Para mí, Delors es una inspiración”, garantizó el presidente en funciones. “Consiguió muchos logros que solo se le reconocieron cuando terminó su mandato. Es el destino de los grands esprits. Conocí a Delors cuando yo era un joven ministro laborista, tendría unos 30 o 31 años, y recuerdo que me impresionó su sabiduría y su habilidad para combinar diferentes puntos de vista. Sin él, hoy no tendríamos ni el mercado interior de la Unión Europea ni el euro”.
Para Jean-Claude Juncker, Delors no solo fue un predecesor ilustre, sino un verdadero mentor. “Delors me enseñó que tener éxito en Europa requiere un principio rector, una agenda e instituciones fuertes,” continuó afirmando el presidente de la Comisión.
“El año pasado, durante la campaña electoral, conocí a muchos ciudadanos y periodistas que me ayudaron a entender cómo Europa afronta demasiados asuntos. Existe la necesidad de respetar el principio de subsidiariedad. No todos los problemas de Europa son problemas para la Unión Europea, y lo que no es problema para la Unión Europea no debería entonces convertirse en un problema para la Comisión”.
Pros y contras de la Comisión
En un discurso improvisado sobre la manera en la que se debería gobernar Europa, Juncker no falló al criticar su propia Comisión, pero también dirigió esa crítica a los Estados Miembros y su falta de voluntad política.
“Tenemos 28 comisionados. Son demasiados,” admitió el Presidente, “así que la administración y esos comisionados tienden a aumentar lo superfluo y lo exagerado. Necesitamos dejar claro que la Comisión se encarga de los problemas de mayor magnitud. De este modo, mi programa gira alrededor de diez prioridades: los temas generales que deberían ayudar a tener el control del futuro, a corto y largo plazo, de la Unión Europea”.
De hecho, a partir de las primeras semanas de marzo, el equipo de Juncker prescindió de 80 directivos de los 450 que hay en la mesa en la actualidad y se le ha criticado por ello. De entre las facturas que acabaron en el cubo de basura se encontraban aquellas que pertenecen a la llamada “economía circular”, la calidad del aire y la baja por maternidad.
Pero la controversia no termina aquí. Como muchos políticos han observado durante los últimos años, debido a la continua ampliación de la Unión Europea, con 28 estados miembros en la actualidad, los directivos de la Comisión se han vuelto cada vez más vagos.
La redacción detallada de las leyes, que debería incluir los temas generales expresados en las directrices, se dejó en manos de burócratas y “expertos” invitados por los Estados Miembros. El Parlamento Europeo no tiene control sobre estas personas. Reducir el número de directrices, por lo tanto, paradójicamente significaría otorgar más poder a la Comisión.
¿Esto es democracia?
El futuro de la UE
Menos prioridades pero bien definidas, esa es la filosofía del presidente Juncker. Una afirmación que se traduce en un plan de inversión de 315 billones de euros, un mercado único digital y una unión económica y monetaria. “Debemos definir cuál será el objetivo final de la unión monetaria”, explicó el Presidente, “porque aquellos que nos ven desde el extranjero no entienden hacia dónde queremos ir. Y, sobre todo, necesitamos acordar qué representa la unión monetaria para los socios internacionales”.
Pero lo que hizo que Peter Oomsels, vicepresidente de los Jóvenes Europeos Federalistas (JEF), sentado en el escenario junto a Juncker, se retorciera en su silla, fue la declaración concisa del Presidente:
“Europa no está en construcción a pesar de las naciones. Nunca seremos los Estados Unidos de Europa. Estoy en contra del concepto que distancia a los europeos de la Unión Europea. Los ciudadanos no quieren que la unión sea una fusión donde las diferencias culturales, artísticas y políticas desaparezcan. Tampoco hay ejemplos que seguir o dar. Es necesario que construyamos una Europa junto con las naciones y para ello es necesario tener personas en la Comisión que conozcan las realidades nacionales”.
Translated from Juncker: «Io, contrario agli Stati Uniti d'Europa»