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Jóvenes, gitanos y europeos: "La vida de mis hijos será mejor que la mía"

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Sociedad

Mientras los problemas de la mayor minoría de Europa parecen eternizarse, la UE intenta ofrecer un poco de esperanza, a pesar de “hablar mucho y actuar poco”. Testimonios de gitanos y europeos, europeos y gitanos

A finales de mayo, un grupo de familias gitanas de unas 90 personas acamparon en un parque berlinés para huir de la miseria que sufrían en su país de origen, Rumanía. Pronto se desató la polémica: la policía intentó desalojarlos repetidamente y varias asociaciones denunciaron una falta de respeto de los derechos básicos de estos ciudadanos de pleno derecho de la UE.

Situaciones como esta, que se repiten a lo largo de Europa, afectan de forma insistente a miembros de la comunidad gitana, formada por entre 9 y 12 millones de individuos. Mientras la Unión Europea continúa su proceso de ampliación y soluciona (peor o mejor) los problemas identitarios y sociales existentes en su seno, la cuestión gitana sigue abierta. Así lo corroboran informes de Amnistía Internacional o de Naciones Unidas, que denuncian el racismo y la vulneración de los derechos humanos que sigue padeciendo esta etnia, que no siempre encuentran una respuesta política contundente.

Encuentro en Berlín

Tres semanas antes de la mediática llegada de las familias gitanas rumanas a Berlín, otro grupo de gitanos de toda Europa se reunió en la capital alemana, aunque con una acogida diferente. Cincuenta jóvenes gitanos y trabajadores sociales de organizaciones juveniles de 14 países europeos participaron en un seminario organizado por la asociación alemana Amaro Drom y Roma Active Albania, con apoyo de la Comisión Europea. Un encuentro que sirvió para compartir experiencias y trazar proyectos de futuro. Hablamos con seis de los participantes: una visión general sobre la juventud gitana europea, perspectivas, miedos y esperanzas.

Hamze Bytyci , 27 años - alemano-kosovar, trabaja para Amaro Drom

Foto: Andreu JerezHamze se siente “metropolitano, europeo y gitano”. Para él, el futuro de la comunidad gitana en Europa tiene “dos caras”. “Ahora estamos dando los primeros pasos para mejorar su situación. Es como el inicio de una revolución pacífica. Por otra parte, todos sabemos lo que está ocurriendo con la minoría gitana en países Italia o en República Checa. Necesitamos más dinero y más tiempo”.

Admir Biberovic, 25 años – Bosnia, licenciado en Derecho

Foto: Andreu JerezAdmir es positivo respecto al futuro de su comunidad en Bosnia: “El Gobierno de mi país es miembro de proyecto Decade or Roma Inclusion, que busca la inclusión de la comunidad gitana europea, en el que ya ha invertido 3 millones de euros”. Admir es optimista porque cree que si alguien está convencido en cambiar algo, lo puede hacer, y él ve convencimiento de sobra en encuentros como el de Berlín.

Ionut Stan, 24 años –  Rumanía, Policía

Foto: Andreu JerezIonut se siente gitano porque “no puede ser otra cosa”, reconoce que su comunidad sigue estando discriminada, aunque nota un cambio: “Si bien es cierto que en algunas regiones de Rumanía hay comunidades gitanas muy pobres, también hay miembros de mi comunidad que están muy integrados, con estudios y trabajo”. Ionut tuvo la oportunidad de trabajar en Bruselas durante seis meses gracias a una beca, por ello aprecia mucho lo que significa la UE. Ionut es optimista respecto al futuro: “La vida de mis hijos será mejor que la mía”.

Karolina Mirga, 26 años – Estudiante, Polonia

Foto: Andreu Jerez“Mi nacionalidad oficial es polaca, pero en mi corazón soy gitana: soy una gitana polaca. Karolina muestra incertidumbre sobre el futuro, pero reconoce que los cambios “ya han comenzado”: “Quizá en 50 años haya un gitano presidente de Estados Unidos”, ríe.

Kike Jiménez, 24 años – Trabajador social, España

Foto: Andreu JerezKike trabaja a sus 24 años en la asociación Kale dor Kayiko, en País Vasco, España. Definir su identidad no le resulta fácil: “Uff, es un poco complicado responder teniendo en cuenta la situación política del País Vasco. Si a eso le sumamos mi identidad gitana, me parece una pregunta un tanto complicada. Me siento gitano, vasco y español, a partes iguales, a la vez que europeo”. Kike afirma que los gitanos del norte de España van un poco por detrás en el tema de educación que los de otras regiones como Cataluña, Andalucía o Madrid. “En los últimos 50 años la sociedad gitana ha cambiado muchísimo. Creo dentro de 50 años estaremos en todas las partes, allí donde nos lo propongamos”, termina.

Nesime Salioska, 27 años - Coordinadora de la asociación Roma Organization for Multicultural Affirmation – SOS Prilep de Macedonia

Foto: Andreu JerezNesime es más bien pesimista: “Muchos países que forman parte de la UE solo hablan de la situación de la comunidad gitana, pero no actúan. Alemania y España son dos buenos ejemplos: están constantemente hablando de la necesidad de mejorar la situación de las comunidades gitanas en otros países, como por ejemplo Macedonia. Sin embargo, ni Alemania ni España toman medidas concretas para solucionar los problemas de las comunidades gitanas de sus propios países”, afirma con pesimismo.