Jornadas del 15O: indignación mundial
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Hace una semana el mundo se indignaba y salía a la calle en 80 países y en un millar de ciudades. Algunos de nosotros hemos querido plasmar las sensaciones e impresiones que la jornada del 15O nos dejo. Estuvimos en distintos lugares, pero la manifestación se vivió con la misma emoción.
Queremos trasladar el ambiente que se respiró en Madrid, Salamanca, Barcelona y Bruselas tal y como lo vieron nuestros ojos.
Madrid
Diego Larrouy
No viví la del 15 M, ni otras manifestaciones de este movimiento por encontrarme fuera. Sin embargo, aunque algunos me decían que otras habían sido más espectaculares, esta tenía algo especial. Era una fiesta, cientos de miles de personas inundando las calles, de manera pacífica, cantando, bailando, y a la vez indignados. Los periódicos de derechas se quedan con Roma y los incidentes, y se olvidan de lo espectacular que es Sol inundado de gente con un único objetivo. He vivido unas cuantas manifestaciones en Madrid: atentados de ETA, No a la Guerra, Palestina, República... Creo que de las que vi, esta ha sido la segunda más numerosa, pero tampoco puedo concretar al no poder contar a la gente.
Por otro lado, era gente de todo tipo, jóvenes, mayores, perroflautas, hip-hoperos, estudiantes, jubilados, embarazadas, nadie se lo quiso perder, y se notaba en todo el centro de Madrid un gran sentimiento de no quedarse quietos para que nos pasen por encima.
Sin duda en algún momento, los pelos se me pusieron de punta. Igual es que soy impresionable
Salamanca
Stine Jensen
Después de mudarme a Salamanca, me he encontrado con los indignados salmantinos por la Plaza Mayor un par de veces. Me he parado, les he escuchado, me he emocionado y, de vez en cuando, hasta que me he cabreado con el cómo hacen las cosas aquí y hasta también me he cabreado con ellos, por las propuestas de algunos.
Recordando siempre que esto en concreto es lo más bonito del movimiento 15M: “no son ni de izquierda ni derecha son los de abajo y van por los de arriba” Cada uno se presenta por los motivos que sean, ya sean reales, ya sea porque quieren mostrar su apoyo.
El día 15 de octubre, fui a la manifestación mundial en Salamanca, que no tiene nada que ver con todo lo que yo había vivido antes en el movimiento de Copenhague o siguiendo el movimiento español desde el extranjero. Comprobé por mil que el movimiento que yo en parte había dado por silenciado, estaba vivo; estaba con ganas de luchar, estaba emocionado y que encima tenía el apoyo de un total que 80 países (y quién sabe cuánta gente que también tomaron las calles el mismo día 15 de octubre) Según el evento en Facebook 625 personas asistimos a la manifestación salmantina, pero probablemente mucha más gente se unía al vernos, siempre gritando ¡No nos mires, únete! Los manifestantes eran de todas las edades, posturas y clases sociales.
Barcelona
Susanna Arús, fotografía de Greta Gandini
Las expectativas eran elevadas, cuando pensabas en toda la gente que verías, allí, andando unos junto a los otros, como completos conocidos (¡que no desconocidos!) porque todos estábamos allí por el mismo motivo: ¡para indignarnos!
Para llegar hasta plaça Cataluña resulta que los trenes iban al completo, más de lo normal, y nos provocaba un cosquilleo que nos venia a decir “... pero cuanta gente habrá allí?
Ya en el centro de Barcelona, la primera impresión me descoloco, no vi a mucha gente, estabamos todos dispersos. Hasta que nos dimos cuenta que la manifestación ya había empezado! Corrimos para engancharnos a la marcha y es ahí cuando empezamos a verlo claro. Las calles estaban colapsadas, ¡había demasiada gente delante de la cabecera de la marcha y desde los megáfonos los organizadores gritaban: “todos deben ponerse detrás!”
Una vez todos estamos ordenaditos arranco otra vez el paso bajo el lema “De la indignación a la acción” Las calles de Barcelona acogieron distintas marchas, pudimos observar como las calles paralelas de arriba y de abajo también estaban llenas de gente recorriendolas.
¿Entonces donde estaba la manifestación principal? La sensación es que toda Barcelona estaba en movimiento, indignándose.
Bruselas
Cristina Parapar: La capital europea también está indignada
El 15 de octubre los indignados del mundo revestían Bruselas con pancartas y adornaban las plazas con gritos de protesta. A mediodía tomábamos avenidas con la garganta seca mientras el aire atrapaba acusaciones de “culpable”. Así celebrábamos los seis meses del movimiento. Por la tarde ciudadanos de todo el mundo nos reuníamos en los jardines del Parlamento en una asamblea multitudinaria. Anochecía con manos alzadas y megáfonos en mano. Sosteníamos las antorchas que nos guiaban por un camino de cambio.
Hablábamos francés, inglés y español, pero gritábamos con miradas y sonreíamos con gestos. Erguíamos palabras que chocaban contra edificios y se hacían eco en todo el mundo. Bruselas se indigna sin fronteras.