Jean Claude Moes en Estrasburgo: el último apicultor
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Cristina CartesJean-Claude Moes es el último apicultor. A la cabeza de Asapistra, un grupo de colmenas asociativas, este hombre aboga por la implantación de colmenas en la ciudad y por el mantenimiento de los jóvenes apicultores. Jean Claude ejerce un trabajo en vías de extinción. Cafebabel ha seguido a este hombre en su rutina, en el cuidado de las abejas, ha conocido de cerca los problemas del sector, las cifras cada vez más altas de muerte de las abejas.
Jean Claude Moes es el último apicultor de Estrasburgo. Pero sus colmenas no están situadas en los tejados ni en los balcones de la ciudad. Su producción proviene de los alrededores de la capital de la Alsacia. Son transportadas de un sitio a otro en función del período de floración de las plantas o árboles melíferos.
La reina, indentificable gracias a su abdomen alargado, tiene como función poner huevos (más de 2000 cada día, lo que representa cerca del equivalente de su peso) y, por tanto, permitir el desarrollo de la colonia. Vive entre 3 y 4 años, mientras que la media de vida de una abeja es de 40 días.
La abeja libadora ejerce una labor titánica: cosecha los dos tercios de su peso en polen más de 30 veces al día. JC Moes la compara con los alquimistas que transforman, en la oscuridad de las colmenas, el agua dulce en oro: la miel
Los frutos de la labor de esta trabadora empedernida son variados : jalea real, miel, cera. Pero no tiene nada que ver en comparación con el rol que desempeña en el ecosistema…y en la economía mundial.
Para nuestro apicultor, las abejas son, nada más y nada menos, que “las ayudantes de la vida”. Sin el trabajo de polinización que efectúan, la biodiversidad y el rendimiento agrícola están amenazados. “Fecundan el 80% del medio ambiente vegetal y el 40% de nuestra alimentación (frutas y legumbres) depende de su acción”.
Desde hace algunos años, están muriendo muchas más abejas que antes. Desde 1997, 14 millones de abejas han desaparecido en Francia. Cerca de 35.000 colmenas son abandonadas cada año. En un plazo de diez años, 15.000 apicultores han dejado su actividad. La producción nacional de miel ha caído un 30% entre 1995 y 2005 (Fuente: página de JC Moes). La jerga científica designa a este fenómeno como “desorden colonial”
El campo es víctima de esta “desertización melífera: las plantas melíferas escasean debido a la agricultura intensiva, las agresiones químicas (insecticidas, herbicidas, fungicidas). Expuestas de manera particular a estas mutaciones profundas del medio ambiente, las abejas se han convertido en las centinelas de la ecología.
En terrenos que la ciudad ha puesto a disposición, los particulares pueden participar en la apicultura en el escenario urbano después de seguir una formación proporcionada por la universidad popular.
Cuando más corto es el circuito de producción de miel, mejor conserva sus cualidades. La producción de JC Moes es biológica : para conseguir un filtrado de la miel, la mano del hombre interviene lo menos posible. Una manera “quizás integrista » de estigmatizar la degradación del medio ambiente, reconoce él.
¿Miedo a las picaduras? En Estrasburgo, los ciudadanos pueden simplemente apadrinar colmenas. Por cada padrinazgo, la asociación se compromete a crear una nueva colonia de abejas en la comunidad urbana y a ocuparse de ella. A cambio, el padrino recibe una parte de “su” producción de miel, así como formaciones regulares sobre la colmena apadrinada.
Calefacción, utilización de antibióticos, de productos « dopantes » para aumentar la cosecha, moléculas sintéticas para matar a los parásitos de las colmenas. A esto recurre la producción « industrial » para mejorar la productividad de las colmenas.
Translated from Jean-Claude Moes est le dernier apiculteur de Strasbourg