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“Jackass” en versión serbia: el nuevo cine revoluciona Belgrado

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Cultura

Punto y final para las películas románticas y largometrajes bélicos en los Balcanes: un grupo de directores noveles revolucionan el panorama cinematográfico de Belgrado y sorprenden con éxitos inesperados como los de Tilva Roš y Clip. A continuación, un encuentro con el cine más visionario de Europa.

El escándalo, que a principios de este año ha colocado al cine serbio en la portada de todos los periódicos, ofrece el guion perfecto: políticos nacionalistas, teorías conspiratorias que generan relaciones violentas y una estrella de Hollywood convertida en el centro de las acusaciones. Y eso no es todo. Las pasiones continúan desatándose con motivo de la primera película de Angelina Jolie rodada en Bosnia, En tierra de sangre y miel, una historia con la guerra serbio-bosnia de trasfondo y en la que los serbios no salen muy bien parados.

“Los nacionalistas quieren censurar el film de Jolie”, afirmaba el cotidiano Süddeutsche Zeitung, mientras que The Guardian escribía: “Angelina Jolie recibe amenazas al día siguiente del estreno”. Así recogían los medios europeos la penosa imagen con respecto a la libertad de opinión y de expresión artística en Serbia. El hecho de que algunos extremistas fuesen los únicos en exigir la prohibición del largometraje de Jolie, presentado sin mayores problemas pocas semanas después, apenas generó interés mediático. De hecho, desde fuera simplemente se interpretó que las miradas críticas en Serbia no eran bienvenidas.

El actual cine serbio pone fin a este cliché: la nueva escena cinematográfica que está floreciendo busca precisamente abordar aquellos temas que permiten emplazar una visión crítica acerca de la sociedad del país. A estos jóvenes directores de cine les da igual lo que sus producciones sobre sexo y violencia puedan reportar a la imagen del país. En Serbia, es la señal de una cierta libertad artística.

Tilva Roš: rock y desenfreno

Realizador y productor“Cuando pensamos en Suiza, enseguida pensamos en bancos y chocolate. Sin embargo, cuando pensamos en Serbia, pensamos en guerra, deporte y cine. Una de las cosas para las que somos realmente buenos es para hacer películas”, asegura Uroš Tomić, director y productor belgradense. El pasado invierno, Tomić, de 31 años, produjo junto con el director Nikola LežaićTilva Roš, calificada por los expertos como todo un giro en el ámbito cinematográfico. En ella, adolescentes serbios parodian el programa de la estadounidense MTV Jackass, donde ponen a prueba sus límites físicos y psíquicos mediante escenas de riesgo. Tras el estreno y la distinción obtenida en el prestigioso Festival Internacional de Cine de Locarno, llegaron otros nuevos premios y una nominación en el Festival de Cine Europeo de 2012.

Ya hace cinco años que Uroš Tomić fundaba con dos de sus amigos cineastas la sociedad cinéfila Kiselo Dete (algo así como “El niño quejica”). El éxito de Tilva Roš alentó a muchos jóvenes cineastas a convertirse en artistas independientes y a crear sus propias sociedades de producción. La nueva diversidad de proyectos y de empresas se trata también de una reacción frente a los años de postguerra, durante los que la mayoría de películas eran producidas exclusivamente por cinco o seis sellos de producción.

“Cada película producida en Serbia es una batalla de guerrilla”

Según Mila Turajlić, realizadora de documentales, los jóvenes cineastas vivieron la guerra y están en cierto modo marcados por este país aún no aplacado. Más que aislarse en una rígida espera, han encontrado el medio adecuado para expresarse: "Estas películas intentan estimular el debate público que falta hasta el día de hoy en Serbia".

Mila Turajlić está sentada entre dos trípodes -los desechó una cadena de televisión- en el piso 22, con una vista grandiosa de la ciudad. Desde esta altura, el edificio militar que aún conserva huella visibles de los bombardeos es lo único que parece recordar la guerra. Después del fin de esta, los cineastas dejaron de encontrar financiación en el extranjero y Serbia sufría sanciones. Esta joven mujer de 33 años sabe hasta qué punto el sector del cine sigue siendo un sector difícil: “Cada película producida en Serbia es una batalla de guerrilla”, nos dice Mila. "No hay estructura de financiación como en Francia o Alemania. Si queremos hacer una película, estamos obligados a probar todo lo imaginable".

Su documental,  Cinema Komunisto (2010), trata de la ascensión y la caída de la industria del cine yugoslava. Es el primer documental que fue presentado en las salas de cine serbias, proyectado en más de 40 festivales internacionales y que obtuvo 9 premios en total.

A pesar de los éxitos considerables, la industria cinematográfica serbia sigue sufriendo una importante falta de dinero. Incluso las producciones de bajo presupuesto sufren retrasos de varios meses o años. Milan Stojanović está produciendo la película Barbarian, que trata sobre jóvenes violentos y aficionados al fútbol. Hace dos meses, el rodaje tuvo que ser interrumpido por la congelación de fondos ejecutada durante las elecciones serbias.

Actualmente, una nueva ley sobre el cine debería por fin cambiar la situación, 20 años después. Las subvenciones disponibles deberían quintuplicarse y facilitar la ascensión en la liga cinematográica europea. Muchos parecen sin embargo escépticos. Según Telle Maja Miloš, “como muchas leyes en Serbia, está previsto que aporte una gran ayuda a los cineastas, pero hace falta esperar para ver cuándo y cómo serán puestas en marcha”.

Clip, en Europa Occidental, no hubiera existido

Maja Miloš lleva meses enteramente dedicada a su primer largometraje, Clip. La cineasta de 29 años y labios rojos habla con una voz grave de este éxito inesperado. Clip ganó rápidamente dos premios en el prestigioso Festival de Rotterdam. La pelicula trata de adolescentes que filman su propio exceso de alcohol y sexo. A pesar de la violencia y de las escenas de connotación pornográfica, Clip es una película sobre el amor y sobre Serbia, cree Maja Miloš. Y quiere permanecer ahí: "En Europa occidental, grabar Clip como yo lo he hecho, de manera tan radical, habría sido imposible o, cuanto menos, muy difícil. En Serbia, casi no tenía presupuesto pero, sin embargo, tenía toda la libertad".

Las jóvenes generaciones no tienen casi ninguna censura que combatir en cuanto a películas cuyo objetivo es la crítica social en Serbia. Las películas provocadoras de carreras iniciales han obtenido el dinero del gobierno, algo que no es extensible, sin embargo, a las que atacan al gobierno de manera muy evidente. “Si queremos hacer una película sobre el asesinato del primer ministro serbio perpetrado hacia 10 años [Zoran Djindjic], entonces es difícil, muy difícil”, explica Mila Turajlić.

Todos tienen una mirada optimista sobre el futuro. En 10 años, todo el mundo conocerá los cinco o seis grandes nombres que han comenzado a hacer películas hoy. Lo que no vemos muy claro en Belgrado es lo que podría cambiar una adhesión a la Unión Europea. “Quién sabe si la UE seguirá existiendo cuando nosotros nos adhiramos”, sonríe Uroš Tomić.

Este artículo forma parte de Orient Express Reporter II, una serie de reportajes sobre los Balcanes que ha sido desarrollada por cafebabel.com entre 2011 y 2012. Este proyecto ha sido cofinanciado por la Comisión Europea y cuenta con el apoyo de Allianz Kulturstiftung.

Fotos: ©Filmhouse Kiselo Dete; Prod Tilva Roš ©Filmhouse Kiselo Dete, Uroš Tomić ©Franziska Hessberger; Videos: TILVA ROŠ (cc)filmhousekiselodete/YouTube; Cinema Komunisto Trailer (cc)svashtara/YouTube; Clip (cc)dyldog75/YouTube

Translated from Jackass auf Serbisch: Stunts der neuen Belgrader Filmszene