Italia tiene miedo (infundado) a los gitanos
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Alberto Haj-SalehAgresiones, fichas policiales, desalojos de campamentos ilegales y falsos secuestros. La paranoia anti-gitana sobrevuela Italia. Hemos hablado de ello con EveryOne, una asociación que se ocupa en Europa de la defensa de la infancia.
Agresiones, fichas policiales, desalojos de campamentos ilegales y falsos secuestros. La paranoia anti-gitana sobrevuela Italia. Hemos hablado de ello con EveryOne, una asociación que se ocupa en Europa de la defensa de la infancia.
No es el mejor momento para los gitanos en Italia, aunque en realidad nunca ha sido demasiado fácil. Sobre todo desde que su número se ha multiplicado tras la guerra de los Balcanes, antes de la ampliación de la Unión Europea hacia el este. Uno de los prejuicios más radicados en Italia habla de gitanos que raptan a los niños pequeños para obligarles a mendigar. No es de extrañar, por lo tanto, que la tensión anti-gitana haya estallado justo después de un presunto intento de rapto de un bebé, el pasado 10 de mayo, por parte de una joven romaní en Nápoles, en el barrio Ponticelli. Como respuesta a este suceso, varios grupos de personas enfurecidas han asaltado un campamento nómada, al que prendieron fuego después de la huida de sus habitantes.
Cuando los medios no dicen la verdad
La historia de Ponticelli, extendida por los medios sin haber sido comprobada, no es un caso único. Antes y después de ella han aparecido una serie de crímenes que tenían en común un desarrollo poco claro, una atención mediática exagerada y la atribución de todos ellos a personas gitanas. A principios de octubre del año pasado una mujer romana fue asesinada por un ciudadano rumano que vivía en una de las chabolas ilegales que crecen como setas en la periferia de la capital del Tíber. Probablemente a partir de este detalle -las chabolas que recuerdan a los campamentos gitanos- se difundió inmediatamente el rumor, que luego se demostró infundado, de que el homicida era un gitano venido de Rumanía. Con la complicidad de los medios de información que durante días insistieron en este hecho, comenzaron a manifestarse las primeras agresiones contra los romaníes. El gobierno de Romano Prodi, defensor convencido de la ampliación de Europa, en lugar de tratar de calmar los ánimos presentó de inmediato un decreto ley para facilitar la expulsión de los ciudadanos comunitarios (Decreto Ley del 1 de Noviembre de 2007, n. 181, que luego no llego a transformarse en ley).
Expulsar a los que dan miedo
"La prensa es especialmente responsable desde el momento en el que publica las noticias sin confirmarlas", dice Roberto Malini de EveryOne, una organización en marcha desde hace años en el campo de la defensa de los derechos de los menores de edad. "En el caso Ponticelli, por ejemplo, nuestra asociación llevó a cabo una investigación independiente que desmontó la versión oficial: en primer lugar la ‘secuestradora’ era eslava, no gitana; en segundo lugar, teniendo en cuenta tanto las declaraciones contradictorias de los allí presentes como el hecho de que ya desde marzo estaba activo un comité en el barrio para ‘resolver el problema de los gitanos’, se podría afirmar con toda tranquilidad que estamos ante un montaje motivado por el deseo de echar de allí a los que provocan una sensación de inseguridad: los gitanos".
"La prensa es responsable del miedo a los gitanos al publicar noticias sin confirmarlas"
EveryOne está empeñada en dar a conocer a las instituciones los resultados de las investigaciones de sucesos como este: "Los casos normalmente se archivan y, en consecuencia, los medios dejan de hincharlos, pero siempre sin dar espacio alguno a los desmentidos. Más aún, y esto es muy revelador del estado en el que están nuestros medios de información: la ‘secuestradora’ de Ponticelli nunca se ha visto en la televisión. El estado en el que quedó a causa de la paliza que sufrió después del ‘secuestro’ -dientes rotos y rostro destrozado de los golpes de los ‘justicieros’ italianos, que después quedaron impunes- tal vez habría podido apiadar a los telespectadores, mientras que de este modo se puede alimentar el resentimiento", continúa Malini.
Clandestino es lo mismo que criminal
El gobierno de Berlusconi, que desde que ha llegado al poder prometiendo una línea dura contra los inmigrantes clandestinos y los criminales, dos categorías que en Italia parecen ir siempre juntas; ha tenido muy buen olfato para subirse al tren del racismo. Entre las medidas dispuestas para enfrentarse a la llamada ‘emergencia gitana’ están las fichas policiales: por el momento en Lombardía (región del norte de Italia) se han recogido los datos de todos aquellos considerados como pertenecientes a esta etnia.
"El teniente de alcalde de Milán, Riccardo de Corato", sigue contando Malini, "está intentando encontrar, a través de un sistema de fichas policiales que él llama ‘censo’, algún delito por parte de los romaníes para poder proceder más fácilmente a su expulsión, en el caso de que no sean ciudadanos italianos". A pesar de los intentos de este gobierno y del anterior de facilitar la expulsión de ciudadanos comunitarios, Italia no tiene más remedio que respetar la directriz europea sobre la libre circulación de los comunitarios y no puede proceder, tal y como ha pedido la Liga Norte, a la expulsión por falta de medios de sustento.
En cualquier caso esto no es suficiente: respecto al año pasado se han multiplicado por diez los desalojos de pequeños asentamientos improvisados sin que se le presente ninguna oferta alternativa a sus habitantes, hasta el punto de que el grupo EveryOne ha dado la voz de alarma sobre una emergencia humanitaria que está condenada a agravarse con la llegada del frío durante el próximo otoño.
El 9 de junio y como respuesta a estas medidas, aproximadamente 20.000 personas, muchas de ellas gitanas, se manifestaron por primera vez en Roma contra la persecución racial.
Translated from Chi ha paura degli zingari?