Isabel Soares: Gente bonita come 'Fruta Feia'
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La gente guapa puede comer fruta fea. Esta es la idea con la que Isabel Soares, una joven ingeniera ambiental portuguesa, pretende crear conciencia sobre el despilfarro de comida por razones estéticas en Europa. Su proyecto se llama Fruta Feia y, a punto de celebrar su segundo aniversario, ya ha conseguido hacer mella en muchas mentes.
Isabel Soares, una joven ingeniera medioambiental de 33 años y natural de Lisboa, es la ideóloga de Fruta Feia, un proyecto que lucha en Portugal contra el desperdicio de alimentos.
En 2013, cuando vivía en Barcelona, vio una serie de documentales que trataban la problemática del despilfarro de comida en Europa y las cifras le asustaron. Y es que, realmente, asustan. La gota que colmó el vaso llegó cuando su tío, un agricultor portugués, le contó que había tenido que tirar el 40% de sus "deliciosas peras" porque no tenían el calibre deseado por el gran distribuidor, no encajaban en el "canon de belleza" de las peras. Entonces decidió ponerle remedio.
Su idea ha tomado forma y hoy, dos años después, se puede decir que funciona a pleno rendimiento. Fruta Feia es el nombre de la cooperativa sin ánimo de lucro que Isabel fundó junto con otras dos compañeras. Su lema es tentador: "Gente bonita come fruta fea". Su funcionamiento también lo es. Se trata de una iniciativa que compra a los agricultores la comida que no pueden vender por restricciones únicamente estéticas y la vende a gente que aprecia la oportunidad de comer productos frescos y locales a buen precio, sin comprometer la calidad y la salubridad, por descontado. En palabras de su promotora: "Fruta Feia es una cooperativa que se dirige a un problema que no ocurre sólo en Portugal, sino en todos los países europeos".
La propuesta de Isabel para la próxima cumbre del clima (COP21) no podía ir en otra dirección: "Nos gustaría ver algún debate sobre la necesidad de cambiar los requisitos de calidad atendiendo a la apariencia que impone la legislación europea y las nacionales, o las propias empresas y supermercados. Estos filtros estipulan las bases de muchos descartes innecesarios de fruta y verdura fresca y todo esto dispara el aumento en el desperdicio de comida".
En estos dos años de funcionamiento, Fruta Feia ha recuperado más de 168 toneladas de comida, cuenta con la participación de 45 agricultores y con la fidelidad de alrededor de 800 clientes asociados. Un resultado más que satisfactorio que nadie esperaba y que alienta a Fruta Feia a expandirse próximamente a otras ciudades de Portugal y quizás, tiempo al tiempo, a otros países.
Isabel nos cuenta los avances de su proyecto orgullosa ya que, según explica, esta cooperativa beneficia a todas la partes: "Los campesinos se benefician porque tienen más productividad y un ingreso extra por vender las frutas y verduras que antes habrían ido a la basura; los consumidores tienen la oportunidad de comer comida fresca y local por un precio más bajo; y el planeta se beneficia de la economización de recursos y la minimización de los gases que emite a la atmósfera la comida en descomposición".
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Este perfil es parte del proyecto #21faces previo a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP21, en París.