Intermitentes del espectáculo en Francia: Fundido a negro
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Este mes entra en vigor la polémica reforma que el gobierno de François Hollande ha impulsado para el régimen laboral de los trabajadores discontinuos del sector del espectáculo. Tras meses de protestas contra el nuevo protocolo, el ejecutivo no ha dado un paso atrás, lo que ha provocado que la amenaza de una huelga planee sobre el festival de Aviñón. ¿Subirán a las tablas o se bajará el telón?
A solo unos días de la celebración del Festival de Aviñón, la muestra de teatro más importante de Francia y una de los mayores festivales culturales de Europa, los trabajadores del espectáculo adheridos al régimen de los intermitentes franceses siguen en pie de guerra contra un gobierno socialista que, a priori, no parece dispuesto a dar su brazo a torcer. Hoy entra en vigor el protocolo que el pasado marzo el ejecutivo de François Hollande firmó para reformar el funcionamiento del estatuto de los intermitentes franceses, los trabajadores del espectáculo (artistas y técnicos) que se acogen a un sistema especial de cotización según el cual tienen derecho a recibir indemnizaciones del Estado entre el fin de un contrato y el comienzo del siguiente, habida cuenta de la corta duración de los contratos que se formalizan en este sector.
"El sistema, aunque es un poco complicado, funcionaba bien y nos permitía tener cierta flexibilidad a nivel laboral, a los empleados pero también a las empresas, que no suelen necesitar a muchos trabajadores todo el tiempo", explicó a CaféBabel Alexandre, técnico en animación cinematográfica. En el mundo del espectáculo (cine, teatro, música) son muy frecuentes los contratos de corta extensión, que pueden ir desde un par de semanas hasta unos cuantos meses. Los intermitentes suelen cumplir varios contratos como estos durante un mismo año, el estatuto de intermitente les permite acceder a una prestación por desempleo que suele llegar de forma cuasi inmediata desde que fianalizan un contrato y comienzan el siguiente. Para ello, se tienen que tener trabajadas 507 horas durante los diez últimos meses.
Desde que se firmara el nuevo convenio, decenas de colectivos de intermitentes y de plataformas sindicales (con la CGT a la cabeza) se han manifestado en las calles de toda Francia en contra de una directiva que, según denuncian, "precariza todavía más" la situación de los intermitentes. La diferencia principal que conlleva la nueva directiva, según explicaron a CaféBabel varios trabajadores discontinuos, es que la forma de indemnizar en diferido se aplicará para rentas mucho más bajas. Esta foma de indemnización puede llegar entre un mes y tres meses de retraso y afectará a partir de ahora al 48% de los trabajadores, que podrían llegar a cobrar su prestación mucho más tarde. Esto comportará, según denuncian los trabajadores afectados, una pérdida de salario y un retraso en el ingreso de los subsidios que podría prolongarse hasta tres meses en los que le intermitente no tendría acceso a ningún tipo de prestación. "El problema es que ahora cada vez que paremos de trabajar el diferido se aplicará, tendremos que esperar varios meses para ser indemnizados y si en ese tiempo trabajamos (necesitamos trabajar), las horas no contabilizarán para una indemnización futura, así que será aún más complicado conseguir el estatuto de intermitente", lamentó Alexandre.
Esta movilización ha llegado incluso a poner en peligro la celebración de los festivales de Aix-en-Provence y de Aviñón, siendo este último la muestra de teatro más sobresaliente de Francia y uno de los emblemas de la cultura francesa. A pesar de los comunicados emitidos tanto por la dirección del Festival de Aviñón como del Festival Off de Aviñón (una iniciativa paralela a la muestra oficial), en los que aseguran que las representaciones se llevarán a cabo con normalidad, no han sido pocos los colectivos de intermitentes que han amenazado con una huelga masiva durante los días que dura el festival, del 4 al 27 de julio. "No sabemos qué ocurrirá, pero hasta ahora cuando se ha convocado una huelga se ha dicho con un día de antelación, así que todo puede suceder", aseguró Claire, cantante y actriz, durante la última gran manifestación celebrada en París el pasado jueves 26 de junio.
El fin último del régimen de los intermitentes es proporcionar un mínimo de seguridad laboral a los trabajadores de un sector tremendamente inestable. Claire, por ejemplo, que suele trabajar en musicales, nos cuenta que de septiembre a enero no le falta trabajo pero que, a partir de ahí, suele atravesar algunos meses "muy complicados" en los que pagar su alquiler de París le resulta extremadamente difícil, incluso con la subsidio del gobierno. Una opinión que comparte Nicolas, compañero de Alexandre: "La gente piensa que nosotros hemos elegido ser intermitentes y que preferimos beneficiarnos así del sistema, pero te aseguro que si me dieran un contrato indefinido lo cogería, siendo intermitente es muy complicado conseguir un alquiler, o un préstamo del banco... vivimos en una situación muy precaria", denunció.
En efecto, según un estudio publicado por el diario Le Parisien, el 55% de los franceses no ha apoyado las reinvindicaciones de los intermitentes. La causa de ello, según Nicolas, podría deberse al "desconocimiento" de la población y a un discurso maniqueo del gobierno al explicar las razones por las que han reformado el estatuto. "Nos dicen que la razón es el déficit, ¡qué gracia! Repiten lo que los intermitentes cuestan al Estado pero no miran, en cambio, todo el dinero que el Estado recibe de la cultura ni las cifras que reportan los locales que funcionan con los intermitentes... creamos más dinero del que costamos, pero esto al gobierno no le interesa decirlo", se quejó Nicolas. Ambos técnicos ironizaron sobre el hecho de que la reforma la esté llevando a cabo un gobierno socialista. "Parece que la izquierda esté más a la derecha que la misma derecha, en serio, son nulos en economía", afirmó Alexandre.
En las calles de París se dieron cita, además de numerosos intermitentes, también otros trabajadores que, si bien no se ven directamente afectados por la reforma, sí lo están indirectamente. Es el caso de Lola, quien se encarga de la administración de una empresa de espectáculos para niños y que ve peligrar la disposición de trabajadores en un futuro por culpa de esta precarización laboral. "Cada vez tenemos más y más intermitentes que consiguen peores trabajos y a quienes les cuesta trabajar, personas que al final acaban por abandonar el régimen de intermitente porque cada vez tienen menos estabilidad", señaló la gerente. "Vemos artistas que tienen ya sobre 50 años y que piensan en su trabajo pero también en su jubiliación, en muomento dado se encuentran en medio de la precariedad y que deciden dejarlo, por lo que cada vez nos va costando más conseguir gente", incidió Lola. Por otra parte, la administrativa se quejó de que la reforma "contempla unas cotizaciones suplementarias que no estaban previstas en los presupuestos", unas cotizaciones que pasan del 10,8% al 12,8%. "Los presupuestos suelen cerrarse con un año de antelación, por lo que la masa salarial costará más cara, lo que hará que más complicado el ejercicio para las pequeñas empresas", dijo la gerente.
Todos los entrevistados coincidieron en culpar al gobierno de haber firmado estos acuerdos sin haber dialogado con los colectivos afectados (el sindicato CGT, el único que cuenta con una antena especial para los trabajadores del espectáculo, no firmó el protocolo en marzo) y de acabar lentamente con un sistema, creado en los años 1930, que sin duda ayudaba enormemente a asegurar la cultura del país. "[La reforma] es una forma de acabar con el estatus de intemritente. Te dicen que no lo van a suprimir, pero lo que están haciendo es destruirlo, cada vez menos gente podrá adherirse, cada vez habrá menos artistas y cada vez habrá menos cultura", lamentó Nicolas, pancarta en mano, mientras avanzaba con sus compañeros hacia Nation.