Inmigrantes en Grecia: 3 semanas en el gueto de Idomeni
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Naiara Reig PellicerIdomeni es un pueblo griego situado en la frontera con Macedonia. El pasado noviembre se hizo famoso cuando algunos Estados europeos decidieron cerrar sus fronteras y realizar una selección en la entrada, para aceptar sólo a refugiados políticos. Mientras, los inmigrantes seguían bloqueados allí y únicamente recibían ayuda de un grupo combativo de voluntarios. Así nació el gueto de Idomeni.
David es un activista que compartió esos días infernales junto a los inmigrantes olvidados, los que no se ahogaron en el mar Egeo. Junto con otros voluntarios, ha contado lo que pasa en este gueto de la frontera entre Grecia y Macedonia en la página de Facebook Forgotten in Idomeni. Entrevistamos a David desde Sarajevo.
Cafébabel: David, ¿cuándo empezó y cuándo terminó la historia del gueto de Idomeni?
La historia del gueto empezó el pasado 20 de noviembre de 2015, cuando Eslovenia decidió cerrar sus fronteras a los "inmigrantes económicos". Se produjo entonces un efecto dominó: Todos los demás Estados cuerraron sus puertas mediante la instalación de alambre de púas en sus fronteras. Y terminó inexorablemente el 9 de diciembre, después de la evacuación y reubicación en Atenas de aproximadamente 3.000 personas por parte de la policía griega. No se puede instalar alambre de púas en el mar, por lo que Grecia se había convertido durante este período en una jaula del flujo migratorio. Un enorme hotspot, infinito (los hotspots son los centros instalados sobre el terreno a los cuales llegan los inmigrantes y que están financiados por la Unión Europea, ed.)
Cafébabel: ¿Cómo se creó el campo?
David: Desde el 20 de noviembre, Idomeni pasó de ser un campo de paso a un apoyo real para los inmigrantes que iban llegando. Mientras algunos insistían en llamar a las puertas de Europa, otros se preparaban para quedarse y resistir. Desde ese día, todas las grandes tiendas de campaña disponibles estuvieron ocupadas por inmigrantes que no pudieron cruzar la frontera, y así las tiendas se multiplicaron, pues algunos voluntarios alemanes las habían traído, por suerte, unos días antes.
Cafébabel: ¿Cómo era la vida en el campo?
David: El ritmo de los días venía marcado por una sucesión de manifestaciones, protestas y enfrentamientos con la policía, pero por las noches, alrededor del fuego, sonreíamos y bromeábamos. El olor de este fuego revive muchos recuerdos, simboliza las lenguas extranjeras, las historias de vidas distantes. Después de unas semanas juntos, todo el mundo sabía que estábamos viviendo el día a día de un campo de refugiados sin olvidarnos de tomarnos también algún tiempo para hablar, cantar y bailar. Todo el mundo se mezclaba y estaba confundido: Ya no había inmigrantes o voluntarios, sino personas que intercambiaban historias de vida y de viajes.
Cafébabel: ¿Qué hacíais allí los voluntarios?
David: Después de una semana, las condiciones de vida se fueron deteriorando inevitablemente. Pero gracias a un grupo que venía de Preševo (una ciudad albanesa de Serbia, ed.) y otro grupo de voluntarios alemanes, nos las arreglamos para conseguir dos cocinas para ofrecer comidas calientes y té.
Cafébabel: ¿Cómo estaba organizado el campo?
David: El campamento de Idomeni tenía su propia estructura: Había una parte que parecía realmente un gueto, también conocido como Campo B, donde vivían principalmente iraníes y magrebíes, que era donde estaban las cocinas. Las tiendas de los africanos se encontraban a lo largo de la vía del tren, y desde el "bulevar" principal se podía distinguir el "distrito" nepalí. Por último, estaba el "centro de la ciudad", es decir, el viejo campamento con sus grandes tiendas y las oficinas de policía y de la ACNUR (la Agencia de Refugiados de la ONU, ed.). Cada espacio del campamento formaba parte de una pequeña existencia independiente, un mundo, un pequeño pueblo en el que se hablaban todos los idiomas.
Cafébabel: ¿Qué te queda de esta experiencia?
David: Fueron días muy intensos, días en los que tenías constantemente sentimientos encontrados. Ira, desánimo, frustración, sonrisas. Luego, sin razón, una sacudida en el alma. Esta experiencia también ha representado, para empezar, un período de vida en comunidad, fue un período de lucha social y política, un tiempo de sufrimiento y de muerte, de alegrías y risas. No había más distancia, ni confrontación entre culturas, sólo un fuerte sentimiento de solidaridad. Un ejemplo diferente, por una vez libre de racismo y de retórica.
Cafébabel: ¿Cuál es la Europa que surge de Idomeni, según tú?
David: Los migrantes que intentaban cruzar la frontera han experimentado, vivido y enfrentado la forma de racismo más feroz y más pura. Un racismo made in Europe, donde los pobres se enfrentan con el que es aún más pobre y deben competir por las pocas cosas que poseen. Les hemos mostrado lo que es "el mercado de Europa": Falta de hospitalidad, racismo, desinterés.
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Entrevista recogida por Simone Benazzo, de la redacción local de cafébabel Torino.
Translated from Grecia: 3 settimane di resistenza con i migranti di Idomeni