Ignasi Guardans: “Los liberales evitamos el control policial de las escuchas”
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Guardans cree que Europa hará el ridículo si no está a la altura de las iniciativas norteamericanas en materia de cambio climático, desarme o pacificación de Irak y Afganistán
El español Ignasi Guardans, eurodiputado del grupo liberal, denuncia la “ausencia de voluntad política europea para estar a la altura de los desafíos propuestos por Obama”. Con tan solo 45 años y una intensa actividad parlamentaria a sus espaldas, ha sido objeto de veto por parte de su partido (Convergencia Democrática de Cataluña (CDC), que en coalición con Unión Democrática de Cataluña (UDC) forma el partido nacionalista de centro Convergencia y Unión) para volver a liderarlo en las elecciones europeas de junio de 2009.
“Por desgracia”, lamenta, “en los países del sur, lo partidos encabezan sus listas electorales paras las elecciones europeas en función de criterios locales”. Este nieto de uno de los líderes históricos del regionalismo catalán, Francesc Cambó, ha ido perdiendo pedigrí catalanista a ojos del líder de CDC, Artur Mas, desde que contestara negativamente a su pregunta de si votaría a favor de la independencia de Cataluña en un hipotético referéndum.
¿No le da la impresión de que Obama le ha robado la cartera de la simpatía global a los europeos?
Ha habido una ampliación de capital en el entorno internacional y lo ha suscrito íntegramente EE UU. Europa ha quedado minorizada. Mientras seguimos discutiendo qué somos y qué no, los valores europeos y lo que Europa defiende lo ha asumido Obama.
Eso sí, Europa no ha renegado de nada. Eso significaría que Europa se hubiera vuelto neocon (neoconservadora). Seguimos defendiendo lo mismo y seguimos teniendo la misma reputación: gente que defiende cosas, pero que no tiene valor y medios para aplicar lo que defiende.
¿Cree que Europa estará a la altura de esa ola transformadora que parece representar Obama?
A mí me gustaría, pero no estoy seguro…
¿Qué haría falta para que estuviera a la altura?
Instrumentos y voluntad política a la altura de sus valores morales. Los instrumentos los tendremos cuando se aplique el Tratado de Lisboa, pero la voluntad política no la da ningún tratado. No soy muy ‘eurooptimista’; no veo ganas de mojarse y de llevar hasta las últimas consecuencias lo que defendemos.
Aparte de instituciones e instrumentos, ¿hace falta un cambio de líder en Europa?
Es evidente que el liderazgo que hemos visto con Sarkozy, si solo dura seis meses, aunque fuera bueno, es ineficaz, pues no puede asumir las consecuencias derivadas de una crisis como la de Georgia. Ahí es donde Lisboa sí entra al prever una presidencia de la UE de dos años y medio.
¿Cree que lo que ha hecho Sarkozy en seis meses lo hubiera podido hacer cualquier otro?
No lo creo, pero tampoco creo que el líder tenga que ser siempre de un país grande. Es un profundo error creer que solo se puede ser un líder activo y enérgico si se tienen muchos millones de votantes detrás.
¿A quién vería usted como líder de la UE?
No tengo ningún nombre que me parezca espléndido porque hay una crisis de liderazgo general…
Pero usted trabaja con mucha gente…
Sí, pero en este momento no veo a nadie. No creo que sea Tony Blair, si es el nombre del que se habla. Sería un error, ha demostrado su absoluta ineficacia en Oriente Medio. Será bueno para dedicarse a la cultura o a las conferencias, pero no para liderar un proceso político de ningún tipo.
¿Le ha resultado positiva esta legislatura?
Sí, hemos mejorado la protección de los ciudadanos. Y no solo hemos mejorado cosas sino que hemos impedido que ocurrieran cosas malas…
¿Qué se ha impedido?
Que toda la obsesión de seguridad de los EE UU sobre violación de protección de datos fuera copiada en la UE sin filtro alguno. También en relación a la directiva de retención de datos de llamadas personales, en donde la presión externa de alemanes e ingleses fue inmensa para forzar a dar un cheque en blanco a la policía para el acceso a nuestras llamadas telefónicas…
¿A qué se refiere con presiones externas?
A intentar vías jurídicas distintas de la votación y venir al Parlamento a decirnos que o votábamos lo que querían o les impedíamos que lucharan contra el terrorismo y las muertes serían responsabilidad nuestra.
¿Se ha sentido a gusto en el grupo liberal?
Sí, por su enorme motivación europeísta. El idealismo europeo de los compañeros me ha hecho sentir muy a gusto. En cuanto a la línea de voto, en algunos temas mi grupo es como el Parlamento en pequeñito, hay mucha pluralidad y los debates internos eran fascinantes y cuando llegábamos a una transacción eso llegaba a representar al Parlamento entero.
¿Cómo puede entusiasmar la política europea para que los electores voten más que en 2004?
Hay que transmitir que aquí se juegan mucho, aunque muchos partidos no se lo crean y no hagan nada por transmitir eso.
¿Depende la política europea de una mayoría de izquierdas o derechas, más liberal o estatalista?
Si hubiera una mayoría distinta hoy, la policía podría escuchar sus conversaciones telefónicas sin que lo revise un juez, habría una jornada laboral de 65 horas y habría desaparecido la negociación colectiva. Tampoco habría un paquete de medidas contra el cambio climático.