Hay que adaptar nuestras sociedades al islam
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marta agosti pinilla¿Qué vínculos mantienen el Islam y las sociedades europeas? Respuesta de Franck Frégosi, especialista en Islam dentro del espacio europeo. ¿Hacia dónde apunta la situación de Turquía?
Franck Frégosi, 33 años, es investigador en el laboratorio de “sociedad, derecho y religión en Europa” de la Universidad Schuman de Estrasburgo. Especialista en el Islam contemporáneo en Francia y en Europa. Estudia, en particular, los procesos de institucionalización, organización y gestión del Islam dentro del espacio europeo, así como las diversas formas de organización religiosa y de liderazgo musulmán en Francia. Nos cede, aquí, su análisis de los vínculos que mantienen las sociedades europeas con el Islam.
En los Países Bajos, en Alemania, en Francia, el debate alrededor de la integración de los musulmanes tiene, actualmente, su apogeo en Europa. ¿Existe un malestar europeo de cara al Islam?
Existe, sobretodo, una obsesión europea generalizada del Islam. Esta se deriva, en gran parte, del efecto “11 de septiembre” de 2001 y de los atentados de Al Qaïda, al tiempo que un verdadero esfuerzo de integración ha sido emprendido por las comunidades musulmanas. Sin embargo, esta obsesión se perfila de diferentes maneras según el país. Cada país se focaliza sobre un aspecto del Islam: Francia está perturbada por el uso del velo en los colegios, los Países Bajos se han convulsionado por el asesinato de Théo Van Gogh, autor de películas vitriólicas sobre el Islam, y de Pym Fortuyn, que vilipendiaba a los imanes y sus pregones anti-homosexuales; finalmente, Italia ha visto cómo simpatizantes de la Liga Norte han esparcido orina de cerdo en los emplazamientos en donde se preveía asentar una mezquita. Estos hechos, todos condenables, se traducen, a mi parecer, en un islamocentrismo atroz. De hecho, el Islam en Europa no puede ser reducido a algunos casos como el asesinato de Théo Van Gogh.
¿Existe un Islam europeo?
Desde un punto de vista democrático, el hecho musulmán en Europa es innegable. El Islam está fuertemente enraizado en Europa. Los musulmanes de hoy no proceden todos del extranjero, al contrario, han nacido en países europeos. Sus características pertenecen a las historias particulares de cada país. En Alemania, los musulmanes son de origen turco, en Francia son más bien originarios del Magreb y en el Reino Unido del subcontinente indio. Estos ciudadanos europeos reivindican una ciudadanía exigente y crítica. Son ciudadanos europeos que rechazan ser considerados como ciudadanos de segunda clase.
Sin embargo, esta comunidad musulmana europea está doblemente marcada por las circunstancias nacionales de origen y sus vidas actuales. Los musulmanes turcos de Alemania no se sienten una comunidad junto a los musulmanes magrebíes de Francia. Los marcos nacionales, bastante estrictos, pueden a pesar de todo ser superados. Por ejemplo, las jóvenes muchachas que han sido expulsadas de la escuela pública en Alsacia (Francia) por llevar el velo, no han vacilado en escolarizarse en Bélgica. Ellas pertenecen al movimiento musulmán radical de origen turco Milli Görüs que se desarrolló sobretodo en Alemania. En cierta modo, los musulmanes circulan mucho más allá de las fronteras europeas. En esto, se anticipan a los demás ciudadanos europeos
Queda que los musulmanes se reúnan en el seno de una comunidad religiosa…
En Europa, la comunidad musulmana no existe como tal. Se trata, más bien, de pequeños feudos que compiten entre si para atraer a los creyentes. En Francia, por ejemplo, aunque existe hoy en día un “Consejo Francés del Culto Musulmán”, las grandes federaciones de musulmanes no reúnen al conjunto de los creyentes. Existe en muchas ciudades un gran número de mezquitas independientes, de pequeñas comunidades musulmanas. En España, los diferentes grupos musulmanes no se han puesto de acuerdo para definir un programa de enseñanza religiosa musulmán. ¡Cada uno predica para su parroquia! Por tanto, un riesgo acecha a las comunidades musulmanas: la estandarización del Islam. Esta religión es plural en sus prácticas y en sus interpretaciones, y así debe quedarse.
¿Deben estas comunidades adaptarse a Europa?
Lo que está en juego no es tanto adaptar el Islam a nuestras sociedades europeas como adaptar nuestras sociedades al Islam. Las actitudes discriminatorias contra los musulmanes acentúan la frustración y alimentan la radicalización de ciertos movimientos. Nuestro desafío es, entonces, encontrar un medio de organizar y de encuadrar mejor el Islam en Europa con el fin de integrarlos en nuestra sociedad de la manera más justa posible. De este modo, si la mayoría de los Estados recurren en Europa a la financiación pública del culto, el culto musulmán raramente se beneficia de esta práctica. Existen muchos más impedimentos, tanto en las mentalidades como en las burocracias: en Bélgica existen modos de financiación, pero los musulmanes no se benefician por que la representatividad de los grupos musulmanes no está reconocida.
¿Es el Islam compatible con los valores europeos humanistas?
Es necesario preguntarse, en un primer momento, la cuestión de los valores. ¿De qué valores hablamos? La cristiandad se ha construido durante mucho tiempo por oposición al Islam, pero al mismo tiempo, esta religión y esta cultura han marcado nuestra Historia. Europa tiende ha redescubrir esta Historia en la imagen de Andalucía, que pone en valor su pasado. España ha sido en tres cuartas partes musulmana, una parte de los Balcanes los son aún, pues pertenecieron al Imperio Otomano, llamado a principios del siglo XX “el malo de Europa”. Hoy en día, hay que abandonar la visión binaria de la Historia y de la oposición sistemática entre la Europa cristiana y el Islam. En este aspecto, la entrada de Turquía no es particularmente escandalosa. Del mismo modo, para el Islam si este país entra en la Unión Europea, el Islam turco contará simplemente un poco más en Europa.
Translated from « Le défi, c'est d’adapter nos sociétés à l’Islam »