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Haga lo que haga Palestina, gana Israel

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La negociación para obtener un gobierno palestino de unidad nacional se acaban de paralizar. Hamas no quiere reconocer el Estado de Israel, tal y como exige el Presidente de la Autoridad Nacional Palestina Mahmud Abbas.

Desde hace muchas semanas, se producen contactos y encuentros entre el presidente palestino Mahmud Abbas, de Fatah (partido que durante décadas lideró el difunto Yaser Arafat) y el primer ministro, Ismael Haniyya, de Hamas, para lograr un gobierno de unidad nacional que desbloquee la crisis sin precedentes en la que se encuentra el pueblo palestino. Sin embargo, Hamas no acepta las condiciones fijadas por la comunidad internacional y el propio Abbas: renunciar a la violencia, reconocer el Estado de Israel y aceptar la Hoja de Ruta (el plan diplomático puesto a punto por el cuarteto internacional –EE UU, UE, Rusia y ONU- como vía a seguir para obtener la paz en la región).

La negociación más importante de sus carreras

Esta situación de parálisis prolonga aún más el aislamiento humanitario, económico, social y político del que es objeto el actual gobierno palestino, liderado por Hamas, e impuesto por la comunidad internacional. La víctima principal de esta situación es, como siempre, el pueblo palestino. Mahmud Abbas sería, en este gobierno de unidad nacional, portavoz de estas exigencias y cara amable de un gobierno de unidad nacional. Amable significaría condescendiente con decisiones tomadas lejos de tierra palestina. Todo un flaco favor para Abbas, pues no cuenta ya con demasiadas simpatías ni dentro de su propio partido ni entre la población palestina, y este papel de conciliador en esta etapa le puede jugar una mala pasada para su futuro político en Palestina.

Por su parte, Hamas deberá por un lado jugar el papel político que el pueblo palestino le asignó tras ganar unas elecciones democráticas y, por otro, abandonar la lucha armada como alternativa a la ocupación militar de Israel en todos los Territorios Palestinos. Haniyya, líder pragmático y del ala moderada dentro del movimiento, tendrá que saber negociar con su sector más intransigente y con una población extenuada y harta de ver cómo se ha jugado con el porvenir de generaciones sin haber contado con ella la postura oficial que seguirá Hamas en el futuro.

Israel mantiene su posición de fuerza

Hacer pronósticos en Oriente Medio es contar con la incertidumbre como principal aliada. Ahora bien, en el caso de formarse un gobierno de unidad nacional, nacería ya debilitado y pasaría factura a alguno de estos dos partidos al tener que hacer frente a las históricas peticiones palestinas (vuelta a las fronteras de 1967, regreso a Palestina de los refugiados y Jerusalén Este como capital del Estado palestino), peticiones que Israel no aceptará en modo alguno.

Si no se formara un gobierno de unidad nacional, Israel tendrá la excusa perfecta para vender al mundo la justificación de sus actos en los Territorios Palestinos Ocupados y acentuar así la crisis humanitaria y política que derivaría en catástrofe. Siguiendo el viejo proverbio de “divide y vencerás”, Israel tiene todas las cartas para apuntarse otro tanto una vez más en este conflicto desigual e injusto.