Gulag: El Archipiélago llega al instituto
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Los rusos de 16 años deberán leer desde ya Archipiélago Gulag, clásica denuncia del horror estalinista y obra cumbre del Nobel de Literatura Aleksandr Solzhenitsyn. La prensa internacional no acaba de ver dónde está la coherencia, cuando hace apenas un año el Kremlin suavizaba la imagen de Stalin en los libros de texto.
Archipiélago Gulag es una completísima descripción de la inmensa cárcel que fue la Unión Soviética bajo Stalin (y Lenin), montada con un estilo capaz de exprimir la ironía del mismísimo infierno (detenciones al azar, celdas atestadas, trabajos forzados a treinta bajo cero…). Solzhenitsyn alumbró los tres volúmenes tras pasar 8 años en un campo de trabajo, entrevistar a otros 227 supervivientes y escribir una década en la clandestinidad con ayuda de varios colaboradores invisibles que escondían, completaban y pasaban a limpio el manuscrito, introducido como microfilm en Francia por un miembro de la UNESCO en 1973.
Siempre resulta pomposo hablar de la “condición humana”, pero aquí está justificado: Archipiélago Gulag es un análisis crudísimo de la maldad, el totalitarismo y la desesperación, y una denuncia de la vergonzosa ceguera europea frente a la represión soviética. Para muchos, el mejor libro del siglo XX.
Sin embargo, los jóvenes rusos no tendrán que tragarse las 2.300 páginas de horror, sino una edición para adolescentes dulcificada y reducida a la cuarta parte. Ya hay 10.000 copias disponibles.
Así lo anunció por televisión el primer ministro ruso, Vladímir Putin, el mismo que se refirió a Stalin en términos de “logros industriales”, el mismo que cultiva la fuerza y el control como forma de Gobierno, el ex agente secreto de mirada helada y facciones tensas. La prensa internacional no termina de comprender. ¿Por qué? ¿Por qué se fotografía con la viuda del escritor y hace hermosas reflexiones sobre conocer el pasado para mejorar el futuro?
Quizás simpatice con las ideas del último Solzhenitsyn, patriota y nacionalista; puede que sea un simple cálculo de imagen pública, o que se conmoviese de verdad con el Archipiélago, o todo a la vez, o quién sabe. Sólo una cosa es segura: los adolescentes rusos salen ganando.
Fotos: portada: (cc) agitprop /Flickr; Putin (cc) World Economic Forum /Flickr