Guía corporal para no meter la pata en Europa
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Pese a la globalización audiovisual y a la constante sobredosis informativa, parece que las expresiones corporales siguen siendo tan efectivas como cuando se inventaron hace siglos, hasta tal punto que pedir dos cafés con un simple gesto puede terminar en bronca. Por eso proponemos una rudimentaria guía de manos, barbillas y culos para evitar problemas en Europa.
Entré a pedir dos cafés en un bar de Londres. Había bastante ruido y la camarera no me entendía, así que le mostré mis dedos en forma de V, haciendo el símbolo de la victoria pero al revés, con los nudillos hacia ella. Dos cafés. Su expresión se congeló y frunció un poco las cejas, pero luego recuperó la amabilidad: “Vale, ahora mismo… Y no vuelvas a hacer ese gesto, por favor. Aquí es algo feo…” ¿Qué? Luego me lo confirmaron: “Deja de hacer eso o tendrás problemas.”
¿Por qué así, por qué los dos dedos y por qué en Londres?
Al otro lado del Canal, un francés me lo aclaró con orgullo: “Ese gesto viene de las guerras medievales: los arqueros ingleses eran muy buenos, muy reputados; así que, cuando los franceses capturaban a uno después de una batalla, le cortaban los dedos índice y corazón para impedirle volver a lanzar flechas. Por eso algunos hinchas franceses, en los estadios, provocan a los ingleses enseñándoles esos dos dedos”, y remató su exposición con una carcajada maliciosa, echándose hacia atrás y poniendo una mano sobre el vientre, como Napoleón.
Otra versión de la historia limita el tajo al dedo corazón, al del medio. Además este sí que es un buen dedo paneuropeo: si le enseñas “el del medio” a un portugués, húngaro o sueco se lo va a tomar mal. Y en Estados Unidos, y en Latinoamérica y posiblemente en todos aquellos sitios que hayan sido asaltados por europeos.
Y hay más teorías: según algunos, se enseña el del medio para insultar gracias al dramaturgo griego Aristófanes, famoso por sus comedias. Parece ser que una vez se colocó el dedo corazón estirado al lado del pene con el único objetivo de provocar. Y así quedó: desde entonces mostrar el dedo corazón es como enseñar el pito, un insulto.
Otra expresión corporal interesante es el “corte de mangas”: plantar una mano en la parte interior del codo del brazo opuesto, que a su vez debe apuntar al cielo con el puño cerrado. Y hacerlo violentamente, con ruido, y con un complemento verbal. El apunte histórico vendría de la Antigüedad, de cuando los sabinos inventaron el corte de mangas para insultar a los invasores romanos sin que estos se diesen cuenta. Los romanos más ingenuos creyeron que era la forma sabina de saludar, luego comprendieron y lo conservaron como forma de agravio. Este gesto también alcanza el nivel paneuropeo, pero ofrece variantes dependiendo del país. Los polacos se lo mostraron al mundo en las olimpiadas de 1980, cuando uno de sus atletas escupió en la cara de la Unión Soviética nada más ganar la medalla de oro en salto de pértiga.
Pero centrémonos en las especialidades locales: aparte del trauma medieval de los ingleses, están los mediterráneos. Y, entre los mediterráneos, los italianos son los maestros en expresión corporal. Una clásica es la de elevar la barbilla y frotarla por debajo con movimientos rápidos, como si estuviese mojada y quisiésemos salpicar al de en frente, para dejar claro que no nos importa lo más mínimo lo que nos están contando. Otra es la de darse la vuelta y menear el culo. Grave grave, y muy televisiva. Y una más particular: estirar los dedos índice y gordo de ambas manos y apuntar hacia adelante y un poco hacia abajo, dejando espacio entre ambas; significa “¡Te voy a poner el culo así de grande!”. ¿La razón de semejante capacidad expresiva? Quizás la extrema popularidad de la commedia dell'arte, basada en el histrionismo y la improvisación.
Para terminar, España y su fijación por los testículos (“manda huevos”, “tócate los huevos”, “hay que tener huevos”, “cuesta un huevo”, “qué par de huevos”, y una lista infinta…): su variante corporal, tan asquerosa y zafia que deja peor al agresor que a la víctima, es la de adelantar la pelvis y sostenerse los testículos a cierta distancia como si pesasen un kilo cada uno.
¿Valdrá en algún sitio para pedir un par de cafés?
Foto: (cc) c-reel.com/Flickr; vídeos: Rey de España: euskatala; Saltador polaco: pablo115; ambos de Youtube.com