Guasa con las manos en la masa
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Fernando Navarro SordoPaul, un Alemán, se precia de ser un refinado gourmet. Suele ir por ahí diciendo que las especialidades gastronómicas del continente no tienen secretos para él: desde qué es una Carmela (Éclair) en Francia, a cómo se cocina un verdadero risotto italiano o cuáles son los ingredientes del marmitako. Un buen día, Paul decidió salir a degustar todas estas delicias a sus lugares de origen. Su primera etapa culinaria consistió en recaer en Rusia. Quería probar la famosa “ensaladilla rusa” que tanto conocía, con sus patatas, su poquito de zanahoria, sus gambas cocidas y su pimiento rojo. Pero mire por dónde, en Moscú esta ensalada se llama “ensaladilla polaca”. Luego, desembarcó en Italia. En Bolonia, encargó unos espaguetis a la boloñesa, su plato preferido. Pero lo que le dieron es un plato de pasta con ragú de carne, que es como se le llama allí al plato. Desconcertado, Paul regresó a Alemania en cuya capital hizo una última parada. Allí, fue en busca de los deliciosos Berliner, unos típicos buñuelos de la época del carnaval. ¡De nuevo sus papilas se llevaron un chasco! Y es que en Berlín, al pedir un Berliner lo que nos darán es una simple crêpe.
Translated from Nichts für Feinschmecker