Greeters: el secreto mejor guardado de las ciudades
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A menudo nos preguntamos qué esconde una ciudad más allá de su centro turístico y sus edificios legendarios. De los lugares día a día inmortalizados por miles de curiosos. Ser capaz de descubrir el verdadero encanto, en ocasiones escondido, de resolver los misterios y ser partícipe de lo insólito está al alcance de un clic. Jan, Miren y Jean-Pierre son Greeters y nos descubren sus ciudades.
El amor mueve el mundo ¿Cuántas veces hemos escuchado esta frase? Quizás sea exagerado recurrir a un simple sentimiento para explicar las cosas que suceden cada día a nuestro alrededor. Pero si lo pensamos fríamente, muchas de las decisiones que tomamos, de las frases que pronunciamos, de esas mariposas que sentimos, vienen motivadas por el amor. Y en el caso que se presenta, el amor es también el detonante. Aunque romántico a primera vista, el concepto Greeters se basa precisamente en la pasión que un ciudadano siente por su ciudad y de su entusiasmo por darla a conocer a turistas o a cualquier persona de paso.
Desde tres ciudades diferentes de Europa, las historias de Jan, Miren y Jean-Pierre se construyen desde un punto de partida común. Ellos no se conocen entre sí, pero sus historias son paralelas. Los tres han decidido compartir con los demás la devoción que sienten por sus ciudades respectivas.
Un paseo de sensaciones
La nostalgia es un sentimiento del que nacen muchos de estos voluntarios. Miren, de vuelta a su Bilbao natal tras siete años viviendo en Londres, descubrió el concepto y no dudó ni un segundo en unirse al equipo desde el principio. “No quería perder el nivel de inglés y quería conocer gente nueva. Desde el principio supuso un reto volver a mi ciudad y redescubrirla por mí misma para poder compartirla con otros”. Tras más de dos años y medio como voluntaria en la asociación de Euskogreeters, Miren habla de la mejor experiencia de su vida. “Al estar limitado a máximo 6 personas por voluntario, el paseo se convierte en una reunión con un amigo. El no seguir una pauta nos hace ser más versátiles y poder así cambiar los lugares en función de la interacción con los visitantes”.
Este sentimiento es compartido por todos aquellos que son parte activa de una red de Greeters, y a menudo el impulso que les arrastra procede de las experiencias vividas en el extranjero. Tanto Jan, natural de Hamburgo como Jean-Pierre, residente en Lyon, coinciden en este punto de la historia. “Las mejores experiencias las he vivido de la mano de un local. Bailando bajo una intensa lluvia durante un ensayo del Carnaval de Salvador de Bahia, en Brasil, o pasando una noche mística en un templo de Sri Lanka. Sé que esto no lo hubiera conocido si no fuera porque un local me llevó hacia esos lugares” cuenta Jan, Greeter de Hamburgo desde hace un año y medio. “Aunque Hamburgo no es tan animada como Brasil ni tan mística como Sri Lanka, hay muchas experiencias a compartir, pero aún mucho más que perderse cuando no sabes qué hacer o qué ver”.
Por su parte, Jean-Pierre, el Greeter más experimentado de Lyon – cuatro años como voluntario lo avalan – se desmarca de los recorridos más turísticos y tradicionales. Por eso asegura que “se trata más bien de un paseo de sensaciones y sentimientos. Esto permite dar una visión más animada y viva de Lyon”. Cada vez más, los turistas sacrifican lo que marcan las guías para poder conocer la ciudad que visitan de una manera diferente. “Es gracias a los paseos que continúo maravillándome de la belleza de Lyon” asegura Jean-Pierre, “y es precisamente ese sentimiento lo que me empuja a compartirlo con los turistas”.
Saber por qué todos los edificios alrededor del lago Alster tienen, aproximadamente, la misma altura o pasear por el distrito de la luz roja de Reeperbahn son algunas de las historias o lugares que un turista descubrirá con Jan durante sus paseos por Hamburgo. Con Jean-Pierre uno se convierte en un ciudadano más de Lyon y aprende su cotidianeidad paseando a través de pequeñas plazas y estrechas calles o descubriendo los mercados y restaurantes que forman parte de su día a día. De la mano de Miren, la ciudad de Bilbao dejará de tener secretos, ya que con ella se pueden conocer, entre otras cosas, el antiguo Ascensor de Begoña, antiguamente utilizado para conectar el casco viejo hasta la Basílica de la Virgen de Begoña, o el Espacio ZAWP, lugar donde antiguamente se asentaban los astilleros y que hoy en día es utilizado como un lugar donde diseñadores, creativos y músicos muestran sus obras al público.
La Gran Manzana: banco de pruebas
Fue al otro lado del Atlántico donde se desarrolló el concepto. Lynn Brooks, neoyorquina de cuna, tras comprobar la visión negativa que los turistas tenían de su ciudad, llegó a la conclusión de que la mejor manera de alejarse de los estereotipos era que los ciudadanos se convirtieran en los propios embajadores. Y así fue como Big Apple Greeter saludó al mundo y comenzó a quitarle la máscara a Nueva York en 1992.
Tras cruzar el charco, ciudades como Nantes o Paris, en 2007, fueron las primeras en poner en marcha este servicio. A día de hoy, más de 45 ciudades por toda Europa, además de otras alrededor del mundo, ofrecen la posibilidad de darse a conocer de la mano de un Greeter. Todas ellas agrupadas dentro de una asociación internacional llamada Global Greeter Network, que engloba los valores y los objetivos de los Greeters repartidos por el mundo.