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Gitanos en Hamburgo: retorno "voluntario"
Published on July 4, 2011
Sociedad
En Hamburgo, como en toda Europa, las autoridades ejercen presión sobre los gitanos para que acepten la idea de un "retorno voluntario". Amenazas, presión, aislamiento: ¿cómo hablar de un retorno voluntario cuando se está obligado a partir? Cafebabel.com visitó Billstieg y se reunió con muchas familias gitanas que huyeron de la discriminación en Serbia y Macedonia y que luchan ahora por el derecho de permanecer en Alemania.
Billstieg . Gueto de pobres, gueto de extranjeros. Lejos de la vista de la población de Hamburgo, las familias gitanas de origen iraquí y afgano se hacinan en maltrechos apartamentos. En Billstieg, no pasa más que un autobús cada hora para poder llegar a los comercios y al centro de la ciudad. Los corredores huelen mal y los contenedores de basura permanecen abiertos a la entrada del complejo. 500 personas residen entre estos muros, privadas de un verdadero contacto social con la población alemana.
Marija y Muci llegaron con sus tres hijos a Hamburgo durante el verano de 2010 . Huyeron de Serbia ante las escasas perspectivas que tenían en su propio país, que les excluía por ser gitanos. Toda la familia habla un alemán impecable: es la segunda vez que acaban en Hamburgo. Salijana, Marija y Tradjko llegaron al mundo aquí, junto con los recién nacidos alemanes. Sin embargo, hoy se ven amenazados por la expulsión. Su solicitud de asilo ha sido rechazada por ser considerada “sin fundamentos”.
Sadja espera su quinto hijo. Esta vez, será un varón. En los dos cuartos que ocupa la familia en el último piso del edificio resuenan continuamente los gritos de las niñas. Todos los días van a la escuela del barrio. Djevrija , la hija mayor, traduce ya del romaní al alemán para sus padres en el supermercado y sus ojos se llenan de brillo al hablar de su nueva clase. En Macedonia , Sadja y Sebastián recolectaban botellas y basura para alimentar a la familia, que no contaba con los medios para pagar la escuela a sus cuatro niñas. El acceso al mercado de trabajo era prácticamente imposible por el hecho de ser gitanos.
Sadja lleva el nombre de su madre. En las familias gitanas, esto significa que ella será la última hija. La fotografía que tiene entre sus manos fue tomada en una boda en Macedonia, cuando la menor apenas sabía caminar. Detrás de ella, su madre ha extendido sobre la alfombra roja todas las fotografías que la familia ha logrado llevar consigo a Alemania.
En el edificio de enfrente, Jasa nos recibe con una sonrisa cansada. No logra dormir por la noche a pesar de las pastillas que le facilitó el médico. Tiene miedo de la noche. Miedo de la policía. Miedo de tener que regresar a un país que la rechaza. Para lograr tranquilizarse extiende en el suelo todos los documentos que posee. La última de las paradojas de los sin-papeles: Jasa hundida entre tanto papeleo; sin embargo, no tiene ningún documento de residencia válido.
Del libro que ella sujeta bajo la luz, Barka recuperó una foto de hace veinte años en la que aparecen ella y su hijo menor. Frente a la fotografía, su rostro se ilumina mágicamente. A principios de los años 90 , un fotógrafo había realizado un trabajo documental sobre los solicitantes de asilo en Hamburgo. Barka formaba ya parte de ellos. Veinte años más tarde, de vuelta al punto de partida, de regreso al Centro de acogida, hacinados de cinco en cinco en la habitación.
6h , mitad de la semana. Las familias gitanas y las asociaciones que las apoyan se reunieron en una calle del centro de la ciudad para sensibilizar a la opinión pública sobre la precariedad de su situación. En el suelo, Alemania está representada por la tierra. Los jóvenes gitanos vendrán con martillos a plantar zanahorias en esta tierra negra con el objetivo de simbolizar su voluntad de “echar raíces en Alemania” (Jugendliche schlagen Wurtzel in Deutschland ).
Las familias gitanas cosechan cada vez más apoyos, en particular del lado de la Iglesia protestante local. Un domingo de primavera, una parroquia de los alrededores de Hamburgo invita a una reunión en el Memorial de Neuengamme , un antiguo campo de concentración nazi. Los niños reconocen la palabra “Roma” inscrita en la piedra en recuerdo del medio millón de gitanos que fueron asesinados y depositan flores de los campos.
Reunidos en círculo frente al Memorial, representantes de la Iglesia toman por turno la palabra en apoyo a las familias gitanas. El Obispo de Hamburgo hizo llegar un mensaje en favor del derecho de residencia de éstas. Muci levanta las palmas de sus manos hacia el cielo e inicia un “nuestro padre” en lengua romaní que es repetido a coro por el público.
Sobre los muros rojos del monumento conmemorativo de Neuengamme , se leen decenas de miles de nombres de las víctimas de la barbarie nazi. Los adolescentes de Billstieg tratan de descifrar las inscripciones e inspeccionan inmediatamente los nombres de origen gitano. El lugar, habitualmente desierto y silencioso, se inunda de los gritos de los niños jugando al escondite.
Sadja ha venido al Memorial acompañada de sus 4 niñas, a pesar del nacimiento inminente del bebé que lleva. Está cansada pero siempre lleva una sonrisa en las fotos. Ella no tiene idea de cómo pasará todo. No sabe si su hijo, que nacerá en Alemania, tendrá el derecho a crecer en ese país. No sabe cómo sobrevivirá la familia, si se les obligará a regresar a Macedonia. Sólo desearía tener simplemente el derecho a vivir allí donde ella desea.
Translated from Roms à Hambourg : tu dois rentrer… volontairement !
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