Ghinzu: Yo me lo guiso, yo me lo como
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Puri Lucena“Cuanto más corta, más se afila”. Tres discos de rock-noise, cinco amigos que en su día montaron su propio sello para producir su trabajo. El eslogan de una marca de cuchillos les viene como anillo al dedo para definir su estrategia de ataque. Encuentro con dos de los componenetes del grupo, John Stargasm y Jean Montevideo
Érase una vez cinco tíos que vivían en Bruselas y buscaban un cuchillo afilado para su habitual barbacoa del sábado. Al pasar delante de una tienda, sus pupilas se dilataron frente a la hoja que se veía más agresiva: un ginsu. “Cuanto más corta, más se afila”. La historia de la legendaria marca de cuchillos se parece bastante a la de los liantes belgas de Ghinzu, que sacan su nombre de este utensilio que además era muy barato, solo 19.95 dólares por el juego de cuchillos. Electronic Jacuzzi, el primer trabajo del grupo, no despertó el interés de ninguna discográfica. Así que John Stargasm y sus colegas tuvieron que ponerse las pilas y afilar su estrategia. Lejos de renunciar a la música, crearon el sello Dragoon y se lanzaron a la carretera en una gira gigantesca entre los años 2000 y 2002, un poco al estilo de los vendedores puerta a puerta de Ginsu. Electronic Jacuzzi se ganó el respeto de la escena rock belga y francesa.
Receta casera
¿Cómo elegir los ingredientes cuando uno quiere convertirse en un grupo de rock reconocido en toda Europa? Una pregunta que no tiene sentido para el grupo, que cultiva el arte de no tomarse en serio: “Ghinzu no es una historia de técnica. Somos todos autodidactas, tocamos por instinto”, confiesa el cantante, John Stargasm. ¿Tal vez un secreto de la abuela para orientarnos? “Amas la música, tienes un piano en casa, comienzas a componer con los amigos. Al principio, es un hobby; después va ocupando cada vez un lugar más importante en tu vida”. No se filtra nada de esta introducción: un grupo de amigos sin formación musical que queda para tocar de vez en cuando, como tantos otros. Sin embargo, la historia cambia y acaban haciendo una gira por Europa. Y a Ghinzu le chifla los escenarios. No es que no les guste pasar por el estudio: “Los dos son geniales”, insiste Jean Montevideo, el guitarrista y encargado de los sintetizadores. Pero cuando están en la carretera se encuentran en su salsa. “Para nosotros el escenario ha sido siempre algo natural. En los camerinos nos encontramos a menudo con colegas que vomitan por el estrés”, dicen entre risas, “pero nosotros lo llevamos bien”. ¿Demasiado tranquilos? En 2005, cuando un fallo eléctrico durante el festival Eurockéennes arruinó su concierto, los belgas se pasaron un cuarto de hora tocando la batería y bailando sobre los altavoces.
Están a gusto incluso en las entrevistas. La nuestra tiene lugar en una tabla de madera de esas que se encuentran en los parques para hacer picnics, escondidos tras un sombrero y unas gafas de sol durante el festival Solidays, en París. ¿Vuestras influencias musicales en Bélgica? “Nos encanta Tata YoYo, Ivette Hurner también nos ha influido bastante”, replica Jean Montevideo, y no parece estar hablando en broma. Debe ser el humor belga.
Un humor que casi pierden debido a la situación política de su país. Reconocen que el lado belga de Ghinzu tiende a un cierto ‘dejar hacer’ muy típico en el país. “Es la parte conmovedora y patética a la vez: no tenemos una gran industria musical así que no hay una gran presión para tener éxito. Por eso funcionamos de una manera un poco salvaje”. Muy salvajes, con un primer álbum que produjeron ellos mismos; después uno un poco menos, en su segundo disco Blow, que apareció en 2003 con el sello independiente Bang! y en el que reencuentran a otros paisanos como Zita Zwoon y Girls in Hawaii. En su último trabajo hasta la fecha, Mirror Mirror (2009), de salvaje queda poco. Está producido por la independiente PIAS en Bélgica y por Universal en Francia.
No hay un cambio de filosofía, advierten, se trata de tener más libertad. “Nos producimos nuestros propios discos porque las discográficas no nos quieren”, se divierte John. “Aquí estamos con el apoyo de una discográfica y todo cambia. Para empezar, nuestro disco se ha lanzado de forma internacional…” Se acabo el puerta a puerta. Pero no los conciertos. Sobre todo cuando la radio no funciona. « Entre artistas, hay una solidaridad de hecho. No ha habido una fractura entre los músicos francófonos y flamencos”, analiza John, serio por una vez, sobre el impacto que a crisis política puede tener sobre los músicos. Sin embargo, ciertas emisoras flamencas se han negado a programar su disco, puntualiza Montevideo.Están preocupados por la crisis de identidad? “En el fondo, es una pena”, reconoce John. “Hay menos solidaridad. Se ha instalado una especie de psicosis en la clase política, han conseguido que haya un auténtico bloqueo. Es completamente absurdo porque Bélgica, que es una mezcla de gente y de culturas, debe mirar a exterior para existir”. Nos ponemos a soñar que los políticos belgas escuchan el directo de Ghinzu. “Do you read me?” (‘¿me lees?’), gritarán a los independistas belgas. Y Bart de Wever y Elio di Rupo responderán que sí a coro.
Imágenes: Principal y John Stargasm en concierto ©ROD www.le-hiboo.com/cortesía de Ghinzu ; durante la entrevista ©cafebabel; portada del disco Blow. Videos publicidad de Ginsu 2000 : ginsuguy/YouTube ; concierto en Eurockéennes 2005 did1800/YouTube ; Do you read me?shukin/YouTube
Translated from Ghinzu : Le rock belge a ses sales gosses