Gas "made in Europe": ciudadanos y gobiernos se disputan el suelo
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El País Vasco anunció el pasado mes de febrero que invertirá 100 millones de euros en la búsqueda de gas pizarra, uniéndose así a varios gobiernos de la UE que, desde hace poco tiempo, se decantan por perforar sus suelos en su búsqueda. Las protestas ciudadanas. que alertan sobre los supuestos efectos nocivos para la población, no se han hecho esperar.
En una Europa que lucha por mantener su competitividad económica, la promesa de un gas “Made in EU” ha hecho soñar a muchos.
Algunos países europeos como Polonia , Inglaterra, Francia o España tienen reservas significativas de gas pizarra: gas natural atrapado en las rocas del subsuelo. En principio, esto puede parecer una buena noticia. El gas natural es, dentro de los combustible fósiles, un combustible relativamente “limpio” y su explotación permitiría reducir la dependencia energética del continente como ya lo esta haciendo de EEUU.
Hasta aquí, todo parece un azar afortunado. Lo mismo debió pensar Josh Fox cuando un día le llego una carta a su casa ofreciéndole 100.000 dólares al año por permitirle a una empresa explotar el gas bajo su terreno a orillas del rio Delaware, en EEUU. No obstante, una dosis de intuición y otra de sospecha le hicieron tomar el coche y una cámara e investigar los efectos del fracking en zonas de EEUU donde la explotación comenzó en 2005. El resultado es el relato escalofriante de Gasland, un documental que ganó el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cine de Sundance en 2010 y que ahora es más relevante que nunca a este lado del Atlántico.
Los riesgos, no tan pequeños
La fractura hidráulica – o fracking - consiste en realizar una perforación vertical profunda (entre 1.000 y 5.000 metros) y una horizontal en la capa subterránea de pizarra. Una vez hecho esto, se inyecta en la grieta creada agua, arena y productos químicos a alta presión para fracturar las rocas en las que está contenido el gas pizarra y proceder a su extracción .
El principal riesgo del fracking es la contaminación de los acuíferos causada por fugas de los químicos inyectados . Además, los tóxicos aditivos utilizados para la fracturación llegan a través del agua y el aire a las poblaciones vecinas con impactos graves sobre la salud de sus habitantes. Tampoco se puede descartar el vínculo entre el fracking y los temblores de tierra que ha hecho que le interrumpiera la explotación de algunos pozos en Inglaterra . Finalmente, pese a que la industria gasística defiende que se trata de un combustible fósil más limpio que el carbón o el petróleo, un estudio de la Universidad de Cornell ha demostrado su huella de carbono es mayor que la de esos combustibles.
La polémica está servida
Europa está dividida al respecto. Mientras países como Polonia o Inglaterra han dado licencias de explotación del gas de esquicio ya cuentan con pozos y muchos otros están dando licencias de exploración. Otros, como Francia o Bulgaria, han prohibido el fracking debido a sus riesgos medioambientales. Esta división se refleja en los mensajes de la Comisión Europea. En 2011, la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo realizó un estudio que concluía que era necesario desarrollar una regulación a nivel Europeo para la fractura hidráulica. Sin embargo, un nuevo estudio publicado a principios de este año concluía que no era necesaria más regulación ambiental .
Desde los movimientos ecologistas parecen tenerlo más claro y exigen que se detenga la fractura hidráulica. En España, pese a que ya se han otorgado licencias de exploración en la cornisa cantábrica, Pirineos y parte de Aragón, existe una enorme desinformación sobre sus consecuencias. Además del rechazo manifestado por grandes ONGs como Greenpeace o Ecologistas en Acción, desde principios del 2011 han ido surgiendo también plataformas ciudadanas contra el fracking todo el país. Todas parecen preocupadas ante el riesgo de que un error político – como ignorar la evidencia existente sobre los riesgos del fracking - pueda acabar con importantes recursos acuíferos.
Plataformas similares existen en otros países de Europa y se movilizan regularmente. El pasado mes de marzo fue el turno de Rumanía donde varios miles de personas se manifestaron contra la explotación de gas pizarra en el norte del país. En Francia, el Collectif 07, que celebró la derogación de los permisos de exploración de Total en el Sur de Francia en octubre del 2011, sigue alerta ante el recurso administrativo que el gigante petrolero ha presentado contra la decisión. Y es que la presión la presión de los poderosos lobbies petroleros no cesa y en Bruselas las existen posiciones encontradas. Lo único claro es que el “fracking” o, como le gusta llamarlo a la industria, la “explotación de gas no-convencional” dará mucho que hablar este año. Quizás es un buen momento para recuperar Gasland y pasear junto a Fox por los más de 50.000 pozos que existen ya en EEUU y sus paisajes desolados .
Fotos: portada (cc) Marc Oh!/flickr; máscara en texto: (cc) Fr33d/ flickr