Gabachos, crucchi, frogs y otras lindezas europeas
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Pablo FraileA veces es por el color de la piel; siempre mejor cuando tiene que ver con la comida. Los europeos nos llamamos cosas terribles entre nosotros, muy pocas veces cariñosas. Se trata de un fenómeno (etnopaulismo, en italiano) que pretende denigrar a los pueblos vecinos con todo tipo de apodos. Pero ojo, porque estos malintencionados motes pueden dar gato por liebre.
Por ejemplo, los italianos llaman a los alemanes cruccos y pocos saben lo equivocados que están…
Y es que en realidad, la expresión crucco viene de kruh, palabra serbo-croata que significa pan, el mismo que pedían los soldados croatas del Imperio Austro-Húngaro capturados por los italianos por los durante la Primera Guerra Mundial. Del conflicto descienden la mayor parte de los motes, a menudo manchados de sangre. Así, los italianos tomaron forma de Itaker (Italienischer Kamarad) para alemanes y austríacos, mientras los franceses rebautizaron a los hostiles germanos con el nombre de una tribu marroquí que les hizo sudar durante el periodo colonial: Chleuh.
Por otra parte está el aspecto físico: boche, en francés, viene de albosh (contracción de allemand, alemán y bosh, cabezón). Así que para los franceses, los alemanes son un pueblo de cabezones. Los ingleses también saben de qué va la historia. Les basta ir a la playa para hacerse notar y que su piel adopte un color rojizo como el de un rosbeef (como los llaman en el sur de Francia) o incluso como una langosta, como también se les suele llamar.
El odio y el desprecio se desatan también cuando otro pueblo ‘roba’ el trabajo. De ahí nace la triste historia de los ritals, llamados así por los habitantes de Aigues-Mortes por el sonido fuerte de su erre. Decenas de piamonteses (región italiana) fueron masacrados por los franceses en agosto de 1893 por querer trabajar por dos tercios del salario. Por el mismo motivo, también en Francia, los polacos son llamados Polaks y los portugueses Portos.
La venganza por todo esto se la han tomado los españoles, que los llaman gabachos: según la teoría más conocida, viene de la palabra occitana gavatx, que quiere decir ‘campesino salvaje’, tal y como eran los galos. Más allá de los Alpes, hay quien come ranas: por eso los ingleses llaman a los franceses frogs. Esto quizá no les haga mucha gracia, pero desde luego, para los italianos es un gran cumplido que les llamen maccaroni (también los ingleses)!
Ilustración: ©Henning Studte
Translated from I crucchi non erano tedeschi!