Francia pone plazos en el amor de las parejas mixtas
Published on
Translation by:
Paula Muñoz LópezLos Amoureux au Ban Public, una asociación francesa que defiende los derechos de las parejas mixtas (en las que uno de los cónyuges no posee la misma nacionalidad del otro), tiene preparado un baile para San Valentín.
El ritmo acompasado del acontecimiento estará ensombrecido por la reciente decisión de los senadores franceses de transcribir la directiva europea sobre el retorno de inmigrantes ilegales. Una directiva cuyos términos amenazan a los derechos de las parejas mixtas. La convivencia con un cónyuge extranjero nunca ha estado bien vista en Francia, ¿deberán estas parejas abandonar el país? Dos estudiantes de periodismo se han desplazado a Francia para plantearles la pregunta. Reportaje.
"¡Cupido no pide papeles!". Esta noche, en el escenario de la sala Jacques Brel de Pantin, Yvane de 36 años, defiende su amor por Tony, un libanés de 30 años. Los dos están felices ya que serán los encargados de abrir el baile de San Valentín que organiza Amoureux au Ban Public, una asociación que defiende los derechos de las parejas mixtas en Francia. La pareja lleva felizmente casada desde junio de 2010.
Pegas desde la administración
La historia de esta pareja no ha sido fácil: el matrimonio se celebró finalmente tras años de jaleos administrativos. Su primer intento de unión en 2007 se vio frustrado por la desconfianza de una secretaria del ayuntamiento que solicitaba a Tony, en aquella época estaba en Francia con un visado turístico, su permiso de residencia. Este documento no aparece indicado en la legislación sobre el matrimonio en Francia. "En ese momento, nos sentimos un poco desanimados", recuerda Yvane. En la actualidad, la pareja ya está casada en parte gracias a su hijo Samuel, nacido en julio de 2008. El hecho de ser padres de un hijo francés otorga el derecho a recibir el permiso de residencia, el cual le fue concedido a Tony el pasado mes de marzo. "Tuvimos que esperar a que llegara ese momento para poder casarnos, y para demostrar a los demás que no lo hacíamos únicamente para obtener el permiso de residencia. Yo quería que mi matrimonio fuera de verdad", explica Yvane. Aunque su situación ya está normalizada, no es ese el caso de otras parejas que deben enfrentarse a situaciones poco favorables para poder contraer matrimonio.
Endurecimiento de la ley
El jueves el Senado votó en primera lectura el proyecto de ley relacionado con la inmigración, integración y nacionalidad. El texto transpone la controvertida directiva europea de retorno en la que se introduce la prohibición de regresar al territorio nacional durante un máximo de 5 años desde el momento de la explusión. Sin embargo, el estado francés es libre de conservar aquellas leyes que más le convengan. El Parlamento eligió la vía más dura: a partir de ahora, los sin papeles que hayan sido expulsados podrán ver denegado su acceso a territorio francés durante un periodo máximo de 2 o 3 años. En caso de permanecer en el país o regresar durante este periodo, el plazo podría ampliarse dos años más. "Es horrible", opina Yvane. "Si nos hubiera pasado eso, si Tony hubiera recibido la orden de abandonar Francia y hubiera sido enviado de regreso a Líbano sin poder volver a Francia durante 5 años, habría significado el final de nuestra relación".
"Que uno de los cónyuges sea francés no supone ningún privilegio"
Desde 2003 se están «endureciendo las leyes», opina Pauline Râï, encargada de la parte jurídica del colectivo. "Que uno de los cónyuges sea francés no supone ningún privilegio". "Las sospechas son continuas. Ahora, un cónyuge extranjero podría ser sospecha de un “matrimonio de conveniencia”". O lo que es lo mismo, de haber mentido sobre los sentimientos para casarse con un francés de buenas intenciones y obtener así los papeles. Por su parte, el Senado ha reducido la duración de las penas previstas por la Asamblea Nacional en octubre de 2010 pasando de 7 a 5 años de prisión y a una multa de 15000 euros frente a los 30000 iniciales.
"¿Cómo puede la administración determinar los sentimientos de un extranjero?", se pregunta Paulina. Amandine, de 34 años, y Ali, un argelino de 42 años, se hacen la misma pregunta. La pareja sonríe satisfecha en la pista de baile, bailando pegados al son de las « músicas del mundo » que animan la tarde. «No creo que se pueda dudar de lo sincero de nuestro amor. Alguien que esté en nuestra misma situación no puede más que sentir amor verdadero por el otro», explica Amandine quien lleva 4 años casada y 10 años en Francia por Ali. A pesar de todo, la pareja tuvo que enfrentarse a amigos y familiares que no veían con buenos ojos la unión. Los padres de Amandine tampoco se mostraban a favor: « Si decides hacer tu vida con él, será sin nosotros». Y la hizo con él, pero en secreto.
El derecho europeo favorece más a las parejas mixtas
Frente a la severidad de la legislación francesa, a las parejas de enamorados no les queda otra opción que la de esconderse. De otra manera, el derecho europeo favorece más a los matrimonios con extranjeros. A una berlinesa que se instale en Francia con su marido iraquí se le aplicaría el derecho comunitario. Alemania ejerce su libertad de circulación dentro del espacio Schengen y los matrimonios se benefician de un permiso de residencia de 5 años renovable. Lo contrario le ocurriría a una pareja en la que solo uno de los cónyuges fuera francés a quien le concederían un permiso de residencia para “vida privada y familiar” renovable por un año. Hay otra sutileza a tener en cuenta: el reconocimiento del estatus de refugiado. Yones, iraní de 29 años, lo obtuvo en Italia en donde dispone de un permiso de residencia mientras que en Francia tiene que dar muchos pasos para que le reconozcan su situación.
Después de un año y medio de concubinato con Violaine, la pareja desea casarse. «Cuando eres una pareja mixta se te obliga a tomar decisiones importantes en la vida que de otra manera quizás no hubieras tomado tan rápido, reconoce la joven de 25 años. Casarse, tener hijos...hay que encontrar soluciones para que los dos podamos vivir como el resto». Yones no tiene papeles, pero la pareja no se plantea instalarse en Italia. «No entiendo por qué tendría que ir allí. Soy francesa y nuestro sitio está aquí».
El deseo de estas parejas es el de poder vivir libremente su amor en Francia. En la sala Jacques Brel hablan sobre ello mientras bailan. Es el momento de armarse de valor. Gracias al baile del año pasado, que tuvo lugar en el ayuntamiento de París, Yvane y Tony encontraron el apoyo y fuerza necesaria para continuar con los largos trámites administrativos. Con el micro en la mano, Yvane anima al resto de parejas enamoradas: «El único lugar en el que es legitimo defender sus intereses es en el baile de San Valentín».
* Los nombres han sido modificados por petición de los interesados
Fotos : Portada, (cc)philippe leroyer//flickr ; texto: ©Adèle Ponticelli et Mathieu Dehlinger
Translated from En France, l'amour des couples franco-étrangers est en sursis