Francia, Europa: ¿un sueño roto?
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Mientras que la Unión Europea acaba de adoptar el Pacto de inmigración, Francia había celebrado el último 9 de octubre su primer aniversario del museo de la inmigración, un aniversario que había pasado bastante inadvertido pero que ¡bien merecía una visita!
El edificio es inmenso, colosal como un antiguo templo griego con sus rigurosas proporciones. En el frontón, un bajo relieve con frescos sobrecargados cuenta historias sobre tierras lejanas: Marruecos, Algeria, Conchinchina; tierras a las que, según en friso, habríamos llevado la civilización con nuestras caravanas. El friso data de la exposición universal de 1931 donde, con la escena del bosque de Vincennes, algunos pueblos africanos e incluso el templo de Ankor habían sido reconstruidos, una novedad en esta época.
En el interior, encontramos como primer apartado de la exposición: EMIGRAR.
Muy a menudo, la lógica de las cifras acapara toda reflexión sobre la inmigración y una buena medida de la discusión que la sigue. Es cierto que la ecuación es difícil de resolver y que posee numerosas incógnitas, en las que los desequilibrios Norte/Sur parecen estar muy lejos de solucionarse. Una idea que a menudo se resume con la frase de Michel Rocard: “Francia no puede acoger toda la miseria del mundo pero debe saber coger su parte de manera fiel”.
Ahora bien, sin olvidarnos de esta gestión administrativa necesaria pero tan repetida, volvemos a hablar de hombres y mujeres. Montones de objetos, fotos y frases deshiladas y de voces punzantes, literalmente. Es una exposición interactiva. Dejan en el aire la cuestión del intercambio como evidencia repelente de lo que nos aportan los inmigrantes, lo que aportan a Francia. Un don olvidado demasiado a menudo.
La exposición Repères. Foto Awatef Chengal © Cité nationale de l'histoire de l'immigration
Son seres humanos extraordinarios.
Hacer las maletas para una semana, dos meses, a veces cuatro, cinco años entrecortados con pequeños retornos. ¿Y si fuera para siempre? La mayoría de nosotros no sabemos más que eso, no podemos ni imaginárnoslo. El desplazamiento y los viajes como forma de vida se convierten en naturales. Este gesto es a veces, sin embargo, algo nada anodino sino más bien una manera de esperanza y de aprensión. La decisión de una vida. ¿Cómo llevarse lo esencial? Un libro, una foto, a veces falta sitio para ocuparlo con algo trivial que puede, contra todos los pronósticos, llegar a ser vital. Ellos y ellas hablan y expresan su determinación como una mezcla de locura y coraje. Elegir la precariedad y la incertidumbre con la esperanza de una vida diferente, una vida un poco mejor. A veces, tristemente, hablan de su ignorancia sobre lo que les esperaba, y de sus arrepentimientos. Kingsley cuenta que en Camerún, un dicho dice que “sacar un pez del agua es como matarlo”. Habla del sentimiento de sentirse en medio de la nada, extranjero a ojos de los demás, extranjero a ojos del mundo que le rodea, extranjero a ojos de su propia existencia. Él cruzó toda África desde Camerún hasta el Magreb y después cogió una patera; dos hombres murieron en el intento. Es un viaje que ha quedado grabado gracias a las fotos de Olivier Jobard, quien les siguió durante la travesía, por lo que la justicia de su testimonio marca mucho más que cualquier tipo de interrogación sobre los acontecimientos.
Ellos mucho más que nosotros, franceses de nacimiento, encarnan los valores de libertad, igualdad y fraternidad por los que han hecho el sacrificio de una vida. Antes de haber conocido Francia, la habían soñado. ¿Por qué venir? Para huir de las dictaduras, las guerras, la miseria total. A veces, también por el simple deseo de dar una mejor educación a sus hijos, por la voluntad de seguir sus destinos. Uno de ellos habla de las historias que su madre alemana le había contado sobre los intelectuales franceses, otro de la educación a la francesa, un derecho en el que cree. Modelan así el rostro de la Francia moderna y nos recuerdan por lo que deberíamos luchar.
Estos relatos merecen ser recordados ahora que la Unión Europea acaba de adoptar el pacto europeo sobre la inmigración que refuerza principalmente los aspectos de seguridad de la política común, sin tener en cuenta los grandes desafíos con los que la UE se va a enfrentar : importantes necesidades de mano de obra cualificada y una mejor integración de los inmigrantes extracomunitarios. También deberíamos recordar que los principales flujos migratorios anteriores a los años 70 venían de Europa : Italia, Portugal, Polonia, España. Una inmigración que en su momento también produjo grandes tensiones. Medio siglo más tarde, la libre circulación de personas está en el seno de la política de la Unión Europea.
La situación de los inmigrantes que vienen de África, Asia o incluso de Europa del este no es una fatalidad.
Hasta el punto de que la evolución demográfica en los países de origen muestra que la Unión va a continuar viendo la llegada de numerosos inmigrantes. Una llegada mal vista por muchos, que piensan en ella como en un mal necesario. Existen respuestas en contra de esta idea, pero necesitan ser europeas, pues los estados parecen replegarse sobre el soberanismo como subraya Catherine Withol de Wenden, directora de la investigación llevada a cabo en el Centro de Estudios e Investigaciones Internacionales, en su entrevista para el periódico Le Monde. En su opinión hay que reflexionar sobre ciertos aspectos clave como la política de visados con los países vecinos : Magreb, Turquía, Moldavia ; poner en marcha visados con entradas múltimples (que permitan ir a otros países limítrofes) ; o incluso establecer normas comunes de regularización en términos de empleo en lugar de prohibir regularizaciones masivas. Son medidas que, desgraciadamente, aún están poco desarrolladas.
Escrito por Aurore Abdoul-Maninroudine.
Traducido por Patricia González Bermúdez
Fuentes sobre el Pacto europeo de inmigración:
Entrevista en Le Monde con Catherine Wihtol de Wenden, directora de investigaciones en el Centro de Estudios e Investigaciones Internacionales.
Sur la Cité nationale de l'immigration
Página web : http://www.histoire-immigration.fr/
Palais de la Porte Dorée
293, avenue Daumesnil 75012 Paris
Horarios :
-de martes a viernes de 10 :00 a 17 :30
- los sábados y domingos de 10 :00 a 19 :00.