Finlandia pone fin al aprendizaje de la caligrafía tradicional
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A partir de otoño de 2016, Finlandia dejará de impartir en las aulas de forma obligatoria clases de escritura a mano y caligrafía. En su lugar, se favorecerá la enseñanza de la mecanografía con soportes digitales. ¿Desaparecerán en un futuro los bolígrafos y los lápices ? ¿Qué supone este cambio para los más pequeños ? [Artículo de opinión].
Debido al recelo y las críticas por parte del resto de sistemas educativos, Minna Harmanen, responsable del Instituto Nacional de Educación finlandés, afirma que la única novedad introducida en el currículum escolar finlandés es que a partir de 2016 este tipo de escritura no será obligatoria, sino que se potenciará la mecanografía desde el inicio de la vida escolar. Sin embargo, asegura que aún es demasiado pronto como para constatar una serie de conclusiones.
Inmediatamente después de que se publicara la noticia en el diario finlandés Savon Sanomat a finales de 2014, todos los medios de comunicación internacionales se hicieron eco de ella y comenzaron a divulgar tal información. Encontramos todo tipo de opiniones, desde las más conservadoras que se rigen por el uso de la escritura tradicional usando papel y lápiz, hasta las más radicales en las que lo primordial son las TIC (Tecnologías de la información y la comunicación). Lo ideal en un sistema educativo sería optar por una combinación de ambas, comenzando siempre por el aprendizaje de la caligrafía seguido por el de la mecanografía, ya que esta última al no ser tan compleja no les llevará más de un par de meses.
La capacidad para redactar de una forma apropiada y coherente se aprende gracias al aprendizaje de la caligrafía y a su continua práctica. El hecho de escribir a mano hace que nuestro cerebro se estimule y que de esta manera, adquiramos destrezas como es el caso de la comprensión lectora y crítica, además de ejercitar la memoria. Existen estudios que constatan esta teoría, como es el caso del realizado por Karin James, profesora de psicología de la Universidad de Indiana. En el experimento participaron niños de 4 y 5 años divididos en dos grupos: uno de ellos tan sólo tenía que reconocer una serie de letras, mientras que el otro estaba encargado de reproducirlas. Al concluir la actividad llevada a cabo durante semanas, Karin les hizo un escáner del cerebro y comprobó que efectivamente en el de aquellos niños que habían reproducido las letras había aumentado notablemente su actividad.
Según los responsables del sistema educativo finlandés, se emplea demasiado tiempo en la enseñanza de la caligrafía a un alumno que acaba de entrar en el colegio para que posteriormente, en la vida cotidiana, no la use para casi nada e incluso no la vea plasmada en ningún lugar. Su aprendizaje supone para los más pequeños un gran reto que deben afrontar y que no tiene la misma dificultad para todos. Por ello, ésta se considera la principal razón por la que prefieren invertir más horas en la enseñanza de mecanografía. Aun así, lo cierto es que al dejar de escribir a mano parece como si perdiéramos una parte importante de nosotros.
Todo lo expuesto anteriormente nos da a entender que lo que prima no es la formación personal de los estudiantes sino la profesional, es decir, el hecho de prepararlos desde una edad temprana para enfrentarse al mundo laboral y a la sociedad de la que son partícipes. Sin embargo, hacerles depender cada vez más de las nuevas tecnologías es un gran error que tendrá repercusiones negativas en el futuro. Deben aprender a ser lo más autosuficientes posible o de lo contrario correrán el riesgo de ser inútiles sin ellas y de no saber tomar decisiones.