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Fin del roaming: adiós a la era de las aventuras sin cobertura

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Lifestyle

El 15 de junio decimos adiós a pagar más por utilizar nuestro móvil en otro país de Europa. Ahora nuestros viajes serán más cómodos y económicos, pero, qué demonios, también estarán más controlados y serán menos divertidos.

15 de junio de 2017. Redoble de tambores. Coge el vino espumoso más frío que tengas. Por fin llegó el día en el que decimos adiós a los gastos de itinerancia, más conocidos como roaming. Ahora podremos viajar por Europa sin tener que preocuparnos por la sorpresita que nos espera a final de mes en la factura del móvil ¿por qué? porque a partir de ahora no tendremos que pagar ni un céntimo más por utilizar nuestra tarifa móvil en el resto de países de Europa.

¿Pero qué es Europa? En un primer momento el fin del roaming se aplicará en los Estados miembros de la Unión Europea, así como Mónaco o San Marino. Más adelante también se prevé que se extienda a Noruega, Islandia o Liechtentstein. Y, por supuesto, también se beneficiará de esta medida el Reino Unido. Al menos hasta que no se materialice el Brexit.

A pesar de las dificultades ya es una realidad

Aunque pueda resultar una medida lógica en un marco de mercado común, ha costado sangre, sudor y lágrimas sacarla adelante y, por supuesto, tiene su letra pequeña. 2015 parecía que iba a ser el año definitivo para terminar con el roaming, pero por aquel momento las compañías se mostraron contrarias a la medida. Desde entonces las negociaciones han sido una constante, hasta que dos años más tarde finalmente se ha conseguido poner de acuerdo a las empresas de telecomunicación en Europa. Eso sí, con ciertas limitaciones. La primera lectura resulta cristalina: no existirá ningún problema mientras uno utilice el móvil dentro de los límites que establezca su tarifa contratada. Pero una vez sobrepasados conviene tener especial cuidado. Sobre todo en el uso de Internet, que puede traer aparejado un sobrecargo.

Tras esta espera, por fin entra en vigor una de las principales apuestas de la Unión Europea (UE) en los últimos tiempos. El apoyo ha sido casi unánime por los dirigentes políticos europeos. Tan solo veinticinco eurodiputados votaron en contra. En un momento en el que el proyecto común tambalea, la UE ha podido utilizar esta medida como herramienta política, viniendo a decir que entre tanta burocracia y papel, de vez en cuando se toman decisiones que tienen un impacto positivo en los ciudadanos. Nosotros, que nos ahorramos algo de dinero y ganamos un poco de libertad, no ponemos pegas. Todos contentos.

El fin de los gastos de itinerancia también va a suponer decir adiós a multitud de aventuras, situaciones extrañas, malentendidos y anécdotas que a fuego quedan grabadas en nuestras memorias. Los viajes por Europa ahora serán más cómodos, pero un poquito menos divertidos. Stefano, por ejemplo, gracias al roaming aprendió a manejar por las autopistas austriacas la conocida técnica del rebufo, aunque a diferencia de la Fórmula 1, él no aprovechó la corriente de aire para un posterior adelantamiento. Este italiano de veinticinco años tan solo quería estar lo más cerca posible de un Megabus para conectarse a su red wifi y cargar los mapas del GPS.

Sentirse solo entre un montón de gente

Claudia, por su parte, puede presumir de conocer unas cuantas universidades europeas y no solo por su interés académico. Las redes wifi abiertas también son muy cotizadas por esta joven italiana y qué mejor sitio para conectarse que la casa del saber. Bendito Eduroam. Álvaro, en cambio, no echará de menos determinadas situaciones: "Antes, todo el mundo estaba a su bola mirando el móvil los primeros cinco minutos en un bar o restaurante". No todo es negativo, este avezado español también ha conseguido agudizar su ingenio gracias al roaming: "Acabé desarrollando elaborados sistemas de llamadas perdidas para avisar a mis amigos de que estaba saliendo de un sitio, llegando a otro, etc".

Diego, joven afincado en París, puede agradecer al roaming el haber estrechado sus lazos familiares. Sobre todo, porque en las numerosas visitas a su hermano no se separó de él. Quizá no tanto por lo mucho que lo echara de menos, lo cual no ponemos en duda, sino por permanecer conectado a sus datos móviles. Ese afán por sentirse próximo a sus seres queridos también le han quitado horas y calidad de sueño. Diego reconoce, no sin cierto sonrojo, que cierta noche en un viaje a Bruselas pasó más horas de las debidas en el Delirium Café. A pesar de que el principal motivo de su larga estancia en el emblemático bar bruselense fuera la red wifi abierta, también cayeron unas cuantas cervezas.

Y es que la mayoría de las personas nos reconoce que esos momentos un tanto surrealistas han surgido por culpa de esa necesidad de sentirse conectados. Lo que aún no sabemos es si el fin del roaming supondrá que los turistas disfruten más de su viaje y no sufran mono por la falta de acceso a Internet o, por el contrario, terminen por estar aún más pedientes de las pantallas de sus dispositivos móviles.