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Fin de año a la europea: celebra Nochevieja y no mires con quién

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Sociedad

Dos españoles y un italiano decidieron un buen día que ya se habían cansado de pasar la Nochevieja siempre de la misma forma. Europa y mucha gente por conocer les esperaban…

¿Día? 30 de diciembre ¿Hora? Las ocho de la tarde ¿Lugar? Bar Tacheles; en el 54 de la calle Oranienburger, Berlín. ¿Color de la camiseta? Verde. Esto es todo lo que se necesita saber para participar en una forma diferente de pasar la Nochevieja, viajar por Europa y conocer gente de todo el mundo ideada por unos españoles un poco hartos de las típicas fiestas de etiqueta y cotillón. 

En el verano de 2006, Juan Antonio Gonzálvez y Antonio Aguilella, de vacaciones en Islandia, se preguntaron mientras tomaban una copa por qué siempre eran ellos dos solos los que hacían este tipo de viajes y cómo podían convocar a más gente. Pensaron en organizar algún viaje con los amigos. El sitio era lo de menos. Tras divagar un rato se les encendió la bombilla: “¿Y si pasamos la próxima Nochevieja en Ámsterdam?” Dicho y hecho. Enviaron un correo electrónico a su red de amigos, quienes a su vez, lo reenviaron a sus contactos. Cuantos más fueran, mejor. Esperaban reunirse unas diez personas, pero el asunto se les fue ligeramente de las manos: el 30 de diciembre se juntaron 63 camisetas rojas en la plaza Dam de la capital holandesa. El objetivo era el mismo para todos: pasarlo lo mejor posible con un numeroso grupo de desconocidos… por el momento.

Sin plan de ruta

¿Y por qué el 30 si la nochevieja es el 31? Muy sencillo: por aquello de romper el hielo y conocerse un poco antes de la gran fiesta. Y también por tener ocasión de discutir a dónde irán a festejar el comienzo del año al día siguiente, claro. Y es que en esta quedada no hay nada previsto. No tiene ni nombre. Los ‘organizadores’ ni siquiera saben cuánta gente acudirá. Todo se deja a la improvisación. Muy a la española.

Emiliano Bruno, el tercer integrante del comité organizador y, no obstante, italiano, trabaja en la Comisión Europea. Bruno señala cómo este tipo de iniciativas chocan en otras culturas europeas: “Aquí en Luxemburgo ha habido muchas personas que, al preguntarme acerca de este evento, no lograban encajar que no hubiéramos alquilado un local, que no hubiera ‘algo organizado’ que hacer... Y, de hecho, no se han apuntado. Hubo, incluso, unas sonrisitas de esas un poco despreciativas en plan ‘estos españoles…’. Aquí las formas geométricas como el círculo no se comprenden: si no hay cuadrados, no hay nada”.

Multiculturalismo

Afortunadamente, no todos piensan igual en Europa. “2008 será el año del salto internacional”, asegura Antonio Aguilella. En 2006 y 2007 hubo sobre todo españoles, aunque también acudieron italianos, alemanes, belgas y un chino. En 2008 a estas nacionalidades se suman la polaca, argentina, mejicana, irlandesa, británica, holandesa, sueca… “En este sentido, Emiliano se ha convertido en un verdadero reclutador, ya que está en contacto directo con gente de mucho países”, añade Aguilella.

Małgosia Grudzien, polaca, 27 años, participará este año por primera vez. Supo del acontecimiento por un amigo español que reside actualmente en Polonia y en seguida le gustó la idea de cambiar de aires por una vez. “Odio la fiesta de Nochevieja. Me parece tan pesada... La obligación de que te lo tienes que pasar bien, de que tienes que salir… ¿Para qué? Si es un día como otro cualquiera”, se plantea Grudzien, que no espera otra cosa de esta celebración que conocer gente y pasarlo lo mejor posible.

Nuevas amistades y más

Como no podía ser de otro modo, la fiesta no acaba el 1 de enero y después si te he visto no me acuerdo. Son muchos los que quedan en otros momentos del año en sus respectivas ciudades para tomar algo o salir de fiesta. 

Se puede afirmar, sin exagerar, que para algunos esta forma de vivir Nochevieja ha supuesto un pequeño cambio en sus vidas. Si jurarse fidelidad eterna delante de unos cuantos testigos se puede considerar un cambio vital.

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