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Filosofía hecha en España: "Es lo que hay" vs “Podemos"

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Evelyn Luz

Política

"Es lo que hay" y "Podemos" son dos corrientes de pensamiento, que reflejan una sociedad española dividida entre la experiencia del pasado y un futuro incierto a decidir en las urnas.

[Artículo de opinión]

Para entender el significado de la tan utilizada frase "es lo que hay" en España, debemos comprender que su alcance y significado va más allá del sentimiento de conformidad que tienen asumido los españoles cada vez que la utilizan tanto para convencerse a sí mismos que no hay otra solución. Como cuando se le aplica a un tercero para justificar la falta de solución, engendrando el conformismo y resignación del individuo.

Vídeo sobre la crisis económica que vive España. Realizado por Evelyn Luz. 

La citada frase tiene sin duda sus bases en la historia de la era moderna de España.  Uno de los pocos países europeos que en el siglo XX sufrió los estragos que deja una guerra una guerra civil y consecuentemente su dictadura. Un lugar en el que buena parte de la población recuerda aún los sacrificios sociales que vivieron sus padres y abuelos hasta principios de los años 70.

¿Convencido o resignado?

Los españoles de la ideología "es lo que hay" asumen en esta frase la resignación de no poder cambiar las cosas, y aceptar sea cual sea el contexto o circunstancias, el resultado del funcionamiento del sistema, la calidad de los servicios, las oportunidades y perspectivas de futuro por muy sombrío que parezca. Existen también las nuevas generaciones que no se conforman ni se resignan con lo que sus predecesores les ofrecen. La apertura de Europa hacia los jóvenes, con programas de apoyo como las becas Erasmus, Leonardo y demás, ha permitido ampliar los horizontes y cambiar las expectativas y metas que se pueden lograr.

Ahora bien, la reciente crisis económica ha confrontado ambas ideologías, lo que explica la desilusión que los jóvenes están sufriendo respecto de las instituciones a todos los niveles. El hartazgo generalizado de las medidas de austeridad, y la falta de visión a corto plazo para una mejora de la calidad de vida han creado diferentes grupos de presión que, en poco tiempo, se han alzado en nuevos partidos políticos dispuestos a tomar el lugar del los tradicionales: PP (Partido Popular) y PSOE (Partido Socialista Obrero Españ​ol).

Sin duda alguna, lo que veremos en las próximas elecciones será el reflejo de una sociedad española heterogénea, fruto de una creciente división geográfica y multicultural, aunado a un desencanto por las instituciones a todos los niveles: Monarquía, Gobierno, y sociedad civil en general. El creciente nacionalismo de las regiones, en especial en el País​ Vasco y en Cataluña, ha generado un sentimiento de desconfianza entre la población en general, donde se sabe que estas comunidades siempre buscarán como beneficio final el propio y no el “bien común”, el de la nación. Es evidente, que existen todas las circunstancias para romper el bipartidismo que ha conocido la Democracia moderna en España en sus 40 años de existencia. Existe una clara demanda de crear procesos de transparencia y modernización de ciertas Instituciones.

¿Para la juventud, vale con soñar?

La presión creada por las nuevas fuerzas políticas como Podemos o Ciudadanos es un factor clave para crear un ambiente de reflexión en torno a las políticas de austeridad y la posible respuesta del Gobierno actual ante unas inminentes elecciones regionales, donde ninguno de los partidos políticos tiene clara una mayoría absoluta, lo cual generará un ambiente de tensión para lograr formar Gobierno. Por lo tanto, las coaliciones que se pacten previamente a las elecciones serán, sin duda alguna, un elemento primordial para obtener la confianza de los ciudadanos que se refleje en las urnas.

Otro factor clave a tener en cuenta en las próximas elecciones es la edad de los votantes, ya que es ahí donde se juega finalmente esa lucha existencial entre la ideología de base “es lo que hay” vs “Podemos”.

Según el Instituto Nacional Estadistica, el 54% de los votantes oscila entre los 30 y los 59 años. Los ciudadanos pertenecientes a este grupo elegirán a sus representantes en base a su experiencia personal en los últimos años. Es decir, aquellos a quienes la crisis económica no ha afectado directamente no se arriesgarán a cambiar por los nuevos partidos.  Sin embargo, aquellas personas que han tenido que hacer frente a la excepcional circunstancia de haberlo perdido todo, es decir, el empleo, el embargo de propiedades, sus ingresos familiares y otras cuestiones, serán los primeros en apoyar a las nuevas formaciones políticas en creciente auge: Podemos, que tiende a la izquierda, o Ciudadanos, que propone ideas más moderadas, próximas a una corriente aparentemente centrista.

El segundo grupo de votantes, que es aproximadamente el 30%, está conformado por personas mayores de 60 años, la mayoría de ellos pensionistas que quieren o aspiran a la estabilidad en todos los sentidos. Asumen mayoritariamente el bipartidismo como una tradición, y están convencidos de que “más vale malo conocido que bueno por conocer”. Por ende, votarán sin duda a PP o a PSOE por ser los partidos que conocen de siempre: “es lo que hay”.

Por último, el tercer grupo lo conforman los jóvenes de entre 18 y 29 años que representan casi un 15% de "posibles” votos. “Posibles” porque esta es la generación del desencanto, la que ha vivido en tiempos de crisis económica y de pérdida de credibilidad hacia las instituciones. Esa falta de credibilidad puede, sin duda, llevar a buena parte de estos jóvenes a decidirse por su derecho a no ejercer el voto, o bien inclinarse hacia las nuevas corrientes; aquellas que prometen desde sus plataformas electorales, impulsar políticas de apoyo a los más desfavorecidos bajo la atenta mirada y el escrutinio de Bruselas. Al fin y al cabo, como dice un refrán popular: "el prometer no empobrece, el dar es lo que aniquila".

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