Fernando Solar: El luthier del reciclaje
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Este joven luthier madrileño ha cambiado las virutas de la madera por las latas y los envases usados. ¿Por qué? Por una buena causa: Reeducar a los niños en valores como el compañerismo, el respeto a los demás y el cuidado del medio ambiente.
Fernando Solar pertenece a una familia de luthiers afincada en el céntrico barrio madrileño de Malasaña. A sus 35 años representa a la tercera generación de luthiers Solar, tras relevar a su padre y su abuelo. Sigue el legado generacional, como no podía ser de otra forma, y es que, como él mismo reconoce, nació "entre virutas".
Su relación con la música es en realidad la de una adicción, mientras que su vínculo con el reciclaje le viene de familia. Su abuelo, el creador de la firma, construyó su primer violín con sólo ocho años. Con la imaginación propia de un niño, creó un instrumento a base de retales de madera y deshechos que fue encontrand, convencido de que podían dar vida a su primer trabajo como luthier.
Hoy han pasado ya nueve décadas y es su nieto Fernando quien recupera ese ingenio. Junto a la organización Ecoembes participa en el proyecto social "La música del reciclaje", que ofrece instrumentos reciclados y formación musical a niños en riesgo de exclusión social. "Estaba metido de lleno en el mundo de la música y descubrí la Orquesta de Instrumentos Reciclados de Cateura, en Paraguay. Me fascinó. Cómo se las apaña la gente cuando hay necesidad para crear música. Es increíble que se pueda hacer sonar una lata", cuenta Fernando.
Cuando los responsables del proyecto le ofrecieron participar en calidad de luthier de la "Música del reciclaje", no tuvo dudas. "Además de realizar una labor en beneficio del planeta, brindamos la oportunidad a que niños sin recursos puedan acceder a la música, que en realidad es bastante elitista", añade. "Como dice Fabio Chávez, director de la orquesta de Catura, la gente nos da basura y ellos devuelven música".
Actualmente es él quien se encarga del diseño de estos instrumentos sostenibles aunque, sin embargo, su propósito es que pronto sean sus alumnos quienes se animen a hacer de una caja de galletas un instrumento musical. En sus palabras: "Son niños a los que la vida no ha tratado bien y esta es una manera de darles una alternativa sana y transmitirles los valores que tienen en común la música y la ecología, como son el respeto al medio ambiente y a los otros o el compañerismo. Mediante este trabajo espero darles las claves para que sean ellos los futuros luthiers del reciclaje".
Fernando se pone serio cuando deja de hablar de los niños y tiene que referirse a los adultos y, en especial, a los políticos y representantes de la sociedad civil. A ellos, que han de debatir las nuevas medidas contra el cambio climático en la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP21), les pide conciencia: "Nos tenemos que mentalizar todos; todo lo que se haga es un pasito. Siempre hay gente que mira más por el dinero que por las personas y el planeta, pero hay confiar en que poco a poco todos iremos tomando conciencia y adoptando modelos de vida más sostenibles".
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Este perfil es parte del proyecto #21faces previo a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP21, en París.