Eurovisión: galería de los horrores
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Pedro PicónQueridos lectores, queridas lectoras, creedme si os digo que sufro, pero es mi deber contar la verdad. Vosotros, que navegáis con regularidad en cafebabel.com, maravillados por la variedad de los temas tratados y la calidad de los análisis, no sois conscientes de las condiciones inhumanas que soportamos los periodistas. El otro día, la redacción central me contactó: me pidieron escribir un artículo sobre los participantes de Eurovisión y su lado grotesco. ¡Genial! Acepté encantado. ¡Qué ingenuo fui… !
Suecos escandalosos
He debido tragarme decenas de vídeos en Youtube, repletos de búlgaros tocando el tambor, cosacos georgianos, cow-boys alemanes y franceses que cantan de mentirijillas… ¡Nadie había pensado en eso! Pues sí, he visto a los franceses escandalosos, los griegos peonza y los ucranianos electrónicos. He sufrido la actuación de las rusas lesbianas, los travestis daneses y los serbios polifónicos. Y eso no es todo. Eurovisión es también una bonita ocasión para reforzar las amistades trasatlánticas, gracias a la Mariah Carey polonesa, la Jennifer Lopez de Portugal o los Backstreet Boys españoles.
De todas formas, durante Eurovisión, los clichés no solo se ven sobre el escenario. También están presentes en las cabinas de los comentaristas. He dado un pequeño repaso a los presentadores franceses y, al parecer, se han especializado en los comentarios descorteses y los chistes xenófobos. El problema es que no pasa nada de nada durante Eurovisión y hay que mantener como sea el interés de los telespectadores. Para ello, nada mejor que un viejo tópico nacional, o un pequeño comentario machista sobre el físico de la cantante en cuestión. ¡No es tan grave!
Porqué Eurovisión es tan cutre
Por suerte, he hecho algunas pausas. Esta historia de Eurovisión era también un buen pretexto para volver a ver a ABBA cantando Waterloo en 1974 y, sobre todo, para escuchar a Lordi, mis favoritos. Seguro que os acordáis. Fueron los ganadores de la edición de 2006, un grupo de hard rock satánico finlandés (o así lo decían al menos los comentaristas franceses de la época) Más pop que hard rock, divertidísimos de cualquier manera.
Ahí me surge una cuestión: ¿Cuál es la verdadera razón para que Eurovisión sea tan cutre? ¿El diálogo intercultural tiene que nivelarse por fuerza a la baja? Es un verdadero dilema filosófico y, diría más, es LA cuestión filosófica en mayúsculas cuando estamos inmersos en un proceso de integración internacional: ¿La apertura a otras nacionalidad supone la utilización de formatos simplistas, el fin de toda búsqueda artística y, al final, la decadencia de la creación? Es este desde el principio de los tiempos el argumento esgrimido por todos los partidarios de la conservación de identidades nacionales ‘puras’. Cada año que pasa, el certamen de Eurovisión parece darles la razón…
Excepto por el hecho de que Eurovisión no tiene nada que ver con el proceso de unificación del continente. Tenemos a menudo la tendencia a olvidar, pero Eurovisión, o más en concreto el concurso Eurovisión de la canción, es organizado por las cadenas de televisión nacionales, reunidas en la UER, la Unión Europea de Radiotelevisión. Cuando empezó, allá por 1956, este concurso era un medio para esas cadenas de tener nuevos programas. De hecho, el certamen de Eurovisión no es bajo ningún concepto un proyecto de intercambios culturales o de descubrimiento musical. Es, simplemente, una emisión gigantesca de variedades.
50 años deretraso
Ahora podemos comprender mejor la razón por la que, cada año, tenemos la impresión de haber sido transportados a una galería de los horrores y de asistir a las actuaciones más infames en Europa. Pero Eurovisión no es representativa de la creación musical en Europa. Este programa es sobre todo el reflejo de lo que piensan las cadenas de televisión sobre la población europea.
Cuando una cadena nacional selecciona a su representante para el concurso, se pregunta qué es lo que será mejor recibido por una audiencia internacional. Como, bajo su punto de vista, los telespectadores de otros países son todavía más tontos que los propios, llegamos al punto en el que se mezcla la mala música pop y el folclore. Rock, hip-hop, música electrónica… Europa es un continente de intensa creación musical y nuestras influencias están determinadas en función de sus orígenes. No existe una decadencia en Europa. El problema es que la televisión europea tiene 50 años de retraso sobre su público.
Translated from Eurovision : une galerie des horreurs