Europa y la UE: ¿Quién es quién?
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Beatriz Garrido PonceExiste cierta confusión entre lo que es la UE y Europa, y esta sirve a varios intereses antidemocráticos.La política de conseso gobierna Bruselas, y cualquier crítica a la institución se considera euroescepticismo primitivo. No es extraño que se espere otro mínimo histórico de votantes en las elecciones del 25 de mayo.
'Europa' y la 'Unión Europea' son quizás la pareja terminológica que más confusión crea en la política europea. Europa se refiere simplemente al continente o a la tradición de la civilización europea, un cierto conjunto de valores, una historia común. La UE es, por otro lado, un conjunto de instituciones que pueden acercarnos más a esos valores. Aunque, por supuesto, también puede lograr lo contrario.
¿Europeos unidos en una feliz confusión?
La Euro-confusión puede ser vista como un signo de esperanza u optimismo. Sin embargo, existe un interés claramente antidemocrático en querer tergiversar la diferencia. Mientras que a la Comisión Europea le complace conseguir algo sin la aprobación de la opinión pública, los gobiernos nacionales con gusto hacen responsable a Bruselas de toda política impopular. Políticas que a menudo se estudian y se aceptan en el Consejo Europeo con la participación directa de estos gobiernos. Bruselas se ha convertido en sinónimo de todas esas puertas cerradas detrás de las que los políticos de Europa buscan refugio huyendo de la siempre volátil opinión pública, buscando en su lugar la compañía de tecnócratas y expertos "razonables".
Mucho se ha dicho sobre el déficit democrático de las instituciones de la UE. Una de las manifestaciones de este déficit es la falta de crítica. No digo que no se esté criticando a Bruselas lo suficiente. Pero vapulear a Bruselas es aún más frecuente que elogiarla incondicionalmente. Ambos fenómenos son bastante inútiles para la democracia, ya que no son más que pura dicotomía que deja fuera detalles fundamentales. Plantear la pregunta: "¿Estás con o contra Europa?" es una forma de europopulismo. La pregunta debe ser más bien: "¿Qué debería mejorarse en la configuración actual de las instituciones de la UE para dar un paso más hacia nuestro ideal de Europa?".
Consenso político en todos los partidos
El hecho de que la esfera pública paneuropea sea virtualmente inexistente no solo es explotado por nacionalistas y europopulistas, sino que también lleva hacia políticas consensuales. El consenso es, para mí, justo lo contrario de la democracia. Quien hubiera visto los recientes debates entre los cuatro candidatos por la presidencia de la Comisión Europea probablemente estaría de acuerdo conmigo. Aparte de expresar algunos desacuerdos personales menores, se puso de manifiesto un consenso política y democráticamente inquietante. Fue entretenido además de impactante el ver a Martin Schulz y Guy Verhofstaft (socialdemócrata el primero, liberal el segundo) debatir acerca de quién es el verdadero socialista. Cuando Verhofstadt afirma que debemos "usar Europa como un motor hacia el crecimiento" sus fines están claros. Para él, Europa sirve al crecimiento económico, y no al contrario. Schulz, el candidato socialdemócrata, no protestó.
La Euro-confusión sirve como poderosa herramienta retórica para inutilizar toda crítica no deseada a la UE. Hasta qué punto la UE en su forma actual representa la Europa ideal es un hecho cuestionable, y que debe ser cuestionado. En vez de ello, casi todas las voces eurocríticas, ya provengan de la derecha o de la izquierda del espectro polítco, son rápidamente silenciadas y desacreditadas en la esfera pública, consideradas como euroescepticismo. Los políticos del consenso utilizan 'euroescéptico' cuando quieren decir nacionalista, primitivo, loco. Y no hablarán con los "euroescépticos" porque no comparten con ellos su "visión del mundo" (Jean-Claude Juncker, Partido Popular Europeo) o su "comprensión de la democracia" (Ska Keller, Partido Verde Europeo). Ciertos políticos, cuya doble personalidad les permite considerarse a sí mismos demócratas y, a la vez, evitar debates políticos 'incómodos' sobre supuestos fundamentales, se encuentran mucho más cerca de la locura que la mayoría de los 'euroescépticos'. Prefiero un parlamento de 'locos' a uno homogéneo que provea a políticos como Juncker de ambiente político estable y decente; es decir, apolítico. Un parlamento es otra cosa.
Europopulistas ignorando deliberadamente a Euroescépticos
Existe el temor casi mitológico de que si se da foro a los argumentos de los euroescépticos, se abrirán ciertas compuertas, y entonces sabe dios qué pasará. Después de todo, la gente de la calle, tan expuesta a la manipulación idelológica, podrían votar por ellos, y, por lo tanto, debemos protegerlos de aquello que no deben oír. Cultivar este miedo no es sino otra forma de europopulismo.
Además, ignorar a los 'euroescépticos' y sus críticas es favorecer sus intenciones. Sí; puede que tenga un problema a la hora de hablar con alguien que defiende la legalización del asesinato o la violación. Pero, ¿qué aspectos del euroescepticismo pueden ser desacreditados así de fácilmente? Creo que sería beneficioso para la política europea que nuestros políticos refutaran o, al menos, abordaran en detalle el escepticismo de aquellos que critican la UE. Si no podemos aportar argumentos en contra de sus afirmaciones, no debería importarnos si sus valores van desencaminados. Deberíamos más bien preocuparnos de si todo va bien con los nuestros.
Atravesamos una crisis de la democracia. Pero, como cualquier crisis, puede ser también una oportunidad. En la antigua Grecia, el término 'crisis' describía el instante decisivo en el que un paciente podría vivir o morir. Creo que la Unión Europea tiene una oportunidad única de convertirse en el mejor modelo de alternativa democrática al poder creciente que están amasando los intereses privados y las economías totalitaristas. También creo que los europeos tenemos más posibilidades si nos mantenemos unidos. Pero la integración europea debe ir más allá de la expansión de los sistemas de gobernanza y la consolidación de estructuras económicas. Necesitamos además integración política democrática. ¿Cuándo se convertirá Bruselas en la capital de la comunidad democrática paneuropea, con el Parlamento Europeo como institución fundamental? Mañana puede ser demasiado tarde.
Hay mucho por hacer antes de que podamos considerar completamente 'Europea' a esta Unión. Pero hay que llamarla así todos modos. Creámoslo hasta que sea verdad.
CAFÉBABEL bErlíN, la lucha por Europa
Cafébabel Berlín colabora oficialmente con Dispute over Europe. A partir del 2 de mayo de 2014 podrás leer artículos sobre el congreso, además de entrevistas con miembros del panel. Encontrarás más noticias en Facebook y Twitter.
Translated from Dispute over Europe: The EU-rope Confusion and the Politics of Consensus