Europa necesita una revolución pacífica
Published on
Translation by:
deborah lópez|Opinión| Estamos a solo dos meses de las elecciones europeas. Europa está todavía en crisis y la gente está cada vez más nerviosa y exasperada, y es más desconfiada. ¿Por qué tenemos que votar por una Unión Europea que ha fallado de una forma tan evidente no solo al prever y prepararse para la mayor crisis desde la Gran Depresión, sino también al enfrentarla y gestionarla adecuadamente?
“Los políticos tienen tendencia a dejar las decisiones difíciles para después”, dice Loukas Tsoukalis, profesor de Integración Europea en la Universidad de Atenas y presidente de la Fundación Helénica para la Política Extranjera Europea (ELIAMEP).
HORRIBLES MUÑECAS RUSAS
Él describe la crisis económica como una serie de horribles muñecas rusas: la mayor es la burbuja bancaria internacional que explotó en 2008 debido a la caída de los mercados; la siguiente es la crisis europea que demostró el peligro de tener una moneda común sin el apoyo de las instituciones pertinentes, tras la que aparecen los problemas fiscales nacionales a los que se enfrentan los estados miembros, exacerbados por los préstamos bancarios anuales. Ahora se acabó la fiesta, dice Tsoukalis, pero ¿quién pagará la cuenta? Esta crisis nacional ya se ha convertido en una parte inseparable de la crisis sistémica del euro.
Tanto en el frente nacional como en el europeo ha habido errores. La UE ha perdido una década entera debido a la burbuja bancaria, y, como Tsoukalis reitera, tendremos suerte si para el 2016 hemos vuelto al crecimiento y a los niveles del PIB de 2007.
La UE subestimó las consecuencias del reajuste fiscal y de las divisiones que este causaría entre los estados miembros. Y el hecho de que se alargaría tanto tiempo.
AL BORDE DE UN COLAPSO NERVIOSO
Solamente Grecia ha perdido un tercio de su nivel de vida en los tres años en los que ha estado sujeta a duras medidas de austeridad (2009-2012) y ahora se incluye entre los países con peores desequilibrios salariales, peor calidad de vida y mayores tasas de suicidio de la UE. Las tasas de desempleo aún son inaceptablemente altas, lo que es un severo obstáculo para el crecimiento y el desarrollo. No importa lo buena que fuera la situación de los estados miembros antes de la crisis, casi la totalidad de la eurozona sufre ahora las consecuencias de la mala gestión, la irresponsabilidad y la ineficiencia.
Las sociedades están al borde del colapso nervioso. Mientras continuemos atrapados en el círculo vicioso de austeridad y recesión, reduciendo los salarios pero aumentando los impuestos, el riesgo de explosión social aumenta. Aún así, la mayoría de la gente en Europa sigue a favor del Euro porque teme que las cosas puedan empeorar aún más sin él. Es lo que Tsoukalis describe como un “equilibrio del terror”.
Muchos piensan que los ciudadanos han pagado un precio alto, pero que ya estamos saliendo de la crisis. Pero ¿salimos? El desempleo todavía aumenta, la deuda es todavía inaceptablemente alta, y la UE sigue adelante todavía sin prepararse.
un nuevo gran pacto
Europa necesita una revolución pacífica, dice Tsoukalis. Para que todo el conjunto de naciones de la UE salgan de la crisis, se necesitan más cambios, tanto en el frente doméstico como a nivel institucional. La UE necesita “un nuevo gran pacto” para cambiar su estrategia de gestión de la crisis y “para escapar de la mentalidad del juego de suma cero que ha prevalecido entre acreedores y deudores, entre el Norte y el Sur”.
Tsoukalis discute que el gran desafío que ahora encara la UE es si podrá seguir recuperándose, sin esconder sus problemas bajo la alfombra, y dedicarse al crecimiento activo y sustancial mediante el establecimiento del ambiente favorable necesario para que eso ocurra. La crisis solo ha servido como recordatorio de la falta de mecanismos de la UE para manejarla. El euro no sobrevivirá sin una base política y económica que lo sustente, advierte Tsoukalis, y añade que una unión bancaria y una mejor cooperación entre la unión económica y monetaria es vital si queremos salvar a la UE del declive.
Por ahora, las perspectivas de crecimiento de Europa son débiles. Pero ahora se necesita tomar decisiones dolorosas, ya que cuanto más esperemos, más profundamente se infecta la herida y más difícil será curarla.
“UNA ACCIÓN OSADA, UNA ACCIÓN CONSTRUCTIVA”
Hay una falta de confianza en Europa. La gente ha perdido la fe en el sistema político, en la Unión, en ellos mismos. Esto ha asfaltado el camino a los nacionalismos, donde cada estado mira primero por sus propios intereses, algo que se refleja en las mismas sociedades, donde la gente se está volviendo cada vez más egocéntrica y menos preocupada por el bien común.
Pero este no es el momento de luchar solos. Sería estúpido hacerlo. Es el momento de darse cuenta de la fuerza de una alianza de estados miembros que pueda amplificar su prestigio, su estatus y su poder en un mundo globalizado.
La crisis perpetua ha animado el debate sobre qué se necesita hacer, cuál es el futuro que queremos para Europa. Pero ya no es una cuestión de más o de menos Europa. La respuesta es clara: una mejor Europa. Y para hacer eso necesitamos encarar de una vez la cuestión de cómo conseguirlo. Las elecciones europeas ofrecen a los ciudadanos una oportunidad para hacer oír sus voces al respecto y para comprender las sabias palabras de Robert Schumann: “ya no es una cuestión de palabras vanas, sino una acción osada, una acción constructiva”.
Translated from Europe needs a peaceful revolution