Europa entre el victimismo y la responsabilidad
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Europa se desvanece, por dentro y por fuera.
Hoy, el corazón de Europa, su capital Bruselas, se convierte en objetivo de reflexiones pues claramente algo no estamos haciendo bien cuando recibimos tantos ataques terroristas, el de este martes, ya no tan santo, se ha llevado por delante más de treinta vidas. ¿Qué somos, víctimas o verdugos?
Europa se desvanece, por dentro y por fuera. ¿Identidad Europea? Desde que los griegos consideraron su cultura y su sabiduría mucho más elevada que la asiática no hemos dejado de sentirnos superiores al resto del mundo utilizando como estandarte los valores de paz, solidaridad y libertad.
Hoy, el corazón de Europa, su capital Bruselas, se convierte en objetivo de reflexiones pues claramente algo no estamos haciendo bien cuando recibimos tantos ataques terroristas, el de este martes, ya no tan santo, se ha llevado por delante más de treinta vidas. ¿Qué somos, víctimas o verdugos?
El horror, cotidiano en tantas partes del mundo, golpea de nuevo a Europa y nos hace consciente del poco valor que tienen las vidas humanas cuando están en juego intereses geoestratégicos de todo tipo. Hoy nos sentimos un poco más vulnerables que ayer. El metro bruselense y su aeropuerto Zanventem, ese al que los europeos y extracomunitarios llegamos para parlamentar a escala continental, se suman al mapa de la amenaza, de la opresión y la muerte.
34 muertos (una cifra que probablemente irá cambiando a lo largo de los días). 34 personas con nombres y apellidos que podrían ser cualquiera de nuestros familiares y amigos.
Podría haber sido, por ejemplo, nuestro amigo Mohammed, un palestino que logró huir del horror de Gaza para luchar por un mundo más justo desde la capital Europea. “Todos estos ataques terroristas no nos asustan. Estamos, tal y como es nuestra obligación, codo con codo para proteger el futuro de nuestros niños y construir nuestra civilización. Todo lo que se necesita ahora es sabiduría para tratar la situación. Mis condolencias y solidaridad con las víctimas y sus familias”. Imposible, al leer sus palabras, no pensar en su sonrisa y en su defensa de la paz durante el World Forum for Democracy de 2014 en la otra sede de Europa: Estrasburgo. ¿Cuánto dolor más podremos soportar sin rompernos en pedazos?
Taponando la desesperación
Basta con que vidas desestructuradas encuentren un líder para que éstas obedezcan sin raciocinio y con brutalidad. Advertidos por la ONU, la semana pasada la UE cerró un pacto con Turquía por el que se acelera un posible proceso de adhesión de un país que no cumple con los Derechos Humanos a cambio de retrasar el problema de la llegada masiva de refugiados, personas cuya desesperación provoca la muerte en camiones, barcazas mafiosas y caminatas interminables a la intemperie.
Cinco millones de personas huyen de Siria del terror y la barbarie, a los que hay que sumar ocho millones de desplazados. Charlie Hebdo, Bataclan, París en general, Bruselas; como antes, Madrid o Londres. ¿Cuánto sufrimiento humano? ¿Por qué? ¿Para qué?
¿Hasta cuándo vamos a mirar hacia otro lado? ¿Por cuánto tiempo vamos a ignorar las raíces del problema? Un refugiado se ha quemado a lo bonzo esta mañana. Los barcos de la vergüenza que transportan refugiados desde el domingo hacia el desamparo. El Mediterráneo que se ha convertido en un gran cementerio. Campos de refugiados convertidos en campos de detención. Ese padre rapando a su hija llena de piojos. El barro en sus pies...
El sueño europeo nació de un horror no tan distinto a este. Sobre las ruinas de los campos de concentración nazi soñamos con esa idea de unión entre los pueblos para tener un mundo en paz. Nos dotamos de tratados internacionales reconociendo derechos humanos. Pusimos a andar toda una maquinaria legal para que el horror nunca más fuera posible. Hoy hemos olvidado todo aquello.
Hemos olvidado que un día los refugiados fueron nuestros abuelos. Hemos olvidado el frío que se siente cuando se recorre Auschwitz. Hemos olvidado esas mismas normas que nos hemos dado para hacer del mundo un lugar en paz. Y, en ese camino, ese sueño europeo se desmorona porque ya no nos cabe más horror.
Desde Cafébabel Sevilla condenamos con absoluta rotundidad todo acto de violencia y barbarie terrorista, con este artículo de opinión solo queremos poner sobre la mesa la gran responsabilidad de Europa en su historia actual para que verdaderamente sea un espacio de paz y libertad.