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Europa: el C3PO de la defensa norteamericana

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CulturaPolítica

Rusia considera como objetivos militares el escudo antimisiles en Polonia y Chequia. Europa podría convertirse en terreno de confrontación mundial si no es dueña de su defensa aérea.

El 10 de mayo, EE UU y Chequia iniciaron las conversaciones para instalar radares en suelo checo como primer paso del escudo antimisiles que los norteamericanos quieren implantar en Europa, con la independencia de Kosovo de fondo, que los EE UU verían bien, pero no Rusia. “El principal objetivo del escudo antimisles norteamericano es Rusia”, asegura el jefe del Estado Mayor del las Fuerzas Armadas rusas, Yuri Baluyevski. En cambio, el 15 de mayo la secretaria de Estado de EE UU, Condoleezza Rice, viajó a Moscú para asegurar a Putin que el objetivo es proteger a Europa de posibles ataques de Irán.

Entretanto, el presidente del Consejo de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Franz Josef Jung, propone que el “escudo se amplíe al sur de Europa, pues el peligro no es Irán, sino el terrorismo” islamista muy activo en el Magreb. Temor compartido por Daniel Keohane, investigador irlandés del European Institute for Security Studies, para quien “a pesar de la evidente amenaza proveniente de Oriente Medio, existen otros territorios muy cercanos y potencialmente peligrosos como el norte de África, aunque eso no suponga que los argelinos que viven en Europa sean peligrosos”.

¿Es Europa dueña de su seguridad aérea ante la posibilidad de ataques sobre su territorio? Javier Solana, responsable de la Política Europea de Seguridad y Defensa, sostiene que “las instituciones comunitarias deben debatir con transparencia el asunto del escudo antimisiles”: algunos países se podrían sentir discriminados bien por no estar protegidos por el escudo, bien por verse involucrados en el “Sistema Nacional de Defensa Antimisiles” de los EE UU.

A la OTAN le sale competencia

Desde los atentados del 11-S, para luchar contra el terrorismo internacional, los ejércitos de EE UU y de la OTAN han multiplicado su presencia en Oriente Medio preocupando a Rusia y China. A la OTAN, bajo cuya responsabilidad se encontrarían los 10 misiles interceptores y el radar en Europa -no operativos antes de 2012- podrían salirle organizaciones de defensa supranacional concurrentes. “Para luchar contra el terrorismo y resolver crisis regionales”, en palabras del Comandante ruso Vladimir Moltenskoi, desde agosto de 2005 y por primera vez en la Historia, China y Rusia han empezado a realizar ejercicios militares conjuntos. Se trata de consultas político-militares y maniobras por tierra, mar y aire en el marco de la Organización de Cooperación de Shangai (OCS). Nacida en 1996, esta organización agrupa a Rusia, China, Kazajistán, Kirguizistán, Uzbekistán y Tayikistán, más cuatro observadores (India, Irán, Pakistán y Mongolia).

Aunque no existe intención oficial de convertir la OCS en un bloque militar, los planes de EE UU y la OTAN están complicándose en Irak y Afganistán. Si las tropas occidentales se retiran, es probable que la OCS pase a tener más influencia en los conflictos de Asia. Suponiendo que Irán se sume a la OCS y goce de su protección, los occidentales podrían estar anticipándose a posibles ataques iraníes mediante el escudo antimisiles. Según investigador Keohane, “No será útil siempre, pero como no sabemos qué sucederá en Irak, Afganistán o Irán en los próximos 10 años y, a ojos de un norteameriano hay que considerar todas las posibilidades, el escudo puede ayudar a disuadir. El debate”, aclara, “no es técnico, puesto que la utilidad del escudo es incierta, sino político, por lo que incomoda a Rusia”. Tranquilizador, añade: “Rusia y China deben cooperar en muchos aspectos económicos con Occidente [el 55% de las exportaciones rusas se dirigen a la UE], e India es muy independiente. Será difícil que se pongan de acuerdo para una organización militar”.

La UE: ¿territorio estadounidense?

En medio de todo esto, la UE no parece un actor relevante e independiente. Un reciente informe publicado por el Ministerio español de Defensa considera que “la UE nunca convencerá a EE UU de que es un socio político de primera magnitud si no cuenta con una política comunitaria de Seguridad y Defensa”. El autor critica que “por mucho que se ensalce la especialización europea en operaciones de mantenimiento de la paz, sin capacidades que vayan más allá, el papel de la UE como actor global no es creíble”, concluyendo que “en una situación de guerra, sería imprescindible el apoyo de los EE UU, ya que las tropas europeas no tienen resueltos elementos básicos como la logística, la interoperabilidad y el transporte”. El escándalo de los vuelos de la CIA puso de manifiesto “una fisura de comunicación y un error que hay que subsanar para que prosiga la cooperación entre Europa y EE UU”, opina Keohane sobre el uso abusivo de los cielos europeos por parte de la CIA. Tal es la irrelevancia europea sobre el control defensivo de sus cielos, que los EE UU y Rusia ya preparan conversaciones en septiembre de 2007 para ponerse de acuerdo sobre el escudo antimisiles y la UE no ha sido invitada.