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Eurogeneración: trabajo en marcha

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Los jóvenes entre 20 y 30 años han apostado en gran medida por Europa, pero deben hacer frente a dificultades labolares. La economía juega su papel en el nacimiento de la identidad europea. Hablan los sociólogos Michel Fize y Olivier Galland.

¿La eurogeneración en movimiento? (gab../flickr)

Según ustedes, ¿cuál es la relación de los jóvenes con Europa en general?

Michel Fize: Vivimos en un mundo abierto y, frente al espíritu sedentario de nuestro pueblo, los jóvenes han decidido apostar por la movilidad. Esto está relacionado, evidentemente, con el dinamismo propio de su edad, pero también con algunas evoluciones recientes. Internet ha acelerado la movilidad. Ahora se es consciente de pertenecer a un mismo mundo, se tiene el sentimiento de que el mundo entero está a un clic de ratón. Por eso, a los jóvenes de hoy les gusta viajar. Pero son ante todo estudiantes que gozan de condiciones de vida privilegiadas. Son esos jóvenes los que hacen que Europa se mueva hoy en día.

¿Puede hablarse de una eurogeneración? En caso afirmativo, ¿cuáles son sus características?

Olivier Galland: No se puede hablar de una verdadera eurogeneración. Los modos de vida y los valores de los jóvenes en Europa siguen estando muy diversificados. Un joven danés se parece más a un adulto danés que a un joven francés, y al revés. Está claro que hay tendencias comunes: la individualización, el hecho de que cada uno quiera elegir su propia manera de vivir y su forma de pensar. Es una tendencia que recorre toda Europa. Pero el grado de difusión de este proceso de individualización sigue siendo muy variable. Hay países que siguen estando mucho más atados a la tradición y a los valores del pasado: sobre todo los países católicos del sur de Europa.

Michel Fize: Sí que existe una eurogeneración. Va unida a un estatus, el de estudiante. La personalidad y las condiciones de educación también juegan un papel importante. La eurogeneración de hoy en día nació en familias que están acostumbradas a viajar. Esta nueva generación vio la luz con la aparición de la cultura joven de los años 60. Con el desarrollo del movimiento rock’n’roll, la música se convirtió en un polo de unión, y en los años 1968 y 1969, los jóvenes se sentían al fin ciudadanos del mundo.

¿Ha evolucionado el sentido de la palabra ‘Europa’en el curso de una generación?

Olivier Galland: En general, los jóvenes se sienten relativamente poco concernidos por Europa como institución. Su sentimiento de pertenencia está más bien relacionado con sus lazos locales. Pero al mismo tiempo, pienso que la idea de Europa, entendida como un espacio común dentro del cual se puede viajar, intercambiar, incluso trabajar, ha ido ganando terreno. Podríamos llamarlo el efecto Erasmus, a pesar de que este fenómeno afecta a, relativamente, pocos jóvenes.

Precisamente: ¿es el Erasmus solo una moda, relacionada por ejemplo con el éxito de la película Una casa de locos?

Michel Fize: Es la segunda razón del viaje: el viaje utilitario. Hoy en día hace falta dominar varias lenguas y conocer otras culturas para estar al tanto de las evoluciones económicas del momento. El proyecto Erasmus responde a esa nueva necesidad, pues permite estudiar en el extranjero. En cierto sentido, abrirse a Europa permite reunir placer y necesidad. A veces es más agradable estudiar en Barcelona que en su país de origen, ¡y además eso te abre perspectivas profesionales!

¿Cómo será la eurogeneración del futuro?

Michel Fize: La evolución de la economía puede tener una doble incidencia. La primera consecuencia es la expatriación. Hoy en día muchos jóvenes franceses se marchan a trabajar a Londres, porque Inglaterra ofrece muchas más ventajas en cuanto a inserción profesional se refiere. En efecto, Francia suele describirse como el país del diploma, y para un joven francés resulta más fácil ganarse la vida en un país anglosajón si no ha eternizado los años de estudio, por ejemplo. Como todos saben, la economía es frágil y no incluye a los jóvenes, sobre todo en Francia. De media, la tasa de paro entre los jóvenes es dos veces más alta que entre los adultos en los principales países europeos. Eso evidentemente incita a marcharse para probar suerte en otro lugar de Europa. Pero el efecto inverso también puede ocurrir. La segunda consecuencia de la economía sobre el futuro de la eurogeneración es la tendencia a plegarse sobre uno mismo. Cuando las cosas salen muy mal, cuesta moverse, sobre todo porque viajar supone disponer de suficiente dinero para hacerlo. ¡El futuro de la eurogeneración está por tanto estrechamente ligado al de la economía europea!

Olivier Galland: Le toca, en parte, a esa generación construir su futuro, y en este sentido, es chocante ver el contraste entre el optimismo de los jóvenes del norte de Europa y el pesimismo de los del sur, sobre todo el de los jóvenes franceses. Ese pesimismo tiene, desde luego, razones objetivas (la gran tasa de desempleo entre los jóvenes, la desorganización del sistema educativo…), pero también evidencia una crisis de confianza. El trabajo de los políticos tiene que volver a dar confianza a esta generación ansiosa y algo fatalista.

Michel Fize, sociólogo en el CNRS (Centro de Etnología Francés), especialista en cuestiones de adolescencia, de juventud y familia. Autor del Libro negro de la juventud, Essai (Poche), Enero de 2007 (michel.fize@club-internet.fr).

Olivier Galland, sociólogo, director de investigación en el CNRS (Grupo de estudios de métodos de análisis sociológico). Autor del ensayo titulado ¿Son los jóvenes europeos individualistas?, dentro de Los valores de los jóvenes europeos, Galland, Roudet (dir), Editorial la Découverte, 2005.

(Foto en portada: gab../flickr)

Translated from L’Eurogénération : un portrait croisé