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Eurocopa 2008, cuando el fútbol también es política

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Lifestyle

El torneo continental de fútbol comienza el siete de junio. Sobre el terreno de juego: los equipos. Detrás: las naciones. Una serie de partidos memorables, donde no solo se compite por un trofeo.

Extraños caprichos del destino, en un deporte tan especial como es el fútbol, lo impredecible se vuelve una de sus principales características. A menudo una selección tiene con todas las de ganar sobre el terreno, pero nunca se puede estar seguro. En el campo de juego confluyen otras circunstancias particulares: selecciones que tienen una rivalidad no solamente deportiva sino también histórica, cultural, social… La próxima Eurocopa será la enésima muestra de ello.

Inglaterra contra Argentina, Dios y la Tatcher sobre el campo

Muchos recuerdan el inolvidable Argentina-Inglaterra de 1986: cuando la ‘Mano de Dios’ se convirtió en una leyenda futbolística. La victoria, que Diego Armando Maradona atribuye al más allá y que los ingleses consideran un error arbitral, se produjo en un momento de tensión por la guerra entre ambos países que comenzó en 1982 con la ocupación argentina de las islas Malvinas, repelida por el gobierno de Margaret Tatcher, la dama de hierro. Maradona firmaría la victoria a lo grande: saliendo desde el medio del campo, regateando a seis adversarios –entre ellos el portero- y marcando el segundo gol (con toque de mano incluido), un tanto que será recordado como los más bellos de la historia de este deporte.

En el Mundial de Francia, estos dos países se encontraron cara a cara nuevamente. Los argentinos volvieron a ganar, esta vez con menos gloria, en los penaltis. También en el Mundial del 98 se disputó el Estados Unidos-Irán, un partido blindado por la seguridad a causa de las fuertes tensiones entre ambos países y que ganó, 2 -1, el equipo persa.

El Anschluss de 2008

La próxima Eurocopa ofrece, desde este punto de vista, al menos cinco encuentros con un fuerte significado. Empezando por los mismos anfitriones: la selección de Austria se encuentra encuadrada en el grupo B donde se enfrentará con Alemania. Los germanos son considerados el vecino poderoso, el país que a menudo ha oscurecido sus sueños de gloria. El Anschluss (anexión) de 1938 es un desagradable recuerdo y parece clara la satisfacción que se alcanzaría con una victoria futbolística.

En el mismo grupo, Austria también se enfrentará a Croacia. Las ganas de vencer serán grandes para los eslavos –más allá de los 11 jugadores- , en especial para los miles de croatas que pueblan el Burgenland, región austriaca donde la comunidad croata está presente desde el siglo XV.

Los turcos en Suiza

Otro partido caliente será el Alemania-Polonia, replica del encuentro celebrado en Dortmund durante el Mundial 2006. A pesar del paso del tiempo, la modernización tecnológica y los cambios, la memoria pre y post 1939 está todavía latente. Hace dos años, los periódicos polacos se dedicaron a recordar la batalla de Grunwald en 1410 (histórica victoria del ejército polaco-lituano) para animar a la selección.

Los medios de comunicación recurren a la Historia para animar a sus selecciones nacionales

Los recuerdos son todavía tensos, pero el tiempo proporciona una mayor distensión, que debe ser alcanzada por ambas partes. No debemos olvidar que dos de los delanteros alemanes de mayor prestigio, Miroslav Klose y Lukas Podolski, tienen ascendencia polaca.

Pasando a los otros anfitriones, habrá un encuentro para no perderse. El Suiza-Turquía tiene, en efecto, un precedente un tanto inquietante: en Estambul en 2005, los jugadores suizos fueron mal recibidos en el aeropuerto y, acabado el encuentro sufrieron agresiones por técnicos y jugadores turcos, sin que las fuerzas del orden público hicieran nada al respecto. Sin embargo, también un jugador de la selección helvética fue actor de acciones violentas.

Los turcos residentes en Basilea son unos 12.000, venidos a la zona renana en los años ochenta. “Es necesario que exista fraternidad e integración, y los pilares para que todo vaya bien están listos”, declaró el alcade de Basilea, Guy Morin. “Durante noventa minutos nos enfrentaremos al adversario en el terreno de juego, pero queremos disfrutar del pre y del post encuentro para aprender a conocernos y para encontrarnos de una manera cercana”.

Este ejemplo de integración podría ser tomado en consideración por Italia en su partido contra Rumanía. Casi 500.000 rumanos viven en la península itálica, número que va en aumento desde de 2002, cuando se abrieron las fronteras al país europeo. El nuevo gobierno, después de la ley Bossi-Fini, escudándose en la creciente inseguridad, promueve el cierre de los asentamientos gitanos, la expulsión de los delincuentes y el bloqueo de las fronteras.

El diálogo es necesario para hacer que la integración no sea solamente un espejismo. Empezar por el fútbol podría ser ya un primer paso.

Translated from Europei 2008: quando il calcio è politica