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Estrategia de Lisboa: Cómo situar a Europa en el mundo

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Política

La situación geopolítica privilegiada de Europa está en peligro. En un contexto de globalización, cambio climático y demográfico, y carestía de energías y alimentos, Europa piensa en su estrategia.

Algo está cambiando. Si de verdad se ponen en marcha los objetivos de la Comisión Europea para 2020 en materia de medioambiente y eficiencia energética, estaremos asistiendo a la materialización de una auténtica política industrial. Al menos es la conclusión que se maneja en las últimas semanas entre los analistas económicos europeos, acostumbrados desde hace dos décadas a prácticas liberales alérgicas a las políticas industriales activas por parte de la Comisión Europea.

Imagen de Sagabardon / FlickrApostar por el sector industrial europeo es, además, una de las recomendaciones de Laurent Cohen-Tanugi, al que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, le ha encargado elaborar para la presidencia semestral europea, que detenta el país galo en la actualidad, un informe que proponga una estrategia europea para la mundialización. Es decir, la proyección de 2011 a 2015 de la Estrategia de Lisboa para convertir a la economía Europea en la más competitiva del mundo.

Todavía lejos de los EE. UU.

Imagen, OCDEEl PIB por habitante de la UE sigue siendo inferior al 70% del de los EEUU. Como hace 20 años. Según datos de la OCDE, mientras en los EEUU cada habitante trabaja una media de 865 horas al año, en la UE sólo lo hace 726. Mientras en Japón y EE. UU. el 40% y el 38% de la población respectiva posee un diploma universitario, en Suecia o Francia los porcentajes solo ascienden al 30% y el 25% en cada cual. Si en EEUU se publican más de 750 artículos científicos por cada millón de habitantes, la UE no llega a los 600. Todo, a pesar de las políticas de liberalización practicadas en nuestro continente desde hace más de 15 años.

Con estos datos, la Estrategia de Lisboa adoptada en 2000 y renovada en 2005 “corre el riesgo de aparecer como un fracaso en 2010”, afirma el abogado Cohen-Tanugi. “Una perspectiva que se atenuaría si se trazan desde ya nuevas perspectivas hasta el horizonte de 2015”, remata.

Euromundo 2015: moldear la mundialización

La nueva consigna, a propuesta de la presidencia semestral francesa de la UE, es que la Unión debe “moldear la mundialización”. Un mensaje que los políticos de cada país trasladan a sus opiniones públicas respectivas: “La UE debe gobernar la mundialización y sus efectos perniciosos, como la subida del precio de las energías y de los alimentos”, se extrae de los discursos del gobierno español. Cohen-Tanugi critica que muchos gobiernos digan que la UE sirve para proteger a los ciudadanos de la globalización, en vez de para ayudarles. Si bien, existen países, como los nórdicos –más pequeños, más homogéneos-, que llevan aplicando la Estrategia de Lisboa desde los años noventa, antes de que existiera siquiera.

Cohen-Tanugi, pues, tiene en mente varias prioridades. “Como la marca ‘Lisboa’ no tiene pegada y se confunde con el Tratado de Lisboa, propongo otra nueva: Euromundo 2015”, lanza Cohen-Tanugi. ¿Bastará con este ejercicio de márquetin?

Un 10% más al año para investigar

Innovación, educación y reforzamiento del sector industrial son sus prioridades. Si la inversión pública en investigación y desarrollo en la UE es un 20% inferior a la estadounidense, Cohen-Tanugi cree que se debe exigir a los Estados miembro aumentar un 10% cada año su presupuesto en investigación, hasta alcanzar los objetivos previstos por la Estrategia de Lisboa. Ello tiraría del sector privado en la misma dirección, sobre todo si la investigación pública se convierte en una de los principales intereses de la Unión en los próximos presupuestos generales. Hay casos de ineficiencia reveladores: la obligación de traducir e inscribir una demanda de patente en cada país miembro para que esta se reconozca a nivel comunitario multiplica por 11 el coste de dicho trámite comparado con los EE. UU. y por 14 en relación a Japón.

Más universitarios

Foto, Wonderlane / FlickrEn cuanto al sistema universitario, se subraya en este informe publicado en abril pasado que los EE. UU. consagran el 3,3% de su riqueza a sus universidades contra el 1,3% de la UE: el sistema público norteamericano pone más medios que los europeos; se gasta 36.500€ por estudiante frente a los 8.700 de la UE. El nuevo objetivo es que se alcance el 3% del PIB invertido en universidad, que el 50% de los europeos obtenga un diploma universitario y que el número de universidades europeas de la clasificación de Shanghái según la excelencia se multiplique. Una de las recetas propuestas es subir las tasas universitarias.

Por último, para impulsar una política industrial europea, Cohen-Tanugi insiste en abordar el tabú de sus paisanos, la Política Agrícola Común. Propone renacionalizarla, devolverla a los Estados para usar el presupuesto sobrante en las políticas industriales basadas en el apoyo a las tecnologías verdes y ahorro energético. Una propuesta que contrasta con la nueva política agrícola aprobada por los EE. UU., copia casi idéntica de la PAC comunitaria.