Estampida Wikileaks: Así percibe Washington las alturas de Europa
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El portal Wikileaks le ha dado la vuelta a la piel de la política internacional para que podamos ver sus capilares, arterias y cartílagos; este entramado sanguinolento (250.000 documentos arrancados al departamento de Estado norteamericano) incluye retratos al natural de los dirigentes europeos.
Desde el complejo absolutista de Sarkozy a las resacas de Berlusconi, recorremos Europa con los ojos del Tío Sam.
No se sabe exactamente cómo ha ocurrido la mayor filtración de la historia, pero hay algunas pistas: la Casa Blanca desarrolló tras el 11-S una especie de internet gubernamental para agilizar las comunicaciones oficiales, con diferentes grados de reserva (ninguna de las filtraciones llega a Top Secret); entre diplomáticos, políticos y servicios de seguridad, se calcula que aproximadamente 3 millones de estadounidenses tenían acceso a los documentos obtenidos por el portal Wikileaks (cuyo modus operandi se mantiene secreto). Por eso el Pentágono ha creado un gabinete especial de 120 personas dedicadas exclusivamente a amortiguar los duros golpes que propina la página web (los últimos: centenares de miles de informes sobre Afganistán e Iraq); en este caso, la Casa Blanca lleva ya varios días previniendo a sus aliados para suavizar el trauma.
Aparte de la falta de escrúpulos (el espionaje a altos miembros de Naciones Unidas, incluido el secretario general) y los asuntos más graves (las conversaciones con los países árabes sobre una posible invasión de Irán), los informes revelan la obsesiva precisión de la diplomacia estadounidense, una máquina sensible incluso a la mirada y la forma de hablar de quienes toman las decisiones.
Zapatero, el Zorro
En España los retratos son bastante anodinos: José Luis Rodríguez Zapatero sería un político oportunista, más pendiente de los votos que del bien común; sin embargo, el Rey es bien visto (hasta se dan consejos para caerle simpático). El volumen de información generado por la embajada norteamericana en Madrid crece cuando llega al poder la izquierda “trasnochada y romántica” en 2004, culpa, según ellos, de la mala gestión del PP durante los atentados del 11-M. Hay conversaciones secretas, sondeos y presiones a españoles influyentes (empresarios, secretarios de Estado) con diversos objetivos (economía, cuestiones judiciales). Salvo la retirada de Iraq y las relaciones con Cuba y Venezuela, la política exterior española no plantea muchas preocupaciones.
Un pequeño emperador pro-Washington
Nicolas Sarkozy empezó siendo percibido como el presidente francés más pro-americano desde la segunda guerra mundial, un amigo del footing, las Ray Ban y George W. Bush, a quien incluso declaró su admiración en persona antes de llegar al Elíseo. Pero con el paso del tiempo fueron aflorando determinados tics: “autoritario” y “susceptible” son algunos de los adjetivos dedicados últimamente al mandatario francés, el “emperador desnudo”, un dirigente tan sediento de protagonismo que conviene vigilar sus movimientos.
El fiestero y la sosa
Silvio Berlusconi es “irresponsable, vanidoso e ineficaz como líder europeo moderno”; alguien “débil física y políticamente”, que “no descansa lo suficiente después de sus constantes juergas”. La canciller Angela Merkel tiene “aversión al riesgo”, “es poco creativa” y le falta determinación. Los diplomáticos estadounidenses también reflejan las tensiones internas del Gobierno alemán, especialmente entre los ministros de Defensa y Exteriores, opuestos en asuntos tan delicados como Afganistán.
Batman, Robin y el adicto
En los confines de Europa, el presidente ruso, Dmitry Medvedev, es visto como el “Robin del Batman Putin”, una personalidad “desdibujada y dubitativa” que sigue bajo el dominio de su predecesor, el “macho dominante”, el verdadero amo de Rusia. Con un pie en Asia, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, es obstinado, hiperactivo y arrogante, un adicto al trabajo con un proyecto poco claro que podría incluir la islamización forzosa de su país (hay “pruebas circunstanciales”, según la embajada de Ankara).
La mayoría de los Gobiernos ha reaccionado con aparente serenidad, condenando la filtración, quitándole importancia y poniéndose al lado de Washington. Pero es probable que a más de uno le suden las manos al pensar: después de Iraq, Afganistán y el espionaje, ¿qué será lo siguiente?
Fotos: portada: (cc) h.koppdelaney/ Angela Merkel: World Economic Forum/cortesía de Flickr